Enfermedades infecciosas
El 60% de las personas con VIH no son adherentes al tratamiento antirretroviral
Un adecuado seguimiento de la medicación ayuda a lograr mejores resultados inmunológicos
Una adherencia deficiente al tratamiento antirretroviral (TAR) a largo plazo incrementa el riesgo de fracaso virológico, la aparición de resistencias y el riesgo de seguir trasmitiendo el virus.
“El 60% de los pacientes con VIH no son adherentes al tratamiento antirretroviral», señaló Rocío Montejano, del Hospital La Paz de Madrid, durante el Webinar «Adherencia y Resistencias» celebrado en el marco del programa de formación on-line «VIH es 2.0: Ir más allá de la indetectabilidad», impulsado por Seisida y Gilead, y que quiere dar respuesta a los retos que todavía persisten en el manejo de la infección por VIH.
En este sentido, Montejano explicó que una «buena adherencia en los pacientes ayuda a alcanzar mejores resultados virológicos o inmunológicos y, por lo tanto, una mejor calidad de vida». La supresión viral a largo plazo, para esta doctora, «depende de tres elementos importantes: la adherencia, el virus y el fármaco».
Ramón Morillo, farmacéutico hospitalario de AGS Sur de Sevilla, destacó que la adherencia debe abordarse de forma multidisciplinar incluyendo «una serie de etapas que van desde la aceptación diagnóstica, la percepción de la necesidad, la motivación para hacer, la disposición y habilidades y la superación de barreras y dificultades» porque una mala adherencia puede conducir a un «fallo virológico, a peores resultados en salud y, sobre todo, a comprometer la esperanza de vida».
Desde una perspectiva multidisciplinar, a la hora de evaluar la adherencia al TAR es importante tener en cuenta tanto la visión de la atención primaria como de la especializada donde se valore no solo la terapia antirretroviral sino también todos demás los medicamentos prescritos al paciente.
Sobre los factores que intervienen en la adherencia, están tanto los propios de la persona que vive con la infección, por ejemplo, la ausencia de soporte social o familiar, el nivel socioeconómico o educativo, el consumo de drogas, el conocimiento y creencias acerca del tratamiento, como las actitudes del paciente frente a los fármacos y la desconfianza sobre la eficacia del tratamiento, así como, el estigma social.
Durante este encuentro, los especialistas también resaltaron que en el tratamiento intervienen una serie de variables como el número de medicamentos, la frecuencia de dosificación, las restricciones alimentarias, los efectos adversos y la impulsividad en el estilo de vida.
Así, por ejemplo, «se ha demostrado que para una buena adherencia al tratamiento antirretroviral se recomienda que la pauta incluya uno o dos comprimidos al día y preferentemente en una única dosis, que no haya restricciones dietéticas y que tenga los mínimos efectos secundarios que interfieran en su calidad de vida», recordó Morillo.
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