Congreso

Objetivo: preparar al SNS para futuras pandemias

Se necesitan planes de seguridad, mejorar la coordinación y primar la voz de los sanitarios sobre la de los políticos

Más de 3,5 millones de personas han muerto por la Covid-19 en el mundo
Más de 3,5 millones de personas han muerto por la Covid-19 en el mundoDreamstime

La Covid-19 no es precisamente la primera crisis sanitaria que le ocurre a la Humanidad, de ahí la importancia de aprovechar las lecciones aprendidas para mejorar el sistema sanitario actual y prepararlo para futuras pandemias. Desde que se desató el SARS-CoV-2 se ha vuelto la mirada hacia la grave crisis sanitaria producida por la mal llamada gripe española, tratando de buscar similitudes y diferencias entre ambos episodios que ayuden no sólo a entender mejor cómo ha podido suceder esta nueva crisis, sino saber qué lecciones deberíamos aprender.

«Tanto en la Gripe de 1918 como con la Covid-19 hubo un control de movimientos con aislamiento social. Fruto de estas crisis sanitarias hubo consecuencias económicas que en el caso de la actual será más difícil volver al escenario previo, y en ambas ha habido una percepción cambiante del riesgo. Pero también ha habido importantes diferencias, como que la del 18 afectó sobre todo a los jóvenes, mientras la Covid a los mayores, o la rápida investigación de vacunas y la existencia del SNS que tenemos hoy», explica Jesús María Aranaz, jefe de Servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del Ramón y Cajal, durante el IV Congreso de la Organización Española de Hospitales y Servicios de Salud (Oehhs).

«La Covid-19 no es la primera pandemia a la que se enfrenta la Humanidad, y pese a los múltiples avisos de lo que se nos podía avecinar, no hicimos caso», añade. Por eso, en este momento hay que aprovechar las lecciones aprendidas, «como la telemedicina, el trabajo interdisciplinar, poner al paciente en el centro de la atención», afirma José Francisco Soto Bonel, presidente de Oehhs.

Y para ello –prosigue Aranaz– hay que «ir hacia un nuevo modelo de gestión, intensificar la investigación, garantizar la seguridad del paciente y del profesional», etc.

Para Pedro M. Ruiz, coordinador de Calidad del 12 de Octubre, se necesita una Sanidad pública robusta; adecuar el número de profesionales sanitarios, instalaciones y equipamiento; estar bien organizados, lo que debería ser una obligación de los centros y menos de la mitad lo tienen, y estar debidamente abastecidos».

Ahora bien, como recuerda Juana Labiano, directora del Servicio de Calidad de la Clínica Universidad de Navarra, «es imposible prevenir todos los daños. Por ello es imprescindible tener planes de seguridad con objetivos concretos, implantar medidas y evaluarlas para ver si funcionan o no. En cuanto a la organización, se necesita evaluar los riesgos y contar con planes de contingencia» con un objetivo claro: mejorar «la seguridad» . Y también resulta crucial recuperar «un cuerpo nacional de sanidad que teníamos tiempo atrás y que daban su opinión sólida, que primaba sobre la de los políticos, y eso durante la Covid nos ha faltado», añade el médico Antonio Burgueño.

Pero «la calidad no puede ser ajena a la seguridad», precisa Encarnación Fernández del Palacio, directora de Enfermería del Clínico San Carlos, quien destacó varios de los proyectos puestos en marcha en su citado centro, como el de «caídas cero» o el de implantación de chalecos para evitar los errores con la medicación y que básicamente consiste en que el profesional que esté preparando la medicación se ponga el chaleco para que los demás sepan que no hay que molestarle». Otros ejemplos es el análisis de la satisfacción de los pacientes sobre su atención. En este sentido destaca el proyecto directivos a pie de cama «para preguntar a los pacientes de forma aleatoria su opinión sobre la atención que están recibiendo y saber qué se puede mejorar». En definitiva, «es necesario trabajar en seguridad, resultados -de la asistencia recibida- y satisfacción» del paciente, concluye Fernández del Palacio.

Y es que como bien precisa Carina Escobar, presidenta de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes, «no vale únicamente con preguntarnos nuestro grado de satisfacción al final, sino que hay que hacerlo desde el inicio».