Opinión
Más allá del precio: el verdadero valor del medicamento
Cada euro invertido en fármacos innovadores ahorra entre 2 y 7 en otros gastos sanitarios
Evaluar los medicamentos únicamente por su precio lleva a una comprensión limitada y, a menudo, sesgada de su verdadero valor. Al reducir esta valoración a términos económicos, perdemos de vista el impacto profundo que estos tratamientos tienen en la salud de las personas y en el bienestar de la sociedad. Diversos estudios, como los realizados por Farmaindustria, subrayan la importancia de adoptar una visión más amplia y completa al valorar los medicamentos, considerando sus efectos en la calidad de vida, en los costes del sistema sanitario y en la economía en su conjunto.
La evaluación de tecnologías sanitarias convencionales suele centrarse en medir la relación entre coste y beneficio clínico, lo que es útil para muchas decisiones, pero presenta limitaciones en casos complejos, como los medicamentos huérfanos o las enfermedades raras. Estos tratamientos, dirigidos a condiciones que afectan a un número muy reducido de personas, requieren decisiones que van más allá de lo puramente económico.
En este contexto, el análisis de decisiones multicriterio (MCDA) es una metodología útil para estructurar, de manera integral y multidisciplinar, el valor añadido de un fármaco frente a las alternativas existentes. El MCDA considera factores multidimensionales y da voz a las diferentes perspectivas de las partes interesadas, como los prescriptores, quienes aportan su experiencia en los beneficios clínicos y calidad de vida, y los gestores sanitarios, que destacan la sostenibilidad y la asignación eficiente de recursos. Este enfoque proporciona un marco más completo para apoyar decisiones complejas y, en última instancia, hacerlas más equitativas.
Los medicamentos han sido fundamentales para la mejora de la salud pública, y en el caso de las enfermedades crónicas, han permitido reducir hospitalizaciones y mejorar la autonomía de los pacientes. Gracias a los avances en farmacología y biotecnología, contamos con tratamientos que permiten manejar enfermedades antes incapacitantes o letales. En oncología, por ejemplo, las terapias innovadoras han incrementado la supervivencia y mejorado la calidad de vida de los pacientes, aumentando la esperanza de vida y reduciendo la mortalidad. El MCDA ofrece una manera de incluir estos beneficios cualitativos y de largo plazo en el proceso de evaluación.
Según datos de Farmaindustria, en las últimas dos décadas, la esperanza de vida de los pacientes con cáncer ha aumentado entre dos y tres años, y las tasas de mortalidad por esta enfermedad han descendido en un 30%. Por su parte, la Asociación Española de Laboratorios de Medicamentos Huérfanos y Ultrahuérfanos (Aelmhu) señala en un informe dedicado al valor social del medicamento que la introducción de tratamientos para enfermedades raras ha demostrado beneficios significativos para los pacientes y su entorno.
Además de los beneficios en la salud, los medicamentos también generan un ahorro considerable en los costes sanitarios. Según esta asociación, la implementación de medicamentos huérfanos en enfermedades metabólicas puede reducir los costes directos en más de un 80%, mientras que en patologías hematológicas e inmunológicas, los costes indirectos pueden disminuir hasta en un 88%.
Al invertir en tratamientos efectivos, se reduce la necesidad de intervenciones médicas más costosas, como cirugías o hospitalizaciones prolongadas, que demandan mayores recursos. De hecho, Farmaindustria estima que por cada euro invertido en medicamentos innovadores se ahorran entre dos y siete euros en otros gastos sanitarios. Estos ahorros se traducen en un sistema de salud más eficiente, en el cual los recursos pueden destinarse a áreas que también requieren apoyo.
La inversión en medicamentos innovadores impulsa la investigación científica y el desarrollo tecnológico. Estos avances mejoran los tratamientos disponibles y también fortalecen la infraestructura científica y médica del país, generando empleos cualificados y promoviendo la colaboración internacional en proyectos de alto impacto. En un contexto de competencia global, la capacidad de desarrollar y adoptar tecnologías avanzadas es crucial para mantener una economía robusta y resiliente.
Por otra parte, los medicamentos innovadores no solo benefician a los pacientes individuales, sino que también apoyan a las comunidades en las que viven. Al reducir la carga de enfermedades crónicas y aumentar la calidad de vida de los pacientes, se alivian las demandas sobre familiares y cuidadores. Al adoptar un enfoque que tenga en cuenta estos aspectos, la evaluación de los medicamentos puede alinearse mejor con las experiencias y necesidades reales de los pacientes.
Si bien el coste es un factor importante en la evaluación de los medicamentos, su valoración no debería reducirse solo a este análisis. Las políticas de salud deberían reflejar esta visión holística, reconociendo que los beneficios de los medicamentos van mucho más allá de sus precios y que su impacto en la vida de las personas es un componente esencial de un sistema de salud eficaz y justo.
Adoptemos una perspectiva más amplia y reconocedora del valor integral que estos tratamientos aportan, que va desde el bienestar de los individuos hasta los beneficios para la economía y la sociedad. Es fundamental que actores como pacientes, profesionales de la salud y responsables políticos participen en la discusión sobre el valor real de los medicamentos. Un diálogo abierto y basado en evidencia permitirá que las políticas de salud reflejen las necesidades y valores de la sociedad, promoviendo decisiones informadas y justas.
Pablo Sierra es director de Patient Value Access & Corporate Affairs de Takeda España
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