Cirugía

Cómo operar el 95% de hernias inguinales por laparoscopia

Este método mínimamente invasivo sustituye a la cirugía abierta, mucho más traumática y dolorosa

Los doctores César Ramírez y Marta Roldo durante una intervención
Los doctores César Ramírez y Marta Roldo durante una intervenciónQUIRONSALUDQuirón

La operación de hernia inguinal es la intervención programada que más realizan los profesionales de la Cirugía General y Digestiva. Su abordaje se puede hacer, bien por vía abierta, bien por laparoscopia. Históricamente, el tratamiento quirúrgico de la hernia inguinal se ha realizado por cirugía abierta, a través de una incisión en la ingle que permite llegar a la hernia y a la zona de músculo que está defectuosa tras romper de forma traumática distintas estructuras musculares de la zona. Por ende, el posoperatorio requiere de un mínimo de tres o cuatro semanas para poder recuperar una actividad física básica y, al menos de seis semanas, para comenzar a hacer deporte.

Sin embargo, en los últimos 25 años, la imparable irrupción de la cirugía laparoscópica (también conocida como mínimamente invasiva) no ha dejado al margen a la hernia inguinal, haciéndola menos traumática y dolorosa, lo que permite, al mismo tiempo, que los pacientes se incorporen mucho antes a realizar una vida física laboral y deportiva plenas.

Actualmente, en España su abordaje laparoscópico está por debajo del 25%. Sin embargo, más de diez años de experiencia en esta técnica del Hospital Quirónsalud Málaga la han convertido en su modelo estándar; de modo que «más del 80% de las hernias inguinales que se tratan en nuestro centro se realizan por cirugía mínimamente invasiva, con los consiguientes beneficios para el paciente», cuenta César Ramírez, jefe del Servicio de Cirugía General y del Aparato Digestivo del Hospital Quirónsalud Málaga.

¿Por qué se hacen tan poco?

Tal y como explica este experto, se pueden destacar dos factores que explican el porqué del bajo porcentaje de hernias inguinales intervenidas por laparoscopia: «El nivel de dificultad, puesto que técnicamente es más complejo y difícil operar mediante abordaje laparoscópico que por la vía abierta. Por ende, esto exige una formación especializada en cirugía mínimamente invasiva que no todos los cirujanos pueden o están dispuestos a adquirir. Un mayor coste sanitario asociado a la tecnología que se utiliza, aunque a medio-largo plazo sea más rentable operar por laparoscopia, ya que el paciente, al tener una recuperación más rápida, consume menos medicamentos analgésicos y recupera antes una vida física plena. Esto se traduce en un menor tiempo de hospitalización y de baja laboral».

El compromiso de este equipo médico referente por la calidad asistencial se refleja en datos aún mejores en lo que va de año 2022, en el que ha ampliado al 95% el abordaje inguinal por laparoscopia, cifra que representa la casi totalidad de las cirugías de hernia inguinal.

Pero, ¿existe alguna contraindicación? «Hoy en día, todas las hernias inguinales se pueden abordar mediante esta técnica mínimamente invasiva, ya sea por vía preperitoneal (TEP) o transperitoneal (TAPP). Las situaciones en las que no se indica el abordaje laparoscópico son en pacientes que asumen un riesgo por someterse a una anestesia general, necesaria para realizar este tipo de cirugía, por padecer enfermedades cardiológicas, respiratorias o de otra índole asociada», cuenta el experto.

Por ello, y considerando las evidencias científicas actuales, «la vía laparoscópica debe ser la de elección para pacientes con hernias inguinales unilaterales, bilaterales (en ambos lados), para mujeres y para hernias reproducidas, pues sus beneficios son indudables: los pacientes reciben el alta en el mismo día o a la mañana siguiente, muchos de ellos sin necesidad de analgesia en el posoperatorio inmediato. Acuden por su propio pie a la revisión tras una semana y en dos semanas están haciendo una vida de diario absolutamente normal, pudiendo incorporar el deporte prácticamente con plenitud a la tercera», concluye Ramírez.

¿Por qué se producen?

Se deben diferenciar dos tipos de hernias: por un lado, las congénitas o indirectas, que afectan principalmente a niños y jóvenes; por otro, las que padecen los adultos, que pertenecen la mayoría al grupo denominado como directas. En los niños y en pacientes jóvenes, la hernia inguinal es resultado de un descenso incompleto del testículo a la bolsa escrotal antes del nacimiento. En los adultos, sin embargo, se produce generalmente por un debilitamiento progresivo de la ingle con el paso de los años y se trata de una consecuencia inevitable e inesperada de la evolución.