Estudio
Confirman que la Covid grave aumenta los anticuerpos “autoatacantes”
Más del 60% de todos los pacientes hospitalizados con Covid-19, en comparación con aproximadamente el 15% de los controles sanos, portaban anticuerpos anti-citocina
Los pacientes hospitalizados con coronavirus tienen muchas más probabilidades de desarrollar autoanticuerpos, es decir, “autoatacantes”, dirigidos a sus propios tejidos o contra sustancias que sus células inmunes secretan en la sangre en comparación con personas sin la infección, tal y como advierte una nueva investigación realizada por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad Stanford (EE UU) y publicada en la revista científica “Nature Communications”.
Los autoanticuerpos pueden ser precursores de una enfermedad autoinmune. “Si se enferma lo suficiente por la Covid-19 como para terminar en el hospital, es posible que no esté fuera de peligro incluso después de recuperarse”, ha señalado PJ Utz, profesor de inmunología y reumatología en la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford y uno de los autores del estudio junto a Chrysanthi Skevaki, instructora de virología y medicina de laboratorio en la Universidad Philipps de Marburg en Alemania, y Eline Luning Prak, profesora de patología y medicina de laboratorio en la Universidad de Pennsylvania.
Los científicos buscaron autoanticuerpos en muestras de sangre extraídas durante marzo y abril de 2020 de 147 pacientes con Covid-19 y se utilizaron como controles muestras de sangre extraídas de otros donantes antes de la pandemia. De esta manera, los investigadores identificaron y midieron los niveles de anticuerpos dirigidos al virus; autoanticuerpos; y anticuerpos dirigidos contra citocinas, proteínas que secretan las células inmunes para comunicarse entre sí y coordinar su estrategia general. Y los hallazgos resultan llamativos, ya que más del 60% de todos los pacientes hospitalizados con Covid-19, en comparación con aproximadamente el 15% de los controles sanos, portaban anticuerpos anti-citocina. Esto podría ser el resultado de una sobrecarga del sistema inmunológico provocada por una infección persistente y virulenta. “En medio de la niebla de la guerra, la abundancia de citocinas puede desviar la producción errónea de anticuerpos que las atacan”, explica Utz. Si alguno de estos anticuerpos bloquea la capacidad de una citocina para unirse a su receptor apropiado, es posible que la célula inmunitaria receptora deseada no se active. Eso, a su vez, podría dar al virus más tiempo para replicarse y conducir a un resultado mucho peor.
Para unos 50 pacientes, estaban disponibles muestras de sangre extraídas en diferentes días, incluido el día en que ingresaron por primera vez. Esto permitió a los investigadores rastrear el desarrollo de los autoanticuerpos. “Durante una semana después de registrarse en el hospital, aproximadamente el 20% de estos pacientes habían desarrollado nuevos anticuerpos contra sus propios tejidos que no estaban allí el día que fueron ingresados”, ha explicado Utz.
En muchos casos, añade, “estos niveles de autoanticuerpos fueron similares a los que se verían en una enfermedad autoinmune diagnosticada”. En algunos casos, la presencia de esos autoanticuerpos recién detectados puede reflejar un aumento, impulsado por la respuesta inmune, de anticuerpos que habían estado volando bajo el radar en niveles bajos. Podría ser que el choque inflamatorio en los sistemas de pacientes con Covid-19 grave provocara un aumento en los niveles de autoanticuerpos previamente indetectables, y quizás inofensivos, que estos individuos pueden haber estado portando antes de la infección.
En otros casos, la generación de autoanticuerpos podría resultar de la exposición a materiales virales que se asemejan a nuestras propias proteínas. “Es posible que, en el curso de una infección por SARS-CoV-2 mal controlada, en la que el virus permanece demasiado tiempo mientras una respuesta inmune que se intensifica continúa rompiendo las partículas virales en pedazos, el sistema inmunológico ve fragmentos de la virus que no había visto antes”, señala el investigador. Así, este hallazgo refuerza el argumento a favor de la vacunación, ya que los sueros contra la Covid-19contienen solo una proteína, la llamada proteína de pico del SARS-CoV-2, o las instrucciones genéticas para producirla. Con la vacunación, el sistema inmunológico nunca está expuesto a las numerosas proteínas virales nuevas generadas durante la infección y, potencialmente, tampoco es confundido por ellas, según advierten los autores.
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