«Robocop»: Triste hombre de hojalata

«Reboot», «remake»... Bueno, es más simple, una nueva versión de aquel clásico estrenado a finales de los 80 lo llama el propio director de la película, José Padilha, autor de la celebrada «Tropa de élite» (2007). Entonces, cuando Verhoeven rodó su hemofílica película, los videojuegos no marcaban tanto el paso al cine en el ritmo y la estética, ni existía aún la saga «Transformers», por ejemplo, influencias evidentes en la cinta realizada por Padilha, un respetable y entretenido filme que no posee, sin embargo, nada del sarcasmo ni los excesos de la predecesora, pero sí unos efectos especiales impactantes (cuando contemplamos «desnudo» al protagonista, ese policía abrumado por el futuro que le aguarda, resulta aterrador) y un mensaje más existencialista y crítico sobre la manera en que los poderosos tipos de negocios guían los designios del mundo manipulando a los seres humanos, simples marionetas o, ya puestos, robots programados para aumentar los ceros de sus inmoralmente abultadas cuentas corrientes. Sin olvidar tampoco el repaso de Padilha a la manipulación de los medios, aquí simbolizados en el salvaje presentador televisivo que encarna un estupendo y repeinado Samuel L. Jackson. Da el mismo miedo este personaje que el villano de turno. Y me quedo corta.