JMJ de Río
Una despedida «con morriña»
«En breves instantes dejaré su patria para regresar a Roma. Marcho con el alma llena de recuerdos felices; y éstos –estoy seguro– se convertirán en oración». Con estas emotivas palabras se despedía ayer por la tarde Su Santidad en el aeropuerto de Galeão/Antonio Carlos Jobim de Río, utilizando hasta en diez ocasiones el término «saudade», una palabra portuguesa muy similar a «morriña» para expresar su agradecimiento a los brasileños. Francisco, que llegó al aeropuerto cargando su propio maletín como lo había hecho al salir del Vaticano, fue despedido en la pista del aeropuerto internacional de Río de Janeiro por el vicepresidente brasileño, Michel Temer, por el ministro de Relaciones Exteriores, Antonio Patriota, y por otras autoridades del país. En su intervención, tuvo palabras para todos. «Doy las gracias a la señora presidenta –refiriéndose a Dilma Rousseff– por haberse hecho intérprete de los sentimientos de todo el pueblo de Brasil hacia el Sucesor de Pedro. Agradezco cordialmente a mis hermanos obispos y a sus numerosos colaboradores que hayan hecho de estos días una estupenda celebración de nuestra fecunda y gozosa fe en Jesucristo». Pero si en la semana que han durado los actos de la JMJ, los verdaderos protagonistas de las ceremonias religiosas han sido los jóvenes, ayer Su Santidad no pudo olvidarse de quienes dan vida a la reunión religiosa. «Tengo la certeza de que Cristo vive y está realmente presente en el quehacer de innumerables jóvenes y de tantas personas con las que me he
encontrado en esta semana inolvidable. Gracias por la acogida y la calidez de la amistad que me han demostrado». Además, se encargó expresamente de que « Dios los bendiga por este testimonio tan bello de participación viva, profunda y festiva en estos días. Muchos de ustedes han venido a esta peregrinación como discípulos; no tengo ninguna duda de que todos marchan como misioneros. Con su testimonio de alegría y de servicio, ustedes hacen florecer la civilización del amor». La visita de Francisco al Santuario de la Virgen de Aparecida fue narrada por los medios de comunicación ya que se convirtió en uno de los primeros actos importantes de la agenda papal. Y el Pontífice no subió al avión sin antes dedicarle unas frases. «En aquel amado Santuario he pedido a María que refuerce en ustedes la fe cristiana, que forma parte del alma noble de Brasil, como de tantos otros países, tesoro de su cultura, voluntad y fuerza para construir una nueva humanidad en la concordia y en la solidaridad». Así , el Papa lanzaba la última sonrisa a los cariocas y la ciudad se disponía a apagar los motores de esta JMJ.
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