Salud
Entre insuficiencias de 2019 y deseos para 2020
El año 2019 concluye y el balance que puede hacerse de las medidas impulsadas por el Gobierno –así como sus efectos tangibles- para procurar el progreso en el Sistema Nacional de Salud (SNS) no es todo lo positivo que el conjunto del sector sanitario desearía.
Es cierto que se han impulsado avances destacados en el ámbito de la sanidad electrónica –mayor implementación e interoperabilidad–; en la compra centralizada –nuevas convocatorias de medicamentos, de vacunas y de productos sanitarios-; en las plazas MIR –ampliación del número–; en la donación y el trasplante de órganos –líderes mundiales un año más-… pero también es verdad que acciones comprometidas por el Ejecutivo como el marco estratégico de atención primaria, el plan frente a las pseudoterapias, la ampliación de prestaciones de salud bucodental en la cartera pública, la supresión de los “copagos” en farmacia, el plan para mejorar la composición de los alimentos, la renovación del protocolo con la industria farmacéutica innovadora, la suscripción de acuerdos con las patronales de los medicamentos genéricos y biosimilares, el plan nacional de salud y medio ambiente… no han terminado de concretarse, de ser llevadas a la práctica o de hacer realidad las mejoras pretendidas.
Otros hechos como el “Brexit” y las elecciones generales celebradas en abril y en noviembre –así como los comicios autonómicos y europeos acontecidos en mayo– tampoco han favorecido, precisamente, la estabilidad política, institucional y presupuestaria que requiere el sistema sanitario para evolucionar al ritmo, con la profundidad y en la dirección que el contexto sociodemográfico, epidemiológico y económico de nuestro país requiere.
No obstante, el cuidado de la salud siempre ha de estar por encima de cualquier coyuntura. Por eso 2020 ha de ser el año, sino del ansiado Pacto de Estado por la Sanidad, sí, cuanto menos, de la orientación definitiva del modelo asistencial hacia la integración sociosanitaria, hacia las enfermedades crónicas como prioridad y hacia una atención humanizada, integral, personalizada y capaz de garantizar una respuesta plenamente satisfactoria y sostenible a nuestras necesidades; 2020 ha de ser el año del nuevo modelo de financiación para el SNS, del baremo de daños derivados de la actividad asistencial, del nuevo reglamento del Consejo Interterritorial, del “plan renove” de equipamiento tecnológico, de la “troncalidad”, del cumplimiento de los acuerdos de estabilidad laboral y mejora salarial para los profesionales suscritos con los sindicatos de clase en 2017 y 2018.
Habrá a quién le parezca una lista de deseos dirigida a los Reyes Magos… pero, como escribió Dickens, creo que es necesario hacer “honor a la Navidad en el corazón y procurar mantener su espíritu a lo largo de todo el año”. Considero que los partidos políticos y el conjunto de las administraciones sanitarias deben trabajar sin descanso en este 2020 desde la solidaridad, la esperanza, la reconciliación… propios de estas fechas, aunando voluntades, esfuerzos y recursos para que el año que ahora comienza sea verdaderamente próspero para nuestro SNS y, lo que es más importante, para la salud de todos los españoles.
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