Salud
¿Qué es la sialorrea y cómo se trata con éxito?
Esta enfermedad aparece por la incapacidad de retener la saliva dentro de la boca y suele darse en pacientes con problemas neurológicos
El nombre de sialorrea no es habitual en el vocabulario de la gran mayoría de la población. De hecho, resulta muy desconocido, a pesar de que todos entendemos qué es, pues consiste en una hipersalivación o exceso de producción de saliva, por lo que coloquialmente también se conoce como babeo crónico. De hecho, se trata de una de las patologías más comunes que aparecen cuando una afectación neurológica se cruza en el camino de una persona.
Precisamente ante ese desconocimiento generalizado y ante el avance de eficaces alternativas de tratamiento, la Fundación Casaverde celebró el pasado martes en Madrid una nueva edición de su ciclo «Encuentro con expertos» bajo el título de «El abordaje de la sialorrea, uno de los síntomas del párkinson y de otras enfermedades neurológicas», en colaboración con Merz Therapeutics.
La cita corrió a cargo de destacados especialistas en la materia, como la doctora Carolina de Miguel, presidenta de la Sociedad Española de Rehabilitación y Medicina Física (Sermef) y médico rehabilitadora del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, quien actuó como moderadora de la charla, junto al doctor Juan Carlos Martínez Castrillo, neurólogo del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, y a la doctora Raquel Cutillas, médico rehabilitadora del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz de Madrid.
¿Qué es?
«La sialorrea o babeo es la presencia excesiva de saliva en la boca como consecuencia de un exceso en la producción o debido a problemas en la deglución. La principal causa es la reducción en la frecuencia de deglución; el exceso en la producción de saliva es más raro», aseguró el doctor Martínez Castrillo, quien aclara que «los pacientes con este trastorno pueden emitir saliva mientras hablan en los casos leves o babear constantemente impregnando ropa y enseres. A veces requiere de la observación del personal sanitario para su identificación, porque los afectados no lo refieren espontáneamente al considerarlo una manifestación más de su enfermedad y desconocer que tiene un tratamiento eficaz y seguro».
La sialorrea no es una patología menor, ya que se estima que en nuestro país afecta a más de 160.000 personas. «Las causas más frecuentes suelen ser las enfermedades neurodegenerativas. Este síntoma aparece hasta en el 40% de los niños con parálisis cerebral, mientras que se da en el 80% de los adultos con párkinson, aunque en grados muy diversos, mientras que, en los pacientes con ELA, por ejemplo, aparece en el 50% de los afectados», detalló el neurólogo.
Deterioro de la calidad de vida
Cuando la sialorrea aparece, las consecuencias en la calidad de vida de quienes la sufren son inmediatas. «Estas personas suelen sentir vergüenza, lo que les retrae en la comunicación y en sus relaciones sociales, algo que afecta también a sus familias. En el caso de los pacientes de párkinson llega a ser un problema muy importante, hasta el punto de que en ocasiones les preocupa más que la propia enfermedad», explicó la doctora Cutillas. Entre las consecuencias físicas que provoca la sialorrea destacan, por ejemplo, la descamación en los labios y alrededor de la boca, la dermatitis local, la maceración en la piel, el mal olor o las infecciones, así como la incapacidad para conciliar bien el sueño y para comer correctamente. «Todo ello crea un estigma social que marca a los afectados, pero hay consecuencias que van más allá, pues puede provocar neumonía broncoaspirativa, que es la primera causa de mortalidad de estos afectados. «En el mejor de los casos se atragantan con su propia saliva. Y eso, digo que en el mejor de los casos, porque significa que tiene sensibilidad y reflejos para toser, pero si eso se pierde, la saliva cae en la vía respiratoria arrastrando todos los gérmenes que tenemos en la boca, lo que eleva el riesgo de neumonía y de infecciones, por eso es indispensable mantener una escrupulosa higiene bucal», advirtió la doctora Cutillas.
Tratamiento eficaz: la toxina botulínica
A pesar de todo ello, afortunadamente la sialorrea se puede abordar y tratar. Para ello es importante que el paciente y la familia reconozcan la presencia del babeo crónico y pidan ayuda. «Su diagnóstico es importante porque disponemos de estrategias y tratamientos eficaces que permiten controlarla y, por tanto, mejorar la calidad de vida de los enfermos», aseguró el doctor Martínez Castrillo. En concreto, tal y como detalló el neurólogo, «uno de los tratamientos más revolucionarios actualmente y más empleados es la toxina botulínica que se infiltra en las glándulas salivales, lo que permite disminuir la producción de saliva y sin efectos colaterales a distancia en el organismo. Se trata de un fármaco muy útil con múltiples utilidades, pero en este caso resulta clave, ya que disminuye la secreción glandular de forma muy efectiva, segura y eficaz».
De hecho, según apuntó la doctora Cutillas, «la toxina botulínica ya está metida dentro de la ficha clínica y es un tratamiento ideal, porque podemos pincharlo de manera local, con una ecografía para asegurar que se emplea en el lugar correcto. Lo bueno es que solo produce efecto en esa glándula en la que pinchamos y no provoca otras consecuencias colaterales. Además, se trata de algo reversible, pues sus efectos se notan a los pocos días del tratamiento y su duración habitual es entre los cuatro y los seis meses». Y, por suerte, resulta muy eficaz, ya que «funciona en más del 80% de las personas», detalló el doctor Martínez Castrillo.
Equipo multidisciplinar
Pero no se trata de la única alternativa, pues los tres expertos coincidieron en asegurar que el tratamiento de la sialorrea requiere un abordaje multidisciplinar en el que intervienen distintas especialidades, como neurólogos, rehabilitadores, otorrinolaringólogos, odontólogos, logopedas y fisioterapeutas. «La enfermedad siempre exige una valoración global para implementar tratamientos conservadores de primera línea, con técnicas conductuales, e implementar estrategias para estimular la deglución y disminuir el riesgo de neumonía broncoaspirativa», insistió la doctora Cutillas. Y en esta idea también coincidió la doctora De Miguel, quien aclaró que «la primera fase no tiene fin, es decir, el abordaje desde la rehabilitación debe ser continuo siempre que se pueda. Por desgracia, tenemos grandes déficits de logopedas en los centros públicos, pues no hay profesionales en las plantillas. A pesar de ello, la clave del éxito está en el trabajo conjunto y coordinado desde el médico rehabilitador». Y en caso de que la toxina botulínica y la rehabilitación no funcionen tan y como se espera también existen otras alternativas farmacológicas e incluso quirúrgicas, por lo que la mayoría de pacientes puede encontrar una solución a su problema.
No se trata de algo baladí, ya que, según destacó el presidente de la Fundación Casaverde, Alberto Giménez Artés, durante su discurso de clausura, «cada año se diagnostican unos 10.000 nuevos casos en España, uno de cada cinco de ellos en menores de 50 años, con un gran impacto en la calidad de vida. Aquí se ha puesto de manifiesto que la clave está en la prevención y en la promoción de la salud para prevenir futuras enfermedades, algo que en la Fundación Casaverde trabajamos continuamente».
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