Oncología
Expertos urgen a crear un Plan Nacional en Medicina de Precisión en Cáncer
El grupo OncoRetos advierte de la necesidad de incluir los test de biomarcadores en la Cartera de Servicios del SNS
La Covid-19 ha paralizado el mundo y copa todas las miradas. Sin embargo, no ha hecho desaparecer al resto de enfermedades. Todo lo contrario, pues, si cabe, las ha acrecentado por culpa del colapso sanitario que ha provocado la demora en el diagnóstico precoz, lo que empeora el pronóstico y eleva las tasas de mortalidad, tal y como ocurre en Oncología. A esa dilación se suma otra tarea: la atención sanitaria equitativa y de calidad a los pacientes con cáncer a través de la Medicina de Precisión (MP), un desafío en el que ha querido profundizar el suplemento A TU SALUD con la celebración de una mesa redonda impulsada por Luzán 5 Health Consulting y con la participación de especialistas de OncoRetos, grupo multidisciplinar para transformar el modelo de atención sanitaria del paciente con cáncer que ha publicado el informe «Medicina de Precisión en Oncología: un análisis de las necesidades y las oportunidades en España».
Contar con un Plan Nacional de Cáncer en España, dinámico y flexible, que incluya la determinación de biomarcadores predictivos de eficacia de tratamientos para una implementación eficaz y sostenible de la MP aplicada al tratamiento del cáncer es la principal conclusión del informe. En este sentido, el Ministerio de Sanidad aprobó en septiembre de 2020 una convocatoria para poner en marcha la infraestructura de MP asociada a la Ciencia y Tecnología (IMPaCT), que supone un primer paso hacia la Estrategia Española de Medicina Personalizada. «Todos nos felicitamos porque haya una estrategia nueva de cáncer después de tantos años, pero sin un presupuesto finalista, esto se queda en un marco muy teórico. Hay que intentar preservar la equidad de los pacientes, pero lo cierto es que sin presupuestos reales eso se queda en manos de las CC AA e incluso de los propios hospitales, según los recursos de los que disponga cada centro», lamenta Pilar Garrido, directora de OncoRetos y jefa de sección de Oncología Médica del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid. Y es que, tal y como apunta Boi Ruiz, director de OncoRetos y de la Cátedra de Gestión Sanitaria y Políticas de Salud de la Universidad Internacional de Cataluña, «el problema es que desde la Administración se aprueban estrategias nacionales y no planes, porque a nivel terminológico la diferencia es importante, ya que una estrategia no tiene por qué ir acompañada de una dotación económica, mientras que los planes sí. Por lo tanto, de ahí nace una disfunción que hace que cada territorio esté muy limitado».
Esta idea también la constata Miguel Martín, miembro de OncoRetos y jefe del Servicio de Oncología del Hospital Gregorio Marañón de Madrid, quien insiste en que «los planes de cáncer están determinados por las posibilidades económicas y políticas de cada comunidad, lo que genera desigualdad entre los españoles, de ahí que resulte imprescindible abogar por un plan nacional con la adecuada planificación y dotación de recursos, para garantizar la calidad técnica, el acceso equitativo y la solvencia del Sistema Nacional de Salud (SNS)». De hecho, según advierte Carlos Mur, director de OncoRetos y vocal de la junta directiva de la Sociedad Española de Directivos de la Salud, Sedisa, «el cáncer sigue siendo la primera causa de muerte entre jóvenes y eso nos debe llevar a obligar a la Administración a realizar un plan realmente vinculante para poder incluir la inmunoterapia, la MP y todos los avances que se están desarrollando en este campo». Y no hay tiempo que perder, ya que, según apunta Garrido, «si no se aborda este reto en un breve plazo de tiempo, se perdería la oportunidad de posicionarse en la vanguardia del desarrollo industrial y tecnológico necesarios para la implementación de la MP». Así, los expertos coinciden en que «es frustrante ver que se sabe lo que hay que hacer, pero que esas estrategias se queden en intenciones porque no se dotan de recursos económicos», reconoce Antonio Franco, CEO de Luzán 5 Health Consulting.
Parte de la culpa de que no lleguen a buen término dichas estrategias es la falta «de un cuaderno de mando por parte del Ministerio de Sanidad en base al cual tomar decisiones, ya que eso permitiría monitorizar los resultados. Y los indicadores de ese cuadro de mando deberían estar bendecidos por las sociedades científicas, basados en la medicina de la evidencia y en el coste-eficacia de las decisiones», asegura Ruiz, quien insiste en que «hay que ser valientes y decirle a los ciudadanos que si no hay dinero para todo será necesario renunciar a otras cosas, como por ejemplo a una carretera, a cambio de tener una atención sanitaria de máxima calidad».
Medicina de precisión
En esa atención de calidad la MP «es absolutamente crucial para tratar de la manera más óptima a cada vez más tipos de cáncer. Identificar dianas moleculares de un tumor puede llevar a un tratamiento muy eficaz y esto es un gran beneficio para los enfermos, pero también para el SNS, porque se ahorra dinero al evitar utilizar tratamientos ineficaces que además puedan generar otras secuelas en los afectados», asegura Martín. Pero las interferencias administrativas vuelvan a cruzarse en el camino, ya que, según apunta Ruiz, «el problema está en que esas pruebas tan específicas tienen un coste adicional que aparecen en otra partida económica. Es un sinsentido del modelo administrativo que genera grandes limitaciones y que pone barreras a los medicamentos innovadores que son muy caros».
Ante eso, «el acceso a la medicina basada en la información genética supone un reto clínico, científico, tecnológico y ético, pero su aplicación generalizada mejoraría la cohesión y equidad de los servicios sanitarios», asegura Mur. Así, la falta de equidad entre comunidades autónomas en el acceso a biomarcadores es una de las principales preocupaciones de los oncólogos. «Incluso en cada hospital se incorporan de forma diferente y sin exigir procesos de calidad. Que hay una inequidad en el diagnóstico molecular en España es una realidad manifiesta», reconoce Garrido.
Trabajo en red
Parte de la solución a esa inequidad pasa por «la organización en red. No se trata de que todos los hospitales tengan la tecnología más sofisticada, sino que exista una red que asegure que el paciente tiene acceso a un diagnóstico molecular con una calidad y con un tiempo clínicamente válidos. Esta organización es fundamental y ya existe en otros países como en Francia, pero vienen mucho más retos como la llegada de biomarcadores agnósticos, es decir, que detectan que hay una alteración en un gen de forma muy poco frecuente en tumores frecuentes o de forma muy frecuente en tumores infrecuentes. Esto significa una gran revolución conceptual, pero que tiene un coste que hay que asumir», advierte Garrido.
Por ello, tal y como insiste Martín, «resulta imprescindible incluir en la Cartera de Servicios la determinación de los biomarcadores relevantes para la toma de decisiones terapéuticas sobre aquellos fármacos ya aprobados y se debe asegurar un plan logístico y de financiación para la realización de dichos test dentro del mismo sistema de salud». Y aquí Mur añade una palabra clave: «La flexibilidad de esa cartera de servicios de manera que pueda ser revisada con agilidad para adaptarse a las nuevas necesidades».
De esta manera, los expertos coinciden en instar a la administración a establecer un marco regulatorio específico para la implementación y financiación de la MP en España, ya que supondrá una mejora en la atención a los pacientes y un impulso en crecimiento económico. «La pandemia es una oportunidad para hacer bien las cosas y hay que afrontar que la MP en Oncología es una realidad y ya no debe haber marcha atrás. Tiene que convertirse en una prioridad para el SNS». Y para que ese deseo se transforme en realidad, el informe OncoRetos «debe ser tenido en cuenta. El estudio tiene capacidad de movilizar porque pone encima de la mesa cómo debe emplearse la MP en Oncología de una forma correcta, con la participación de todos los agentes sanitarios implicados. Como ciudadanos no podemos perder esta oportunidad, pero el SNS tampoco», concluye Franco.
Innovación para el paciente
A pesar del duro envite que supone la Covid-19, la pandemia se alza como la demostración más evidente de la «capacidad que tenemos de desarrollar nuevos tratamientos y abordajes de enfermedades. Si hay una especialidad en la que la investigación lleva una gran velocidad de crucero es Oncología y eso requiere un plan propio. El problema es que el esfuerzo que se realiza en investigación no va acompañado de una inversión que permita que esos avances lleguen al paciente», reconoce Antonio Franco, quien demanda que «si no somos capaces de darle a la Oncología el camino adecuado para que se puedan implementar todos los avances que ya tenemos estaremos fracasando y los enfermos no podrán acceder a la innovación disponible. La Covid-19 ha demostrado que si se quiere, se puede. Creo que será un antes y un después también para la Oncología».
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