Salud
¿Por qué siempre sabemos dónde están ubicados los alimentos que más calorías tienen?
Los participantes del estudio localizaron los alimentos y los olores de productos más calóricos con casi un 30% más de precisión que los de productos sanos
Los seres humanos recuerdan con mayor precisión las ubicaciones de los alimentos ricos en calorías que los bajos en grasas y azúcares, según un estudio publicado hoy en “Scientific Reports”. Los hallazgos sugieren que la memoria espacial humana, que permite a las personas recordar dónde están los objetos en relación con otros, ha evolucionado para priorizar la ubicación de los alimentos ricos en calorías.
Rachelle de Vries, de la Wageningen University & Research (en Países Bajos) y sus compañeros midieron la memoria de ubicación de los alimentos instruyendo a 512 participantes a seguir una ruta fija alrededor de una habitación que contenía ocho muestras de alimentos u ocho muestras de algodón con aroma a alimentos colocadas en diferentes lugares. Cuando los participantes alcanzaron una muestra, probaron la comida, olieron el algodón y calificaron cuánto les gustó la muestra. Las muestras de alimentos y olores incluyeron manzana, patatas fritas, pepino y brownie de chocolate. Después se pidió a los participantes que indicaran la ubicación de cada alimento o muestra de olor en un mapa de la habitación.
Los participantes a los que se les presentaron muestras de alimentos fueron un 27% más precisos y aquellos a los que se les presentaron muestras de olores de alimentos fueron un 28% más precisos al ubicar en un mapa los alimentos con alto contenido calórico que con los alimentos bajos en la ubicación correcta. La memoria espacial no se vio afectada por si los alimentos eran dulces o salados o cuánto les gustó a los participantes cada muestra. El “mapeo” general de los alimentos fue un 243% más preciso cuando a los participantes se les presentaron muestras de alimentos en lugar de almohadillas de algodón con aroma a alimentos.
Los hallazgos indican que la memoria espacial humana está sesgada hacia la localización de alimentos más calóricos. Este sesgo podría haber ayudado a los antepasados humanos a sobrevivir en entornos con disponibilidad de alimentos fluctuante al permitirles localizar de manera eficiente alimentos densos en calorías a través de la búsqueda de alimentos, según los autores.
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