
Salud
Esta es la ciudad catalana que tiene el secreto de la longevidad
Una empresa de yogures con sede en Cataluña ha contribuido a la vejez de María Branyas, la persona más longeva del mundo

La longevidad de las personas ha sido objeto de estudio a lo largo de la historia. En las últimas décadas, gracias a los avances de la medicina, la nutrición, la biotecnología y las mejoras en las condiciones sociales, la esperanza de vida humana ha aumentado exponencialmente en la mayoría de los países del mundo.
Sin embargo, la longevidad no depende exclusivamente de factores biológicos o genéticos, sino que se trata de un fenómeno en el que intervienen otras variables como la psicología, la cultura o la alimentación.
Y es que en España tenemos el claro ejemplo de lo que significa la longevidad. Maria Branyas Morera, de origen hispano-estadounidense, fue la persona viva registrada más longeva del mundo. Murió en agosto de 2024 a los 117 años, marcando un récord .
La mujer pudo vivir más de un centenario, algo que resulta muy difícil de conseguir a pesar de los avances tecnológicos. Sin embargo, todo tiene su explicación. Como si de un superpoder se tratara, una ciudad catalana tiene la clave de todo.
¿Qué hay detrás de la longevidad de Maria Branyas
Todo tiene un por qué. Maria Branyas desafió las leyes y fue capaz de mantenerse viva durante 117 años gracias a un pequeño gesto que repitió durante muchos tiempo. Cada mañana, abría un yogur y lo saboreaba lentamente. Cuando la supercentenaria catalana falleció en 2024, no solo se convirtió en la persona más anciana del planeta, sino también en el epicentro de una de las historias científicas más comentadas del año: la que relaciona su extraordinaria longevidad con la salud de su microbiota intestinal.
Según publicó la revista Cell Reports Medicine, el microbioma de Branyas era comparable al de una persona de 30 o 40 años. En sus muestras biológicas se detectó una abundancia inusual de Bifidobacterium, bacterias intestinales asociadas a una baja inflamación y un metabolismo saludable.
La ciudad de la longevidad está en Cataluña
Tal y como relataba la propia familia en redes sociales, había un detalle curioso que podía estar detrás de esta condición: María comía cada día tres yogures de la marca La Fageda, una cooperativa catalana sin ánimo de lucro.
Esta empresa, con sede en la comarca gerundense de la Garrotxa, parece tener la clave. Tanto es así que la demanda de sus yogures se vio multiplicada . "En dos semanas hemos recibido el mismo volumen de pedidos que en un año entero", aseguraba el responsable de comunicación, Esther Carreras.
El secreto: de sus talleres y granjas salen yogures elaborados con leche fresca local y procesos de fermentación que conservan las bacterias vivas hasta el final de su vida útil. Un proceso que garantiza la producción de alimentos de calidad, sostenibles y con propósito social, puesto que la fundación da empleo a personas con discapacidad o en riesgo de exclusión.
La explicación a todo
El estudio, descrito por los investigadores como el más exhaustivo jamás realizado sobre una supercentenaria, analizó durante tres años muestras de sangre, orina, saliva y microbiota intestinal de Branyas. Los resultados revelaron que su sistema inmunológico seguía siendo eficiente, sus niveles de inflamación eran bajos y su metabolismo lipídico se mantenía en equilibrio.
El ADN de Branyas contaba con variaciones protectoras frente al Alzheimer, el cáncer y la demencia, y carecía de mutaciones de riesgo comunes. A ello se sumó su estilo de vida, es decir, su dieta, el contacto con la naturaleza y su actitud emocionalmente estable para mantener su organismo lo más joven posible.
Uno de los descubrimientos más sorprendentes fue su microbioma intestinal, que se asemejaba al de una persona de 20 años y que reducía la inflamación y fortalecía el sistema inmunitario.
La clave de una vida más longeva
A pesar de que este caso ha sonado en el mundo entero, la realidad es que no existe un alimento que garantice la longevidad. No obstante, sí existen patrones que se repiten y que permiten una vida mejor: una dieta mediterránea equilibrada, rica en probióticos, frutas, cereales y poca inflamación, combinada con ejercicio, descanso y vida social activa.
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