Alimentación

¿Una hamburguesa con carne sintética? «No, grazie»

Italia prohíbe por ley la producción y distribución de alimentos que hayan sido fabricados artificialmente en un laboratorio

Salvini comiendo hamburguesa
Imagen del vicepresidente italiano, Matteo Salvini, comiéndose una hamburguesaAPAgencia AP

Italia declara la guerra a la carne sintética. El Gobierno de Giorgia Meloni aprobó recientemente un proyecto de ley que pretende prohibir la producción y distribución de alimentos fabricados en laboratorio a partir de células madre de tejidos animales. La norma prevé multas que oscilan entre 10.000 y 60.000 euros para quien produzca, venda, distribuya o suministre alimentos, bebidas y piensos animales artificiales. En el caso de incumplimiento por parte de una empresa, el texto no descarta el cierre de su planta de producción.

La iniciativa fue impulsada por el ministro de Agricultura y Soberanía Alimentaria, Francesco Lollobrigida, y arropada por el resto de miembros del Ejecutivo, especialmente por el titular de Sanidad, Orazio Schillaci, para quien la normativa «se basa en un principio de precaución» ya que «no existen pruebas científicas» que excluyan «los efectos nocivos relacionados con el consumo de alimentos sintéticos».

«Los productos de laboratorio no garantizan la calidad, el bienestar y la protección de la cultura y tradición gastronómica y vinícola italiana, a la que parte de nuestra tradición está unida», declaró, por su parte, Lollobrigida, quien no esconde que detrás de la decisión se encuentra una reivindicación nacionalista, ya que según el ministro de Agricultura, la gastronomía italiana está amenazada por el avance de estas nuevas técnicas de producción alimentaria.

El proyecto de ley deberá ser aprobado en el Parlamento en el plazo de dos meses y está abierto a modificaciones, pero ya ha abierto un encendido debate en Italia. A favor de la iniciativa se mostró entusiasmada Coldiretti, la principal asociación de agricultores italianos, que contra la carne de laboratorio había recogido medio millón de firmas, incluida la de la primera ministra. «Italia, líder europeo en calidad y seguridad alimentarias, tiene el deber de estar a la vanguardia de las políticas alimentarias de defensa de los ciudadanos y las empresas», denunció el presidente de la organización, Ettore Prandini.

Coldiretti definió la medida como «un acto de responsabilidad hacia el consumidor», que permitirá «detener una peligrosa deriva que pone en riesgo el futuro de la cultura alimentaria nacional». «Después de la autorización para el consumo humano otorgada por la FDA –la autoridad alimentaria estadounidense– a los filetes de pollo creados en laboratorio, el riesgo es que se produzca una propagación también en la Unión Europea, donde las primeras solicitudes de autorización de comercialización podrían introducirse ya este año», advirtió la asociación en un comunicado. También la industria láctea italiana aplaudió la iniciativa al considerar que la leche sintética supondrá una competencia desleal para los productores tradicionales.

En realidad, la iniciativa no responde a ninguna solicitud de autorización en países de la Unión Europea y los expertos estiman que ningún alimento producido en laboratorio estará listo para comercializarse en los próximos años. Además, la prohibición incluida en el proyecto de ley no se aplica a los productos legalmente fabricados o comercializados en otro estado miembro de la UE, por lo que si la EFSA, la autoridad de seguridad alimentaria europea, aprobara en los próximos años su consumo, Italia no podría oponerse a su distribución de acuerdo con las normas comunitarias de libre circulación de bienes y servicios.

Definición errónea

La medida llega poco después de que el gobierno de Meloni limitara la venta de harinas y productos a base de insectos, como grillos, escarabajos o gusanos, al mismo tiempo que la ONU y la UE están impulsando su comercialización para aliviar el consumo de carne, que según los expertos está provocando crecientes problemas éticos y medioambientales en el mundo. Solo en Italia, cada ciudadano consume una media de 65,3 kilos de carne al año, según datos del Instituto de servicios para el mercado agrícola alimenticio.

«La definición misma de ‘‘carne sintética’’ es deliberadamente errónea y busca despertar una repulsión injustificada», sostiene la Organización Internacional para la Protección de los Animales en Italia (OIPA), que lamentó la propuesta de ley. «Se trata de carne cultivada derivada de células de animales», que representa «una solución a varios problemas relacionados con la producción de carne: el bienestar animal, la sostenibilidad ambiental y la seguridad alimentaria».

En Italia existe un grupo de investigación en la Universidad de Trento que estudia desde hace años métodos para producir carne sintética o cultivada. Un potencial mercado que, según los datos de la IX Conferencia Económica de Agricultores Italianos, registra inversiones a nivel mundial por valor de 1.300 millones de dólares.