Medicina natural

¿Cómo afectan al estrés los ácidos grasos omega 3?

Recursos de pescadería
Tanto los pescados grasos (caballa, trucha, salmón, arenque, sardinas) como las algas son buenas fuentes de ácidos grasos omega-3Jesús HellínEuropa Press

Los omega-3 (EPA y DHA) son ácidos grasos polisaturados de gran importancia para nuestro cuerpo, necesarios, por ejemplo, como precursores de los eicosanoides para concluir los procesos inflamatorios, o para el buen funcionamiento del cerebro. Sin embargo, es menos conocido que también nos ayudan a ganar flexibilidad y contribuyen a controlar el estrés. Aunque los humanos somos capaces de fabricar EPA y DHA por nosotros mismos a partir del precursor ácido alfa-alinoleico (ALA), este proceso suele ser bastante ineficiente y sólo una pequeña fracción de ALA puede ser efectivamente transformada en EPA y DHA. Actualmente, el EPA y el DHA se consideran esenciales desde el punto de vista nutricional y su consumo depende de fuentes exógenas, principalmente algas y pescados grasos.

Los omega-3 son componentes esenciales de la doble capa fosfolípida de nuestras membranas celulares. Estos ácidos determinan tanto la fluidez de la membrana como el nivel de actividad celular. Además, son indispensables para la normal transducción de señales e influyen en la actividad de las enzimas y de los receptores de la membrana. Todos, elementos clave para una buena comunicación celular. De las investigaciones sobre el papel del DHA en la adaptación al estrés se concluye que los omega-3, especialmente el DHA, podrían mejorar la resistencia. Esto resulta muy útil en períodos de estrés y es un signo de gran flexibilidad.

Si no consumimos suficiente EPA y DHA con nuestra alimentación durante un periodo prolongado, aumentaremos el riesgo de que se produzcan trastornos cerebrales. Esto se debe en particular a la escasez de DHA en nuestras membranas celulares. Por lo tanto, es muy importante para nosotros asegurarnos una cantidad suficiente de DHA en nuestros alimentos y células.

Puede obtenerse de los alimentos, especialmente de los mariscos. Tanto los pescados grasos (caballa, trucha, salmón, arenque, sardinas) como las algas (hierba de mar) son buenas fuentes de ácidos grasos omega-3. Lamentablemente los mariscos apenas forman parte del menú de la mayoría de la gente. Por este motivo se sugiere considerar la suplementación con DHA y EPA, especialmente si existe falta de flexibilidad y de resistencia al estrés.

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