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Dolor pélvico crónico

Los síntomas pueden incluir dolor con pesadez o una sensación de plenitud

A medida que se acumula presión en las venas pélvicas, éstas se dilatan
A medida que se acumula presión en las venas pélvicas, éstas se dilatanDreamstimeDreamstime

Definimos al dolor pélvico crónico (DPC) como una molestia constante o intermitente que persiste durante al menos seis meses. El DPC es común en todo el mundo y representa hasta el 10% de las visitas a un ginecólogo. Si bien puede ocurrir en mujeres en cualquier momento de la vida, afecta a hasta una de cada seis en edad fértil. El impacto en la calidad de vida puede ser sustancial. Existen muchas causas que incluyen endometriosis, fibromas, afecciones urinarias o intestinales y trastornos de las venas pélvicas. Cuando las válvulas en las venas de la pelvis y los ovarios no funcionan, o las venas tienen un bloqueo (obstrucción), la sangre puede acumularse en las venas pélvicas. Este flujo en la dirección incorrecta se conoce como reflujo. A medida que se acumula presión en las venas pélvicas, éstas se dilatan. Aunque en muchas mujeres esto no causa síntomas, en otras el reflujo puede originar DPC y es la segunda causa más común de este dolor, solo después de la endometriosis. Se estima que en las pruebas realizadas por otros motivos, hasta el 47% de las féminas tienen varices pélvicas. No está claro por qué algunas con reflujo venoso tienen dolor, mientras que otras no. Existe un escenario similar con las venas varicosas en la pierna. Los síntomas pélvicos pueden incluir dolor con pesadez o una sensación de plenitud. Las mujeres pueden tenerlos después de las relaciones sexuales y, en ocasiones, tardan horas en resolverse. Además la clínica se relaciona con la necesidad de orinar con frecuencia o tener un mayor dolor al estar de pie por mucho tiempo o después del ejercicio. Todos estos síntomas empeoran los días de menstruación. Algunas mujeres con este problema tienen venas abultadas en la vulva y el área labial. A menudo también se producen hemorroides. Quienes presentan venas varicosas vulvares pueden o no tener síntomas pélvicos. Los síntomas vulvares típicos incluyen pesadez, dolor, latidos y picazón. Las venas varicosas vulvares a menudo ocurren durante el segundo o tercer embarazo de una mujer y a menudo mejoran después del parto. El reflujo venoso puede extenderse desde el área vulvar hasta las piernas. Los síntomas son similares a las venas varicosas en la pierna que no provienen de la pelvis (pesadez, dolor, hinchazón, latidos y picazón). El patrón de las venas varicosas generalmente es diferente de las venas varicosas no pélvicas, y los síntomas tienden a ser cíclicos y empeoran durante la menstruación o después del ejercicio.