Salud

Tomás Cobo: “Tenemos que ir hacia el 7% del PIB para mantener el modelo”

Entrevista al vicepresidente de la Organización Médica Colegial (OMC) y la Unión Europea de Médicos Especialistas

Tomás Cobo, vicepresidente de la Organización Médica Colegial (OMC) y la Unión Europea de Médicos Especialistas
Tomás Cobo, vicepresidente de la Organización Médica Colegial (OMC) y la Unión Europea de Médicos EspecialistasJOSE LUIS PINDADOLa Razón

Nacido en Santander, es licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Cantabria (X promoción) y especialista en Anestesiología y Reanimación. Trabajó durante once años en Reino Unido: en Stafford District General Hospital (de 1989 a 1991); en el Medway General Hospital (del 91 al 93); en el Queen Mary*s Hospital and Queen Elizbeth Military Hospital de Londres (del 93 al 94) y en el William Harvey Hospital (Ashford, Kent) entre 1994 y 1998. Y ha sido presidente del Colegio de Médicos de Cantabria de 2011 a 2017. Previamente había ejercido como vocal de médicos de hospitales en dicha entidad colegial.

-Acaba de tomar posesión como vicepresidente de la Unión Europea de Médicos Especialistas (UEMS)...

-Sí, este viernes viajé a Bruselas para eso. Esta institución agrupa a 1.600.000 médicos especialistas de todo el entorno europeo. Somos 28 países miembros y cuatro países observadores. Trabaja sobre tres ejes: la formación postgrado; la formación médica continuada; y los protocolos de calidad de la asistencia. El primer eje elabora los requerimientos de formación especializada. En el segundo lo que se hace es acreditar esa formación, que sea de un contenido altamente científico y que esté libre de conflicto de intereses. Esos créditos que proporciona la UEMS son un poco como la moneda euro, y se «cambian» por el dólar, que son los créditos que da la Asociación Médica Americana, con la que existe un convenio para convalidar créditos entre ambas instituciones. En cuanto a los protocolos de calidad asistencial y seguridad clínica, se pretende que esos protocolos sean homólogos en toda Europa y que haya unos estándares mínimos para que se consiga la excelencia.

-¿Cuál va a ser su papel?

-Hay cuatro vicepresidencias que recogen los distintos entornos de Europa: norte, este, centro y sur, donde voy a trabajar yo. Y, en este proceso de formación postgrado y esa formación continua, se busca que esa expansión la hagamos a los entornos iberoamericanos aprovechando que hablamos la misma lengua.

-Ahora que, por fin, tenemos Gobierno, ¿qué peticiones tienen que hacer al nuevo ejecutivo desde el punto de vista de la profesión médica?

-Lo primero, la máxima cordialidad y la máxima colaboración. Tenemos que buscar puntos comunes de encuentro porque sí que hay un problema –no sólo en España sino en los gobiernos europeos– y es que tienen muchas dificultades para financiar los servicios públicos de manera adecuada. Y, al no existir esta financiación, la responsabilidad se traspasa a los profesionales, que llevamos la carga. La verdad es que es nuestro deber, y en este periodo de tremenda crisis hemos tenido que sacar músculo y sostener el sistema a base de trabajar mucho y con poco tiempo. Además, la complejidad del cuidado de la salud se incrementa por la edad, la cronicidad, la pluripatología... y todo eso aumenta más los problemas. Por ello, el horizonte que deberíamos marcarnos es un refuerzo del modelo que tenemos, que es la clave de nuestro Estado de Bienestar: un sistema universal, público y gratuito. Y en eso no hay ninguna duda y hay una alianza con todos los gobiernos, como no puede ser de otra manera. Pero sí que tenemos que ir hacia un horizonte de un 7% del PIB para Sanidad para mantener este modelo.

-Nuestro modelo sanitario es un referente en el mundo, pero hay muchas reformas que acometer. ¿La más urgente sería entonces la financiación?

-Es importante sin duda, y es difícil, porque entiendo las presiones financieras, pero el Gobierno necesita apostar por un modelo sanitario que sea público universal y gratuito. Pero tenemos muchas cosas en contra para mantenerlo. Hay una industria farmacéutica y tecnológica que ha adquirido un gran poder rozando, en algunas ocasiones, inaceptables conflictos de interés, de ahí la tremenda importancia en la profesión médica de reforzar la ética y deontología. También hay una fascinación tecnológica y, a veces, nos hace falta una Medicina más prudente y realista. Y existe una tendencia social, el neomalthusianismo, una conciencia social de no abandonar a los más pobres y los más frágiles. En esa línea, tenemos que establecer alianzas con la Administración, defendiendo los principios de la profesión médica. Tenemos que ver, también, la feminización de la Sanidad, no como un problema sino como una gran oportunidad, en una época en la que es importante la conciliación y la corresponsabilidad. Hay muchos retos por delante y muchas cosas por hacer.

-Seguimos sin pacto por la Sanidad... ¿Lo ve factible para esta legislatura?

-Sí, lo veo factible por lo que he dicho antes. Con diálogo, interlocución adecuada y educada se puede conseguir, sin duda. Y no sólo es un nicho de reivindicación laboral lo que pretendemos, sino una nueva organización del sistema. Por cierto, que hay un foro, el de la Profesión Sanitaria, que puede ser un punto de inicio.

-Aproximadamente, uno de cada tres bulos que circulan por las redes sociales están relacionados con la salud. ¿Cómo se combate eso?

-Mediante regulación –y sé que en eso está trabajando el Ministerio en este instante– para tratar de frenarlos, y con información a la población en general, verídica y acreditada. Ahora, además, tenemos el problema con los «influencers» que recomiendan medicaciones que necesitan prescripción para curar cualquier tipo de patología. Y ahí está el núcleo del problema, la publicidad engañosa, que es la hecha a través de los medios o verbalmente con el paciente o cliente que tengas delante.

-Han solicitado a la Unesco que la relación médico-paciente sea considerada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. ¿Cómo es eso?

-Es una gestión tremendamente difícil porque, en esta España divergente en la que vivimos, pasa por que sean los consejeros de Cultura de cada CC AA los que propongan en la mesa que España propugna en la Unesco esto. Y en ese puro trámite administrativo y burocrático estamos. Vamos a celebrar en Córdoba, en octubre de este año, la reunión de la Asociación Médica Mundial, y uno de los temas que llevamos es ese. Porque, realmente, es un patrimonio inmaterial de la humanidad. Es una iniciativa de la OMC de España trasladada a los consejos generales de otros países como Francia o Portugal.