Técnica HIFU
«El uso de ultrasonidos en el cerebro reduce los temblores del párkinson»
"La técnica HIFU exige que el paciente sea capaz de estar tumbado durante casi dos horas", afirman los doctores Joaquín Ayerbe Gracia y Cici Esmerali Feliz Feliz, especialistas de los Servicios de Neurocirugía y Neurología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz
1. ¿Para qué se usan los ultrasonidos de alta intensidad (HIFU)?
Dr. Joaquín Ayerbe (J. A.): En el ámbito de la Neurología, la administración de HIFU en el cerebro se emplea para eliminar o reducir el temblor que padecen pacientes con temblor esencial o párkinson. No es un tratamiento que cure, pero mejora la calidad de vida de los pacientes de forma muy significativa en la mayoría de los casos. En la Fundación Jiménez Díaz venimos tratando desde hace unos 30 años pacientes con temblor mediante cirugía de implantación de neuroestimuladores cerebrales, pero la técnica HIFU que acabamos de introducir es una excelente alternativa. Hay ya bastante experiencia mundial en este sentido que así lo avala.
2. Es para temblores, pero ¿de qué tipo y grado? ¿Sirve para párkinson avanzado?
Dra. Cici Esmerali (C. E.): El tratamiento con ultrasonidos focales está indicado para el abordaje de enfermedades que cursan con temblor, el temblor esencial severo que no responde al tratamiento farmacológico y el refractario asociado a la Enfermedad del Párkinson. También para tratar otros síntomas motores de esta patología, pero no es un tratamiento específico para el párkinson avanzado. Asimismo, tiene otras aplicaciones en otras enfermedades neurológicas, como el dolor neuropático, y en trastornos del movimiento como distonías.
3. ¿Y en un futuro?
J. A.: Se investiga su posible uso en un futuro como apoyo en determinados tratamientos para otras enfermedades neurológicas, si bien aún no hay resultados definitivos.
4. ¿En qué medida y cuánto tiempo reduce los temblores?
C. E.: La reducción del temblor puede ser significativa. En las distintas series nacionales e internacionales, la reducción del temblor inmediatamente después del tratamiento es del 50 al 90%, mejoría que disminuye ligeramente con el paso del tiempo, pero manteniendo un buen control del temblor durante varios años.
5. ¿Puede reaplicarse esta técnica en el mismo paciente?
J. A.: La técnica se puede repetir pasados unos 9-12 meses del primer tratamiento para tratar el temblor de la otra mano en caso de ser incapacitante, ya que, de inicio, se trata solo un lado. Respecto a tratar el mismo lado una segunda vez por haber empeorado, hay poca experiencia: se han publicado unos pocos casos en los que se ha hecho con buen resultado. De todas formas, el empeoramiento que se pueda producir en algunos pacientes no suele ser tan importante como para plantearse volver a tratar.
6. ¿Qué criterios deben cumplir los pacientes sometidos a esta técnica? ¿Hay edad límite?
C. E.: Adultos con temblor esencial o asociado a la enfermedad del Parkinson de intensidad moderada a severa que no respondan al tratamiento convencional y que no tengan indicación para otra técnica. También es clave que el paciente esté informado de la técnica y tenga la capacidad de colaborar durante el tratamiento. La edad límite dependerá de la situación basal del paciente. En nuestro equipo, hemos establecido una edad límite de 85 años. Los casos de más edad se valorarán de forma individual.
7. ¿Cuándo no puede utilizarse?
J. A.: La técnica exige que el paciente colabore y sea capaz de mantenerse tumbado durante casi dos horas en la tabla de la resonancia magnética. Por lo tanto, y aunque el procedimiento es, en general, bien tolerado, en los pacientes con claustrofobia o con trastornos psiquiátricos o cognitivos severos no puede utilizarse. También se excluyen pacientes con enfermedades cardíacas inestables o con tratamientos anticoagulantes que no puedan ser suspendidos durante una semana tras la intervención. Y, por último, tampoco se puede realizar la técnica en pacientes que tengan implantes metálicos en el cerebro por una cirugía previa.
8. ¿Cuáles son sus ventajas?
C. E.: Es una técnica novedosa que disminuye de forma significativa algunos riesgos y el tiempo de recuperación de la cirugía, ya que no requiere incisión. Se trata de un tratamiento mínimamente invasivo, de alta precisión y efectividad, seguro, ajustable, que disminuye la dependencia a la medicación y mejoría la funcionalidad y la calidad de vida de los pacientes.
9. ¿Conlleva algún riesgo?
J. A.: La técnica HIFU consiste en concentrar multitud de haces de energía acústica en un punto muy preciso o diana para que se genere allí una lesión térmica, como una «quemadura», de unos 3-4 milímetros. Esta diana es un determinado núcleo cerebral cuyo mal funcionamiento es la causa del temblor.
Los riesgos, muy poco frecuentes, son derivados de una falta de precisión que genere lesión térmica en zonas no deseadas alrededor dicho núcleo que puede provocar alteraciones sensitivas, alteraciones en el habla, inestabilidad importante para caminar o pérdida de fuerza en extremidades. Estas complicaciones pueden resolverse en unos meses, pero a veces son definitivas e irreversibles. También, y en teoría, se podrían producir pequeñas hemorragias cerebrales, pero hasta la fecha no se ha comunicado ningún caso. Por último, durante el procedimiento se explica al paciente que puede experimentar dolor de cabeza y mareos transitorios, que en general son bien controlados con medicación apropiada.
10. ¿Cómo están los pacientes que han tratado con HIFU?
C. E.: La recuperación de los siete pacientes con edades comprendidas entre los 56 y los 83 años ha sido muy rápida y los efectos adversos han sido transitorios, con resolución completa en 2-3 semanas, excepto en uno de los pacientes, en el que persiste una mínima inestabilidad. La mejoría conseguida se mantenía a los 30 días tras el procedimiento. En unos meses, veremos la evolución a medio plazo.
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