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¿Cómo ayuda la dieta rica en yodo ante un hipotético ataque nuclear?

El miedo a la radiación ha disparado la venta de suplementos, pero una ingesta indiscriminada es peligrosa para la salud

Comida rica en Yodo
Comida rica en YodoDREAMSTIMEDreamstime

La pandemia ha pasado a un segundo plano y ha dejado que todos los focos mediáticos se centren en la guerra de Ucrania. Y las consecuencias no se han hecho esperar, pues la amenaza de un posible ataque nuclear por parte de Rusia ha disparado todas las alarmas, hasta el punto de que se ha disparado la demanda de suplementos de yodo en Europa, también en nuestro país. «Algunas personas están intentando conseguir comprimidos de yoduro potásico para protegerse de los efectos que pudieran derivarse de la llegada de nubes con material radioactivo», advierte Lluis Vila, miembro del área de Tiroides de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (TiroSEEN).

Tras un accidente nuclear, ya sea por una explosión o una fuga de material radioactivo de una central nuclear, se libera, entre otros elementos, yodo radioactivo (I131). «Este elemento puede ser captado por la glándula tiroides y de este modo incrementar el riesgo de cáncer», advierte Vila, quien recuerda que «la tiroides, de manera natural, capta yodo para poder sintetizar sus hormonas. Si su reserva está completa, cogerá menos y el que sobra lo eliminará por la orina. Por contra, si están vacíos, tendrá más avidez por ese elemento. Si en esta situación aparece el yodo radioactivo, la glándula lo captará y el riesgo es mayor», detalla Vila.

Pues bien, en este contexto, la euforia por mantener un buen nivel de yodo en el organismo puede resultar muy contraproducente para la salud: «En este momento no tiene ningún sentido tomar dosis excesivas de yodo de manera indiscriminada, pues puede acarrear riesgos, por lo que de ningún modo se pueden ingerir estos productos sin una indicación expresa de las autoridades. Un exceso de consumo de yodo puede generar una producción excesiva de hormonas tiroideas (tirotoxicosis) también, aunque parezca paradójico, en algunos casos puede ocasionar hipotiroidismo», asegura el portavoz de la SEEN.

Dieta eficaz

El yodo es un mineral presente en muchos alimentos, «pues resulta esencial para producir la hormona tiroidea, que controla el metabolismo del cuerpo y otras funciones importantes, como la formación de huesos o el cerebro durante el embarazo y la infancia. Además, ayuda a la regulación de la frecuencia cardiaca y de los niveles de colesterol», explica Mónica Herrero, miembro del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricionistas.

¿Y cómo se obtiene ese buen nivel de yodo? Pues, según Herrero, «el consumo diario recomendado de un adulto sano debería estar en torno a unos 150 microgramos y a 120 en el caso de los niños. Con una dieta variada y equilibrada se cubren estas necesidades». Para cubrir estos requerimientos tenemos que tomar alimentos ricos en yodo y, además, «conviene consumirlos de modo habitual. En nuestro país, los productos más ricos en este mineral son la sal yodada (consumiendo poca sal basta para cubrir las necesidades de yodo diarias en la mayoría de la población), los lácteos, especialmente la leche (un vaso puede aportar entre 40 y 50 microgramos de yoduro)», recomienda Vila. Y a ellos se añaden, por ejemplo, «los frutos secos, las semillas y algunos pescados azules», destaca Herrero. Sin embargo, tal y como aclara la dietista-nutricionista, «tomar una buena alimentación con yodo nos sirve para estar sanos, pero no nos va a proteger de la posible radioactividad».

¿Quién debe tomar suplementos?

En el embarazo solo se recomienda la suplementación de yodo cuando la mujer no ingiere determinados alimentos como los lácteos. De hecho, «si durante la gestación se toman tres lácteos al día o derivados o unos dos gramos de sal yodada, las necesidades están cubiertas», asegura Mónica Herrero.

En un principio «solo cuando las hormonas tiroideas están alteradas se toma suplementación de yodo, mientras que para la población general con la dieta resulta suficiente y cualquier persona puede tomar esos alimentos, salvo en el caso de los niños, entre los que están más restringidos los pescados azules», detalla Herrero.