Sociedad

Covid-19

La nueva generación de test, fruto de la investigación de un español

Se llama Detect y permite detectar la presencia del virus en cuatro minutos, con una muestra de saliva y un teléfono móvil. Es la apuesta del biotecnólogo coruñés César de la Fuente, elegido en 2020 el Mejor Investigador Joven de Estados Unidos por la American Chemical Society.

El prototipo en miniatura para testar con la ayuda de un teléfono móvil de Detect Covid-19 rapid test. Penn Medicine
El prototipo en miniatura para testar con la ayuda de un teléfono móvil de Detect Covid-19 rapid test. Penn MedicineDaniel Burke

Más rápido, sencillo e igual de efectivo que un test de antígenos. Así es el prototipo de test que César de la Fuente, gallego de 33 años y profesor de la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos) está desarrollando junto a su equipo. La prueba diagnóstica se basa en la detección del virus a través de la información química que emite cuando se une al receptor ACE2, la vía de entrada en nuestro organismo. “A través de tecnología electroquímica, ese momento de enlace se detecta con mucha precisión, por eso la efectividad de la prueba es de un 90%, y con rapidez, en menos de cinco minutos”, explica el joven investigador a La Razón.

Funciona con estos tres elementos: saliva, un teléfono móvil y un chip, que se puede crear a partir de papel, cartón y otros materiales ‘low cost’, y que se imprime en una impresora creada ad hoc para esta función por De la Fuente y su equipo. “Lo que ponemos en el chip es la proteína a la que se une el virus, por eso puede determinar rápidamente la presencia de partículas en la saliva y/o en las muestras de la nariz y la parte posterior de la garganta. La efectividad del test se basa en el la capacidad del virus de unirse a su receptor natural, lo que hemos tratado es de mimetizar este proceso”. Además, también puede detectar asintomáticos y “muy poca carga vírica”, pues solamente necesita que haya carga del virus en una muestra nasal o en la saliva.

Detect se encuentra actualmente en fase de ensayo clínico con el objetivo de recolectar 400 muestras (200 positivas y 200 negativas) de voluntarios que también se someten a una PCR. El biotecnólogo y las cinco personas que trabajan en su laboratorio preparan en estos momentos los documentos para enviar en febrero a la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA), con la intención de conseguir la aprobación en Estados Unidos lo antes posible. “Sinceramente, no puedo prever cuándo podrán tardar en este paso, pero ojalá sea pronto. Desde que comenzó la pandemia, nos pusimos a trabajar en este proyecto, para aportar una solución más barata, más rápida y complementaria a las PCRs, que sirviera para cribados masivos”, destaca el catedrático.

Siete meses de trabajo que han dado como resultado dos prototipos: uno de ellos es del tamaño de un portátil y “se podría aplicar en la entrada de edificios, de estadios para conciertos o en campos de fútbol, por ejemplo”, y, el otro, la versión en miniatura, para conectarse a un teléfono móvil, que “está pensada para que se use en casa, de manera personalizada, y permita testarse con frecuencia”. Y es que este es el objetivo que se marcaron este joven investigador y su equipo que, antes de la irrupción del Covid-19, trabajaban en el desarrollo de tecnologías infecciosas para detectar bacterias resistentes a antibióticos. “Nuestro test no se puede comparar a una PCR, dado que no es tan sensible, pero la pandemia necesita soluciones que funcionen rápido, sean baratas y tengan la efectividad suficientementepara ayudar a evitar muertes. Si cada persona puede tener un test en su casa, que funcione comprando unos chips muy económicos en la farmacia o en sitios acreditados para ello, puede testarse habitualmente, y eso es igual de efectivo, e incluso más, que una prueba muy sensible que te dice solo si eres positivo o no en un momento cronológico determinado”.

De la Fuente es consciente de que, en el mejor de los casos, su test aún tardará unos meses en estar disponible en el mercado, pero confía en que “lleguemos a tiempo para contribuir a la lucha contra el SARS-CoV-2, y, si no es así, que podamos adaptar esta tecnología para la detección de otras enfermedades infecciosas, como la gripe, o incluso enfermedades de transmisión sexual”, asegura.