El ácido graso omega-3 DHA en el desarrollo del cerebro

Los ácidos grasos, y especialmente su correcto equilibrio, son importantes al principio de la vida para favorecer el desarrollo neuronal y prevenir posibles trastornos durante el mismo. Las deficiencias de ácidos grasos omega-3, tanto en la madre en la fase prenatal como en el niño en la fase postnatal, pueden tener efectos adversos en el desarrollo neuronal del niño.

No sólo el desarrollo neurológico, también el estado mental e incluso la neurodegeneración están estrechamente relacionados con el nivel de ácidos grasos en el organismo. Además, se puede deducir de los estudios epidemiológicos que un bajo nivel de omega-3 en el cuerpo está relacionado con una mayor incidencia de enfermedades neuropsiquiátricas.

A medida que se envejece, el DHA también parece desempeñar un papel en el aumento de la densidad de las dendritas y en la reducción de defectos de las proteínas tau y beta-amiloides. En este caso, la investigación también indica que las personas mayores que cada semana comen alimentos del mar se enfrentan a un riesgo considerablemente menor de desarrollar demencia, incluida la enfermedad de Alzheimer.

El DHA puede obtenerse de los alimentos, especialmente de los mariscos. Las algas marinas y el pescado azul (como la caballa, la trucha, el salmón, el arenque o las sardinas) son buenas fuentes de ácidos grasos omega-3. Diferentes estudios han demostrado que la suplementación con ácidos grasos omega-3 puede mejorar las funciones cognitivas.

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