Coronavirus

Los expertos, partidarios de usar gafas para evitar el SARS-CoV-2

Protegerse los ojos podría ser clave para no contagiarse de la Covid-19

Una mujer protegida con mascarilla y pantalla protectora espera en la entrada al metro de Vicálvaro
Una mujer protegida con mascarilla y pantalla protectora espera en la entrada al metro de VicálvaroMarta Fernández JaraEuropaPress

Usamos mascarillas y nos lavamos las manos constantemente para evitar el SARS-CoV-2 pero, ¿y si protegerse los ojos fuera la llave olvidada frente a la Covid-19? Eso es precisamente lo que se pregunta un artículo publicado en la revista «The Lancet» que hace hincapié en los beneficios que tendría esta medida frente al contagio. «La deposición de gotitas en la superficie ocular se subestima en gran medida como una probable y frecuente ruta para la transmisión del SARS-CoV-2», asegura el trabajo. Ante esta afirmación cabría cuestionarse si el simple hecho de llevar gafas podría evitar posibles infecciones en la vida diaria.

«La vía de contagio ocular es conocida para todas las enfermedades virales respiratorias, como adenovirus y hasta herpes... el SARS-CoV-2 no es una excepción», asegura Julio García, portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc). Es por ello que el uso de gafas es obligatorio en el ámbito médico y para sanitarios especialmente en intubaciones o la toma de muestras.

«Es muy probable que la gente con gafas esté más protegida, pero no hay datos cuantificados. Especulando, puede ser una brecha de seguridad que podemos tener, pero en la vida diaria no tenemos muy claro el porcentaje al que afectaría. Me parece aconsejable y prudente llevarlas. Ponerse unas gafas es una acción sin efectos secundarios que podría proteger, pero hay que mantener un equilibrio y no generar alarma», continúa García.

«Está claro que usar gafas disminuiría la posibilidad de infección porque la cavidad conjuntiva es una vía de contagio y también por el fluje puede transmitirse. Es mucho mejor llevar protección, pero no es cómodo. Totalmente de acuerdo en llevarlas, más protegería llevar unas gafas de ver o las de sol, pues son una barrera para que las gotículas no lleguen al ojo», coincide José García Arumí, catedrático de Oftalmología de la Universidad Autónoma de Barcelona. Sin embargo, puntualiza, «protegerse los ojos no es la clave porque el contagio se produce, sobre todo, a través de las cavidades oral o nasal, pero también se puede contagiar a través de esta vía ocular, aunque no es la más importante».

Vehiculizar el virus

Y es que, como explica José Manuel Benítez, vicepresidente de la Sociedad Española de Oftalmología, «se ha visto en nuestra conjuntiva que hay receptores ACE2, que son la puerta de entrada del virus, y en la córnea. Sin embargo, su concentración en superficie ocular es inferior a la que aparece en las vías respiratorias. El coronavirus se ha detectado en lágrimas, pero en menos casos que en la boca».

Pero «más que a través del tejido ocular, la vía de contagio se produce porque la cavidad conjuntiva del ojo drena a través de la nariz. Cualquier virus que llegue a la superficie ocular puede transportarse a la cavidad nasal a partir de ahí y proliferar. El riesgo es vehiculizar el virus a través de la nariz», asegura García Arumí.

«A favor de la protección ocular es que la lágrima pasa a la nariz y la garganta. Por otra parte, la superficie ocular es más grande que las fosas nasales, por lo que podría llegar a esta mayor cantidad que a las fosas. Sin embargo, la lágrima es capaz de inactivar el virus, pues tiene componentes (como la lactoferrina, la lisozima o la globulina A) con efecto antiinfeccioso. Lo que, unido a una carga antigénica menor y a que hay pocos receptores ACE2, quiere decir que el ojo se defiende», explica Benítez, que también es catedrático de Oftalmología de la Universidad Complutense de Madrid.

En cualquier caso, y como señala García, «hay datos de que la gente con gafas está más protegida en estudios de la vida diaria. Es algo que hay que tener en cuenta pero no agobiarse. La vía por aerosoles en suspensión en ambientes no ventilados podría llegar a los ojos, pero no hay estudios de que sea una vía de contagio importante». «Probablemente los protocolos van por detrás de la evidencia, como se ha visto con la obligatoriedad de uso de las mascarillas o la transmisión del virus por contacto con las superficies», concluye el experto.