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La dieta “detox” no puede hacer nada por tu hígado

Que no te engañen, no necesitas beber zumos de frutas y verduras para “limpiar” tu organismo. Tenemos mecanismos de detoxificación naturales, solo hay que saber potenciarlos con una alimentación sana.

Este batido détox de plátano, espinacas, kale, limón, jengibre y avena perfecto para refrescarse este verano
La dieta "detox" basada en el consumo de "licuados" o "zumos" no es beneficiosa para el hígado.BacanaGastronomía

La palabra “detox" es uno de esos términos comodín que, de significar algo concreto pasa a usarse para definir todo un abanico de actividades (alimentos, bebidas, belleza, alojamientos, tratamientos estéticos, entre otros). El abuso del término ha hecho que, hoy por hoy, nos hayamos olvidado de su esencia. La detoxificación no es otra cosa que el proceso el cual se eliminan sustancias tóxicas para el organismo, principalmente a través del hígado, aunque también puede tener lugar en el intestino, los riñones, la piel y los pulmones.

El problema es cuando creemos que, consumiendo solo licuados de frutas y verduras y practicando ayunos prolongados, estamos ayudando a que se realice este proceso. “La dieta détox es un concepto que deberíamos desechar porque nuestro organismo ya tiene mecanismos para detoxificarnos. Cuanto menor sea la cantidad de cosas perjudiciales en nuestra dieta, más fácil será para el organismo limpiarse y hacer esa detoxificación natural” explica la dietista y nutricionista Marina Reina, del Centro de nutrición y deporte Hoy Empiezo. Así, la clave está en que el hígado no esté sobre saturado de azúcares, grasas insanas y harinas refinadas, cuyo consumo en exceso no es saludable ni siquiera en sujetos sanos. También es importante evitar el consumo de concentrados de productos naturales de venta en herbolarios. Así, por ejemplo, aunque tomar una pequeña cantidad de cúrcuma de forma natural en las comidas podría incluso tener propiedades antiinflamatorias discretas y ser beneficioso, su consumo de forma concentrada podría ser perjudicial e incluso interferir con algunos fármacos. “Hay que tener cuidado y consumir estos productos solo en su presentación natural y en pequeña cantidad”, destaca.

Enfermedades autoimnunes e intestino

Estas recomendaciones son especialmente importantes para personas que padecen enfermedades hepáticas inflamatorias y autoinmunes, como la colangitis biliar primaria (CBP), la colangitis esclerosante primaria (CEP) o la hepatitis autoinmune (Hai). En estos casos, llevar una alimentación que no promueva la inflamación del organismo y que potencie el buen funcionamiento del sistema inmunitario es clave.

El intestino es una barrera natural que tiene nuestro cuerpo para hacer frente a una larga lista de agentes patógenos externos, por lo que tenemos que intentar que se mantenga fuerte, sano y preparado para enfrentarse a ellos, máxime si padecemos una enfermedad autoinmune. “El intestino suele ser un punto débil en las enfermedades autoinmunes. En personas con enfermedades de este tipo suele haber daño intestinal; de hecho, muchas de estas patologías están relacionadas entre sí”, recoge la especialista.

Con precaución

Por este motivo, existen alimentos como las carnes rojas, los azúcares libres o los alimentos cargados de grasas poco saludables que, más que prohibir, habría que consumir “de manera muy esporádica, 3 o 4 veces al mes en el caso de las carnes rojas y menos de 20g al día de azúcares libres al día”, apunta esta especialista. “Lo único prohibido es el alcohol porque no aporta nutricionalmente y tiene una gran capacidad de destrucción del hígado”, enfatiza. Por otro lado, los lácteos requieren una especial mención. “Se habla mucho de la lactosa y no es tanto la lactosa como la caseína (proteína) de la leche la que puede estar produciendo problemas intestinales, a nivel de su digestión y metabolismo”, subraya. Actualmente, de hecho, se está investigando la relación entre las enfermedades autoinmunes y la influencia de la caseína a nivel intestinal.

Alimentos aliados

En este lado estarían los alimentos con propiedades antioxidantes y que tienen alto contenido en fibra como, por ejemplo, la avena, los espárragos, los puerros o la cebolla, que juegan también un papel vital para el funcionamiento normal del intestino. Y las legumbres."que son una proteína vegetal de calidad y, al contrario de las proteínas animales, no tiene apenas grasas, lo que facilita su digestión; además, a nivel intestinal es muy saludable por las sustancias que contiene, como la rafinosa y la estaquiosa”, añade.