Día Mundial
Esta es la grave secuela en el hígado que sufre hasta el 70% de las personas con obesidad
El hígado graso afecta a 1 de cada 4 personas que cuentan con exceso de grasa en este órgano
Cada 4 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Obesidad, una cita que pone de relevancia un problema de salud en auge. Las cifras no dejan lugar a dudas, ya que se estima que el 18,7% de la población mayor de 18 años en España tiene obesidad y un 37,1% sufre sobrepeso, cifras que son incluso más preocupantes si miramos a los menores de edad, pues el 33,7% de los jóvenes de entre dos y 17 años y el 26% de las niñas de estas edades presentan exceso de peso.
En este escenario, la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) busca concienciar sobre esta enfermedad y, sobre todo, sobre una de las secuelas más frecuentes que suele conllevar: el hígado graso, un problema que se estima afectará al 50-70% de personas con obesidad, como mínimo en un estadio inicial, y que ya afecta a 1 de cada 4 personas que cuentan con exceso de grasa en este órgano.
En concreto, el hígado graso viene definido por la presencia de más de un 5% de grasa en el hígado que empeora cuando se produce una inflamación o fibrosis (pequeñas cicatrices) en el mismo. Esto suele estar ligado a las principales alteraciones metabólicas entre las que destacan la obesidad y la diabetes, aunque, puede haber otras como el exceso de colesterol o la hipertensión arterial. “Es difícil separar obesidad e hígado graso” ya que, normalmente, “las personas con obesidad suelen desarrollar enfermedades hepáticas por otros motivos”, asegura el Dr. Javier Ampuero, médico sdjunto del Servicio de Aparato Digestivo del Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla), investigador del Instituto de Biomedicina de Sevilla (IBIS) y experto de la Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD). De hecho, “en consulta cada vez se ven más casos en los que el consumo de alcohol y la presencia de alteraciones metabólicas son las principales enfermedades que desencadenan cirrosis (estadio más avanzado del hígado graso), cáncer de hígado y trasplantes” afirma el Dr. Ampuero.
Una relación bidireccional
En este sentido, la relación de causalidad entre obesidad e hígado graso es bidireccional y de retroalimentación, ya que, normalmente, “el hígado graso es más consecuencia de la obesidad que causa”, sin embargo, “los pacientes que presentan hígado graso de inicio tienen mayor riesgo de desarrollar obesidad, hipertensión o diabetes”, concluye el doctor.
Respecto a la sintomatología, el hígado graso como enfermedad hepática no presenta unos síntomas definidos, a menos que esté muy avanzada, por lo que “es un aspecto a trabajar a la hora de generar concienciación en la población” señala el doctor, así como “sensibilizar sobre su posible relación con un trastorno metabólico como es la obesidad”.
Tratamiento
A día de hoy, el tratamiento fundamental para mejorar ambas patologías pasa por incidir en la importancia de mantener un estilo de vida saludable. A este respecto, el Dr. Ampuero indica que lo primero es “insistir en la actividad física”, por lo que, “recomendamos como mínimo 8.000 pasos al día, es más importante fijarse en los pasos que en la báscula”. Y, por otro lado, “llevar una dieta controlada en calorías”, es decir, “reducir la ingesta calórica e incrementar el consumo de fruta, verdura, pescado, etc.”. El principal problema es que “se come mal o se come en exceso”. Por tanto, “teniendo una intervención sobre el estilo de vida, la obesidad y el hígado graso deben mejorar”. Además, señala que, “hay que tener en cuenta que no existe un tratamiento específico actualmente”, sí es cierto que existen ensayos clínicos en desarrollo como algún medicamente antidiabético que, “consiguen una pérdida de peso de hasta el 20% y se ha observado que reducen la inflamación hepática”, no obstante, indica el Dr. Ampuero “que no se recetan a personas no diabéticas en la actualidad”.
Otro caso sería si el paciente ya presentara hígado graso en su estadio más avanzado, “el tratamiento para la cirrosis se centra en que el paciente no desarrolle más complicaciones que puedan acabar en cáncer de hígado o trasplante”.
En este contexto, España es uno de los países más afectados por la obesidad infantil y adolescente lo que implica que, “en el futuro esos niños puedan desarrollar una enfermedad hepática avanzada”. Por tanto, “tenemos que trabajar en la concienciación de la población en que la posibilidad de tener sobrepeso ahora y desarrollar una enfermedad hepática en el futuro existe y se puede prevenir”, concluye el Dr. Javier Ampuero.
Campaña “Una vida saludable por un hígado sano”
La Fundación Española del Aparato Digestivo (FEAD) lanzó el año pasado la campaña “Una vida saludable por un hígado sano” en la que, durante dos años, pretende concienciar sobre las dos enfermedades que más afectan al hígado y que pueden desencadenar cirrosis hepática: enfermedad hepática por alcohol e hígado graso. No obstante, se pueden prevenir mediante hábitos de vida saludable que incluyen limitar el consumo de alcohol y evitar la obesidad llevando una dieta equilibrada y practicando ejercicio físico.
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