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Día Mundial

La lucha contra la obesidad: más allá de las calorías y el ejercicio

Solo un 2% de personas con obesidad recibe atención psicológica. Los expertos reclaman abordar la enfermedad con un equipo multidisciplinar en el que estén incluidos psicólogos expertos en alimentación para luchar contra esta patología que cuesta entre el 2,4 y el 2,9% del PIB nacional

El hambre puede afectar al estado anímico La RazónLa Razón

La obesidad desde 1990 se ha duplicado con creces entre los adultos y se ha multiplicado por cuatro entre niños y adolescentes a nivel mundial, según la OMS. Y es una tendencia que, de no poner remedio, se espera que siga en aumento. Se trata de una enfermedad compleja y multifactorial donde la salud mental de la persona que la padece juega un papel fundamental.

Con motivo del Día Mundial de la Obesidad, la Sociedad Española de Obesidad (Seedo), la Asociación Nacional de Personas que viven con Obesidad (Anpo) y Novo Nordisk se han sumado al lema "Changing Systems. Healthier Lives", promovida por la Federación Mundial de la Obesidad, para invitar a reflexionar sobre cómo los diferentes sistemas pueden ayudar a mejorar el abordaje de la enfermedad, con especial foco en el entorno directo del paciente y la sociedad.

Y es que la obesidad y la salud mental están estrechamente relacionadas. Así, mientras que una inadecuada salud mental puede influir en el desarrollo de la obesidad, esta también puede agravar o desencadenar trastornos emocionales como la ansiedad y la depresión.

De hecho, la obesidad incrementa en un 30% el riesgo de desarrollar un trastorno de ansiedad y en un 40% tener síntomas de ansiedad.

Además, según otro estudio, las personas con obesidad tienen un 55% más de riesgo de desarrollar depresión con el tiempo, y las personas con depresión tienen un 58% más de riesgo de tener obesidad.

Francisco Pajuelo, director médico de Novo Nordisk España, afirma que «es importante hacer hincapié en el impacto sobre la salud mental de esta enfermedad que afecta a una de cada cinco personas en España. El sistema actual para prevenir la enfermedad no ha sido efectivo».

Es una patología crónica compleja «en la que intervienen múltiples factores, y no todos se limitan a mala alimentación o al sedentarismo. Influye la edad, el ritmo circadiano, ciertos fármacos, las horas de sueño, la microbiota, factores prenatales y los disruptores endocrinos», recuerda Albert Lecube, jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Arnau de Vilanova, en Lérida, y editor de la revista «BMI» en la Junta directiva de Seedo.

Más del 41% de las personas con sobrepeso u obesidad presentan alimentación emocional, y es que entre las múltiples causas que provocan esta enfermedad, está la alimentación. Pero no solo. "En la personas con obesidad -prosigue- la necesidad de hambre está alterada. Este concepto nos ayuda a entender mejor los 3 tipos que hay de hambre: de supervivencia u homeostática (cuando estamos mucho tiempo sin comer) relacionada con hormonas como el GLP-1 y metabólicas; hedónica o emocional por la búsqueda de placer y recompensa, regulada por la dopamina (ultraprocesados y altamente palatables), y luego está el hambre ejecutiva, que es la decisión consciente de alimentarse".

"Nuestra relación con la comida se construye desde la infancia. Así, el 95% hábitos alimentarios se adquieren antes de los 10 años", hace hincapié Lecube.

Esta fase en la vida resulta fundamental. «Si los padres cuando van a recoger a su hijo al colegio el niño llora y lo premian con bollería u otros alimentos ultraprocesados van a reforzar ese mecanismo de recompensa en el cerebro de los niños y promover la preferencia por ese tipo de alimentos, así como aumentar el riesgo de que desarrollen obesidad en el futuro», recuerda.

Un asunto que no es baladí, ya que los niños con obesidad, de adultos tendrán en su mayoría obesidad.

Ahora bien, como bien incide Lecube, "no basta con proveer una alimentación equilibrada y realizar ejercicio físico, hay que entender la parte emocional de la obesidad.

Y urge, ya que según destaca Lecube, "las personas con obesidad, alimentación y actividad física y apoyo psicológico pierden hasta un 40% más de peso que sin esa ayuda psicológica".

Sin embargo, "la escasez de psicólogos clínicos en España es patente. Hay que solventar este problema y hacerlos más accesibles en el sistema sanitario, ya que hoy el apoyo psicológico se limita a los programas de cirugía de obesidad que lo incluyen", explica Lecube. Es decir, "menos de un 2% de personas con obesidad reciben atención psicológica", añade.

Hay un estudio reciente de la Clínica Mayo en el que se identifican 4 tipos de individuos con obesidad: un cerebro hambriento por el que estas personas tardan más tiempo en sentirse llenas, lo que hace que coman más; luego está intestino hambriento, tener hambre con mucha frecuencia incluso después de haber comido y que se relaciona con un vaciado gástrico rápido; la comida emocional o impulsiva por recompensa, y por último, personas con un metabolismo lento. Por tanto se puede saber fenotipo de cada persona con obesidad con unas meras preguntas.

Es decir, "la obesidad no es solo calorías consumidas y gastadas. Puede manifestarse de forma distinta y cada paciente requiere un abordaje específico. Se necesitan equipos multidisciplinares, incluidos psicólogos, especializados en alimentación. Saber qué impulsa a una persona a comer es tan importante como saber qué come", demanda Lecube.

La obesidad puede afectar a la salud mental y viceversa. Así, «el 63% de niños con sobrepeso u obesidad presenta más riesgo de sufrir acoso en el colegio. Los docentes han de activar protocolos cuando vean cambios en la ingesta o cambios corporales porque puede estar pasando algo en casa», reclama Santos Solano, psicólogo sanitario y coordinador del grupo de trabajo de Psicología y Obesidad de Seedo.

Así, cuatro de cada 10 niños con exceso peso tiene sobrepeso u obesidad y "el 63% presenta más riesgo de sufrir acoso en el colegio". "Hay que activar docentes que cuando vean cambios en la ingesta o cambios corporales se encienda una alerta porque puede estar pasando algo en casa", demanda.

Ser víctima estigma del peso, incluso pequeños comentarios críticos, tiene consecuencias directas sobre nuestra salud física, psico y social. en adolescentes aumentan las autolesiones y suicidio.

Así, como apunta Solano, "el 54% personas con obesidad ha sufrido estigma por parte de sus compañeros y el 69% de los adultos según identificó en 2017 la OMS, ha sufrido estigma por parte de los propios sanitarios".

Y es que el estigma no debe utilizarse como motivación para el cambio. Es contraproducente.

"Tres de cada 10 personas con obesidad presenta trastorno por atracón que tiene mucho que ver con la anorexia nerviosa. Si sospechas que alguien puede sufrir perfil psicológico de obesidad por trastorno de conducta alimentaria no basta con recomendarle pérdida de peso", recuerda Solano.

Da buena prueba de todo ello Federico Luis Moya, presidente de ANPO y vicepresidente de ECPO, que explicó que "la lucha contra la obesidad dura toda la vida. Yo me sometí hace 10 años a una cirugía bariátrica y me sigo presentando como una persona que ha de estar pendiente de lo que come".

Moya recuerda que "entre el 2,4 y el 2,9% del PIB se destina a costear la obesidad", por lo que se trata de un problema que es urgente empezar a solventar. En este sentido, recomienda a otras personas que estén pasando por lo mismo que él "ponerse en manos de un psicólogo o de una unidad multidisciplinar que incluya este profesional" e incide en la importancia del respecto y del acompañamiento. En su caso, empezó con comida por atracón de adolescente. "El fallecimiento de mi madre lo curaba con comida. Hacía salvajadas como cenar tres veces hasta que tuve que despertar a mi padre para que me atase los cordones para poder ir a trabajar". Ese día se dio cuenta de que algo tenía que cambiar.

Por eso pide dejar de mirar por encima del hombre a persona que pasa a nuestro lado con obesidad, porque si todos miramos a la cuarta o quinta vez esa persona va a decidir no salir a la calle".

Es necesario ese apoyo, ese acompañamiento, comprender a las personas con obesidad.Y es crucial, porque como recuerda Pajuelo, el problema de la obesidad es una relación a tres con la salud mental y la salud cardiovascular: "Las enfermedades cardiovasculares son las principales causas de muerte en personas con obesidad: dos de cada tres personas con obesidad fallecen por una enfermedad cardiovascular. Y uno de cada cinco españoles que viven con obesidad ha experimentado un infarto, un ictus... Casi 35% personas que sufre un problema cardiovascular presenta obesidad. Sin embargo, poco más de un tercio españoles se ha medido perímetro abdominal que está más vinculado con el riesgo cardiovascular que el propio peso".