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Investigación

El Hospital Clínico de Madrid, líder mundial en trasplante renal de donantes a corazón parado

Esta técnica reduce a casi un tercio el tiempo de espera para los pacientes

Se estima que entre un 15 y un 20% de los trasplantes renales son rechazados por el paciente
Se estima que entre un 15 y un 20% de los trasplantes renales son rechazados por el pacientelarazon

El Hospital Clínico San Carlos de Madrid cuenta con la serie más amplia a nivel mundial de trasplantes renales procedentes de donantes no controlados, es decir, donaciones a corazón parado que se producen como consecuencia de una parada cardiorrespiratoria espontánea, con resultados iguales o superiores a las donaciones producto de muerte encefálica. Este hecho ha sido publicado en Am J. Transplantation, la publicación científica de la Sociedad Americana de Trasplantes. Según informa el centro hospitalario en un comunicado, el estudio, realizado por nefrólogos que trabajan en él, compara los 1.387 trasplantes renales realizados en el Clínico desde que comenzó el programa, en enero de 1996, hasta diciembre de 2015, de los que 774 fueron de donantes no controlados o a corazón parado y 613 procedentes de donantes por muerte encefálica.

Dicho estudio ha sido galardonado por la Fundación Renal con uno de los premios Íñigo Álvarez de Toledo a la mejor investigación clínica en nefrología. El objetivo del programa es demostrar la viabilidad de la donación no controlada en parada cardiorrespiratoria como alternativa a la producida por muerte encefálica y concluye, según informa el hospital, que “el trasplante renal de donante no controlado en parada cardiorrespiratoria es una opción adecuada con iguales o mejores resultados que el procedente de muerte encefálica con criterios expandidos, que son los más habituales, lo que se traduce en mayor supervivencia del injerto fundamentalmente”, afirma la jefa del Servicio de Nefrología del Hospital, Ana Sánchez Fructuoso. Otra de las ventajas es que este tipo de donación contribuye a aumentar los trasplantes y a reducir el tiempo medio de espera para recibir el órgano, pasando de 28 meses hace algún tiempo a menos de diez meses en algunos periodos, lo que se traduce en un menor tiempo en diálisis, con las consiguientes ventajas para el paciente.