Enfermería

Doce meses de cuidados enfermeros en el año que cambió la historia

El Consejo General de Enfermería hace balance de la peor crisis sanitaria de los últimos tiempos

Personal de enfermería en una UCI
Personal de enfermería en una UCIUSUS

Hace ya un año que todo se detuvo para que ellas y ellos, las enfermeras, enfermeros, médicos, auxiliares y sanitarios en general, se pusieran al frente. Sin el material de protección adecuado, con protocolos que cambiaban día tras día y la incertidumbre que da el no saber cómo manejar la situación, miles de profesionales no dudaron ni un segundo y arriesgaron sus propias vidas y su salud para salvar las del resto. «Se hundía el barco y no sabíamos qué teníamos que hacer; no teníamos ninguna directriz de nadie, andábamos por los pasillos sin saber en qué nos teníamos que basar, a quién teníamos que salvar… porque se morían en los pasillos. Fueron momentos de terror tanto en el ámbito laboral como en el personal», afirma Elena Álvarez, enfermera de Urgencias.

Desde el Consejo General de Enfermería fueron conscientes de que las 316.000 enfermeras españolas necesitaban ayuda urgente para poder atender y cuidar de manera óptima a los afectados. El presidente del órgano regulador de la profesión, Florentino Pérez Raya, se encargó personalmente de buscar, encargar, recepcionar la llegada y organizar el reparto de más de 200.000 mascarillas FFP2 y 5.000 monos EPI por todo el territorio español. «Echo la vista atrás un año y recuerdo con gran dolor ver las imágenes de nuestras compañeras protegiéndose con bolsas de basura y reutilizando mascarillas una y otra vez. Nuestro país era el que tenía mayor índice de contagios entre profesionales y la Organización Colegial dio la cara por ellos», explica Pérez Raya.

Asimismo, recuerda como si fuese hoy el día en el que se decidió interponer una querella contra el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez; el entonces ministro de Sanidad, Salvador Illa, y su equipo por un delito contra la seguridad de los trabajadores. «Para nosotros era inadmisible ver la pasividad de las administraciones que tenían que protegernos ante esta crisis», apunta el presidente de las enfermeras.

Enfermeras que, como Esperanza Galarraga, supervisora de Quirófano, consideran que poco ha cambiado. «Seguimos prácticamente igual, buscando e intentando trabajar como podemos. Los aplausos fueron un reconocimiento al esfuerzo que hacíamos y que nadie veía. Un año más tarde veo que se han olvidado de nosotros y seguimos ahí, en la puerta de la UCI y viendo a la gente morir», afirma.

Miedo

Momentos tan duros que han cambiado la vida de todas las enfermeras para siempre. Hospitales de campaña, traslados de personal para atender a los enfermos, contratación de profesionales sin experiencia previa. Una vorágine de modificaciones y novedades sin precedentes. «El miedo ha cambiado hábitos en mi vida y, de alguna manera, lo sigo teniendo ahí. Hemos pasado de ser una UCI de puertas abiertas, donde la familia era una parte de esa atención al paciente, a una atención de guerra. Una atención en la que llegaba el paciente, le estábamos poniendo en antecedentes de que le íbamos a dormir y sus móviles no paraban de sonar en horas hasta que se acababan las baterías», rememora con nostalgia Pilar Núñez.

Esa humanización, característica de la enfermería, pasó en días a realizarse a través de un buzo, doble mascarilla y gafas de plástico. Hospitales, centros de salud y sociosanitarios se transformaron de arriba a abajo. «Lo más duro es el hecho de que había pacientes que fallecían solos, el tener que separar a la familia de esas personas que iban a fallecer solas; acompañadas por nosotros, pero nunca es lo mismo», subraya David Delgado, responsable de Enfermería en un centro sociosanitario.

Todo el dolor también se ha transformado en aprendizaje y crecimiento para ellas. «La pandemia me ha hecho ver que elegí bien mi profesión porque es vocacional. Es necesario un reconocimiento por todo lo que se está haciendo y es necesario que se nos respete», cuenta Mabel Ibarguren, responsable de Enfermería en un centro de salud madrileño. Carla Quintana, matrona, está completamente de acuerdo con ella: «Esto me ha cambiado mucho personalmente, pero sobre todo profesionalmente. He aprendido a no conformarme y me ha hecho ver que no podía estancarme».

La mayor crisis de la historia ha puesto de manifiesto, una vez más, la necesidad de apostar por las enfermeras, aumentar las ratios de profesionales y valorar el trabajo que realizan como se merecen. «Si de algo ha servido esta crisis es para darnos cuenta de que las administraciones deben apostar por las enfermeras, dar estabilidad en el empleo, mejorar los salarios y las condiciones laborales. Tienen que contar con nosotros en la toma de decisiones en políticas sanitarias. Las enfermeras somos parte de la sanidad y la pandemia nos ha enseñado que, sin una sanidad robusta, no podremos salir adelante», concluye Florentino Pérez Raya.

Una enorme labor de salud pública

Durante los últimos 12 meses, la Organización Colegial de Enfermería ha llevado a cabo una gran campaña de concienciación para la sociedad con el fin de informar y ayudar sobre cómo actuar y qué decisiones tomar en un momento de crisis como la actual. Medio centenar de infografías y vídeos animados sobre temas como el uso adecuado de mascarillas, la desinfección de las estancias, el lavado de manos, las reuniones en la nueva normalidad… Un trabajo ingente de salud pública que ha llegado a millones de personas.