Francisco, nuevo Papa

Más de 15.000 efectivos velarán por la seguridad

El Papa saluda a los fieles en la puerta de Santa Ana
El Papa saluda a los fieles en la puerta de Santa Analarazon

CIUDAD DEL VATICANO- Más de un millón de personas y de 150 delegaciones políticas participarán mañana en la misa de inicio de pontificado del Papa. Las autoridades desplegarán a 15.000 efectivos de seguridad, el mismo dispositivo movilizado tras la muerte de Juan Pablo II. La entronización de un Papa es una de esas ocasiones en las que se concentran, en un reducido espacio y por un breve espacio de tiempo, decenas de mandatarios de todo el mundo. Así sucederá mañana. De momento, 60 han confirmado su asistencia, pero las autoridades romanas esperan la presencia de unas 150. De momento, ayer llegó la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, que aterrizó por la tarde en el aeropuerto de Ciampino. En Roma, Kirscher estará acompañada por once representantes de las principales instituciones argentinas. Lejos de las comentadas enemistades entre los Kirchner y el arzobispo de Buenos Aires, el Gobierno argentino se ha volcado con su compatriota y ha movilizado a un nutrido grupo para arropar al Papa en la misa de inicio de su pontificado. El esperado encuentro entre la mandataria argentina y el Papa se producirá hoy, durante el que será el primer almuerzo que Francisco comparte con un jefe de Estado. Será en la residencia de Santa Marta, donde estuvieron alojados los cardenales durante el Cónclave y donde todavía se encuentra el Papa, ya que aún no ha tomado posesión de las dependencias del Palacio Apostólico. La delegación española estará encabezada por los Príncipes de Asturias, Don Felipe y Doña Letizia, que se estrena en estas lides, en representación del Rey, aún convaleciente por su última operación. La comitiva española la completan el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y los ministros José Manuel García-Margallo, Alberto Ruiz-Gallardón y Jorge Fernández Díaz.Si bien no es la primera vez que Roma alberga un acontecimiento de tal calibre, la ciudad está preparada con medidas de seguridad que se vienen maximizando desde hace varios días. La Columnata de Bernini que rodea a la plaza de San Pedro está pertrechada de escáneres por los que han de pasar todos los bolsos y mochilas. La Polizia y los Carabinieri custodian noche y día las inmediaciones de San Pedro y se ha recurrido a la Guarda di Finanza –similar a la Guardia Civil– y a la Guardia Forestale para reforzar la protección. Las autoridades romanas estiman que más de un millón de personas asistirán al evento. Por ello, se van a implementar de nuevo las medidas organizativas y de seguridad empleadas durante la muerte de Juan Pablo II y la entronización de Benedicto XVI. La alcaldía de Roma no parece alterada por las proporciones ni el número de fieles, sino más bien por los recorridos blindados que tendrán que disponer para más de 150 delegaciones gubernamentales. Se ha previsto cortar varias calles aledañas al Vaticano lo que complicará la vida romana dado que se trata de una jornada laborable. Además, se prevé que el grueso de los fieles provenga de Latinoamérica, con el consiguiente refuerzo de seguridad en las dependencias aeroportuarias.