Salud

Así puedes frenar los peligros de la hiperconectividad digital en verano

Los expertos alertan de que el abuso de las pantallas ya es una grave pandemia

Los expertos alertan de que el abuso de las pantallas ya es una grave pandemia
Los expertos alertan de que el abuso de las pantallas ya es una grave pandemiaFREEPIKLA RAZÓN

No es un virus, ni una bacteria, pero los profesionales de la sanidad ya hablan de una nueva pandemia que mina la salud física y mental de toda una nueva generación. Los datos resultan tan abultados como alarmantes: el abuso de las pantallas y la hiperconectividad digital están detrás de la aparición de trastornos en el desarrollo del lenguaje, el retroceso de la capacidad neurológica, el insomnio, el aumento de la depresión y el crecimiento de los suicidios entre adolescentes (en 2024 se registraron 76 entre jóvenes de 15 a 19 años, 13 más que el curso anterior). Y todo ello va a más.

Ha llegado el momento de echar el freno, tal y como han puesto de manifiesto esta semana más de una docena de asociaciones científicas, de la sociedad civil y medios de comunicación como Atresmedia a través de la Plataforma Control Z, una iniciativa cuyo objetivo es abordar la hiperconexión digital, especialmente en los más jóvenes, que supone un gravísimo problema de salud pública.

«Hay que empezar a hablar del grave problema que supone la hiperconexión digital, pues se trata de una nueva pandemia», alerta la presidenta de esta plataforma, Mar España, quien hace hincapié en los datos que revela el último informe de Cyber Guardians, en el que se muestra cómo los casos de enfermedades mentales en niños y en adolescentes están sufriendo un incremento explosivo, pues desde 2012 han aumentado un 300%.

En concreto, la media del uso de dispositivos de los niños y adolescentes entre semana es de 200 minutos, una cifra que asciende a 300 durante los fines de semana, según los últimos datos del estudio Pasos de 2022. «El mundo digital ha pasado como un tsunami y ahora se están recogiendo los desastres debido a la falta de preparación, ya que la adicción a las pantallas conectadas provoca en los niños falta de sueño, sedentarismo, depresión, afectación ocular, disminución de la autoestima, alteración del desarrollo cerebral, obesidad, problemas cardiovasculares y dolor muscular», alerta Julio Álvarez Pitti, miembro de la Asociación Española de Pediatría (AEP) y jefe de servicio de Pediatría del Hospital General de Valencia.

Muy peligroso a corta edad

Si hay algo en lo que coinciden los expertos es que cuanto antes se inicia el consumo digital, más grave es su impacto. Por ello, entre las medidas a tomar que defienden los especialistas destacan la de impedir el acceso a pantallas a los menores de seis años; limitar su uso hasta los doce; impedir el acceso a redes sociales hasta después de los 16 años; retrasar la entrega del primer teléfono inteligente hasta los 16 años o recuperar la actividad física y las relaciones personales directas, entre otras cuestiones, como la de exigir responsabilidades a las compañías tecnológicas y a los gobiernos. «Tenemos que recuperar el control de nuestra atención. Acortar la vida virtual para recuperar la real», insiste España.

En este escenario, los adultos deben convertirse en el ejemplo a seguir por parte de los menores. «El uso excesivo, precoz o sin supervisión de las tecnologías digitales está vinculado tanto en adultos como en personas jóvenes con un aumento del malestar emocional, con ansiedad, con aumento de las autolesiones, con un mayor desarrollo de percepción errónea del cuerpo», asegura Abigail Huertas, representante de la Asociación Española de Psiquiatría de la Infancia y de la Adolescencia. Y no solo eso, ya que, tal y como recuerda el vicepresidente y responsable del Área de Neurotecnología e Inteligencia Artificial de la Sociedad Española de Neurología (SEN), David Ezpeleta, «los móviles generan microestímulos de corta duración y alta intensidad muy adictivos, similares a los de las tragaperras, modificando el cerebro y disminuyendo así la atención, la concentración, la memoria y el aprendizaje». Y el problema no es solo el tiempo que se pasa frente a las pantallas, «sino el tipo de contenido que se consume, la edad de inicio, el contexto de su uso y de si existe el acompañamiento de un adulto. El uso inadecuado genera un aumento de los problemas psicoemocionales infantiles como ansiedad, retraimiento, agresividad o hiperactividad», afirma el secretario general del Consejo General de Psicología de España (COP), José Tenorio.

El poder de los juegos de mesa

Los expertos recomiendan dejar a un lado las pantallas y pasar tiempo en familia o con amigos cara a cara. Para ello, los juegos de mesa son una herramienta muy poderosa, sin importar la edad. «Es la excusa para sentarnos juntos, mirarnos a los ojos, reír, conversar, cooperar o competir… pero, sobre todo, compartir un rato real. Necesitamos descansar, desconectar y reconectar con los demás. Y el juego, bien entendido, tiene ese poder: no es solo entretenimiento, es una forma de cuidar nuestros vínculos, porque te obliga a estar presente, pero también de pensar y de conectar con los demás», asegura Quim Dorca, CMO de la editorial Devir.

A nivel cognitivo, los juegos de mesa fomentan la curiosidad, la estrategia, la toma de decisiones, la gestión emocional, la capacidad de adaptación… «Y si lo piensas, esas son justamente las habilidades que más valorarán en el futuro. Kai-Fu Lee, que es una de las voces más influyentes en inteligencia artificial, habla de las “tres C”: curiosidad, pensamiento crítico y creatividad. Y resulta que todas ellas se pueden practicar, mejorar y disfrutar alrededor de un tablero», añade Dorca.

En este sentido, el juego nos obliga a estar presentes y esa atención plena es lo que muchas veces necesitamos para desconectar del estrés. Y no son solo para niños. Todo lo contrario, ya que todos (adolescentes, adultos, mayores) necesitamos jugar, pues eso nos estimula, nos conecta, nos desafía y, sobre todo, nos hace sentir bien.