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Salud

La mujer que vivió hasta los 117 años tenía un hábito diario que ahora imitan miles de personas: tres yogures al día

Su microbiota se mantenía tan joven como la de una persona de 30 años. Por eso el estudio científico sobre María Branyas, la persona más vieja del mundo, ha puesto de moda esta pequeña marca de lácteos

María Branyas se prestó para un estudio científico que reveló las claves de su longevidad EFE / La Razón

Durante más de un siglo, María Branyas Morerala repitió un gesto sencillo: cada mañana, abría un yogur y lo saboreaba lentamente. Cuando la supercentenaria catalana falleció en 2024, a los 117 años, no solo se convirtió en la persona más anciana del planeta, sino también en el epicentro de una de las historias científicas más comentadas del año: la que relaciona su extraordinaria longevidad con la salud de su microbiota intestinal.

El hallazgo, publicado en la revista Cell Reports Medicine por el equipo del investigador Manel Esteller (Instituto Josep Carreras), reveló que el microbioma de Branyas era comparable al de una persona de 30 o 40 años. En sus muestras biológicas se detectó una abundancia inusual de Bifidobacterium, bacterias intestinales asociadas a una baja inflamación y un metabolismo saludable. Y, según contaba la propia familia en redes sociales, había un detalle curioso: María comía cada día tres yogures de la marca La Fageda, una cooperativa catalana sin ánimo de lucro.

El vínculo entre yogur y microbiota

Los científicos no atribuyen su longevidad únicamente al yogur, pero sí destacan su posible papel en la modulación del ecosistema intestinal. "Creemos que la ingesta de yogur, rica en bacterias vivas, pudo contribuir al equilibrio de su microbiota", apuntan los autores del estudio en declaraciones a medios.

El caso ha despertado un interés mundial. Tanto que desde su publicación, la cooperativa La Fageda, con sede en la comarca gerundense de la Garrotxa, ha visto cómo la demanda de sus yogures se multiplicaba. "En dos semanas hemos recibido el mismo volumen de pedidos que en un año entero", explicó su responsable de comunicación, Esther Carreras a EFE. Muchos de esos pedidos proceden de Reino Unido y Estados Unidos, países desde los que participaron investigadores en el estudio.

María Branyas tomaba tres yogures al día de la marca La Fageda, un hábito que los científicos relacionan con su sorprendente salud intestinalLa Fageda

Un proyecto social que inspira

Fundada en 1982 por el psicólogo Cristóbal Colón, La Fageda no es una empresa al uso: su fundación da empleo a personas con discapacidad o en riesgo de exclusión. "Nuestro objetivo no es crecer económicamente, sino mejorar la vida de quienes trabajan aquí", afirma Carreras.

De sus talleres y granjas salen yogures elaborados con leche fresca local y procesos de fermentación que conservan las bacterias vivas hasta el final de su vida útil. La filosofía se resume en una idea: producir alimentos de calidad, sostenibles y con propósito social.

La repercusión del caso Branyas ha supuesto un inesperado escaparate para esta cooperativa. "Nos alegra que se hable de nuestros productos, pero sobre todo que se conozca nuestra labor social", señalan desde la entidad. Actualmente, La Fageda cuenta con más de 650 empleados, la mayoría personas con discapacidad intelectual o trastornos mentales.

El legado de una supercentenaria

El estudio sobre María Branyas va mucho más allá de la anécdota. Los investigadores analizaron muestras de sangre, saliva, orina y heces para descifrar las claves de su envejecimiento saludable. Entre las conclusiones destacan una baja inflamación sistémica, un sistema inmune activo y un perfil de colesterol óptimo, además de una genética que la protegía frente a enfermedades neurodegenerativas y cardiovasculares.

"Por primera vez hemos podido separar los procesos de envejecimiento de las enfermedades asociadas a la edad. Envejecer no tiene por qué significar enfermar", explicó Esteller. Su caso, añaden, podría inspirar nuevas terapias que imiten los efectos de una microbiota equilibrada o de variantes genéticas protectoras.

La lección detrás del yogur

El interés mediático por el "yogur de la longevidad" ha cruzado fronteras, pero los expertos recuerdan que no existe un alimento milagroso. Lo que sí hay son patrones: una dieta mediterránea equilibrada, rica en probióticos, frutas, cereales y poca inflamación, combinada con ejercicio, descanso y vida social activa.

María Branyas lo resumía sin saberlo en su rutina: caminaba cada día, no fumaba, no bebía alcohol y mantenía una actitud serena ante la vida. Tal vez, como señalan los investigadores, su secreto no estaba solo en los genes, ni siquiera en el yogur, sino en el conjunto de pequeños gestos que suman salud y tiempo.