Francisco, nuevo Papa

La habitación 109 está pagada

El Pontífice quiso abonar su estancia en la residencia donde se alojó en el precónclave, pero la dirección no le dejó pagar

La habitación que ocupó
La habitación que ocupólarazon

Tenía billete de vuelta a Buenos Aires para el día 23. Ya no lo utilizará. El hasta ayer cardenal Bergoglio tenía planeado regresar a casa y continuar al frente de la principal diócesis de Argentina. No se veía papable. Pero una votación se lo impidió y ayer por la mañana acudió precisamente al que había sido su hogar para saldar las deudas contraídas como inquilino. Al igual que el resto de purpurados del Colegio cardenalicio, disponía de un coche para trasladarse del alojamiento al Vaticano, pero lo rechazó. No en vano forma parte de su cotidianidad en la capital argentina. Todos los días se enfundaba una capa que cubría toda la sotana para intentar pasar desapercibido y sin paraguas a pesar de la lluvia que estos días de atrás ha caído sobre Roma. Así era su camino desde la Residencia Internationalis Paolo VI, localizada junto a la Plaza Navona muy cerca del Panteón y a poco más de diez minutos a pie de la Plaza de San Pedro. El edificio fue en su momento una de las primeras fundaciones de la Compañía de Jesús, aunque desde el año 1999 Juan Pablo II la instituyó como una fundación destinada a ofrecer hospitalidad a eclesiásticos que hacen parte del servicio diplomático de la Santa Sede o que trabajan en la Curia romana, así como a cardenales, obispos y sacerdotes que llegan a Roma para visitar al Papa o para participar de eventos organizados por la Santa Sede.

Durante el precónclave, también se hospedaron allí otros dos cardenales, el de Montreal –Jean-Claude Turcotte– y el de Kinshasha –Laurent Monsengwo–. Según ha podido confirmar LA RAZÓN, Bergoglio ocupaba la habitación 109 desde que llegó a Roma el pasado 27 de febrero, una habitación sencilla a la que volvió ayer en torno a las ocho y media de la mañana para recoger su maleta. Quiso llevarla él mismo hasta el coche, pero su secretario se lo impidió. De la misma manera, quiso pagar la cuenta, pero los responsables de la residencia no lo permitieron. Eso sí, antes de marcharse quiso saludar uno por uno a todos y cada uno de cuantos trabajan en el centro. Las tarifas rondan los 60 euros diarios con el desayuno incluido, que suben a 72,50 euros en régimen de media pensión y 85 euros en pensión completa.

«Siempre llamaba a la residencia «mi primera casa en Roma». Ahora entendemos que ya somos la segunda», comenta el padre Pawel Rytel Andrianik, profesor de Sagrada Escritura en la Universidad de la Santa Croce, que vive de forma permanente en este alojamiento romano. «Durante estos días ha hablado con todos, en el comedor, en los ascensores. Unas veces de fútbol, otras de la realidad de la Iglesia», explica el sacerdote, que le describe como una persona «sencilla, diría más, sencillísima». La misma impresión se lleva Mateo, que durante las últimas semanas le ha visto entrar y salir desde su puesto de venta de flores situado justo enfrente de la residencia: «Costaba reconocerlo como cardenal, pasaba especialmente desapercibido, parecía un sacerdote más».