Medio Ambiente
Decepción: La cumbre de la escasa ambición
Tras el «inadmisible» primer borrador de ayer, las delegaciones seguían, al cierre de esta edición, debatiendo un nuevo texto antes de someterlo a votación. Las ONG denuncian que los progresos que se habían alcanzado fueron bloqueados por EE UU, UE, Australia y Canadá
¿De qué ha servido esta cumbre? Es lo que seguro que muchos se preguntarán. Al cierre de esta edición, seguía sin haber respuesta. No había un acuerdo a pesar de haber contado con un día de prórroga. Aunque sí algunos pequeños destellos: «Estamos con posiciones que casi se están juntando. Ahora tenemos que ponerlas en concordancia para sacar un acuerdo conjunto», manifestó pasada la medianoche Carolina Schmidt, la ministra de Medio Ambiente de Chile. Aunque de momento únicamente han incluido textos «sobre género, adaptación y un llamamiento para la urgencia» con el fin de revisar los planes nacionales. También han revisado el mecanismo de Varsovia para mejorarlo y hacer frente a pérdidas y daños, pero que no incluye la gobernanza. Y sigue sin haber acuerdo en el artículo 6 (mercados de carbono), y todo lo que conlleva.
Papúa Nueva Guinea recordó a Schmidt que «en las últimas seis horas el 90% de las partes no se han implicado en el proceso» y le pidió que involucrara a todos los países en el mismo y que éste fuera «abierto y transparente».
Y es que la jornada ya comenzó mal. En el primer borrador de la mañana la ambición estaba ausente. Resultó decepcionante para la mayoría de las partes. De ahí el malestar de muchas delegaciones durante el primer plenario. Tanto, que a primera hora de la tarde Andrés Landerretche, coordinador de la presidencia chilena de la COP25, aseguró que el siguiente texto recogería la ambición solicitada por la mayoría.
«A primera hora nos reunimos con los jefes de las delegaciones para deliberar y nos mostraron un apoyo rotundo para ir a por más ambición», afirmó. Reconocía así que el primer borrador del día había sido decepcionante, aunque sin utilizar estos términos. Se mostraba confiado en que en una hora tendrían el siguiente «más ambicioso a la espera de conseguir el apoyo del plenario». «Hay que entregar un nuevo texto más firme, llegar a un documento final que se base en la ciencia y en el que se consiga la neutralidad de carbono de aquí a 2050 como muy tarde», aseguró no sin antes recordar que la posibilidad de que haya o no acuerdo no depende de ellos sino de lo que decidan las partes, al igual que si finalmente el texto abraza o no los principios de San José ratificado por 29 países, entre ellos España por unos mercados de carbono justos y solidarios. «Nuestro papel es tratar de que haya un acuerdo. Si no hay consenso entre las partes, entonces no lo habrá», recordó en referencia a la preocupación de la sociedad civil que mira perpleja la posibilidad de que en esta cumbre se esté debilitando el Acuerdo de París.
Transcurridas más de siete horas, el borrador seguía sin estar o al menos no fue facilitado, y el plenario se pospuso varias veces (de las 17 a las 05:00) por lo que el documento final, de aprobarse, no será hasta hoy. Decepción, frustración... fueron algunos de los términos que se escucharon ayer. Países como Suiza, Noruega, Costa Rica, Colombia, México, Buthan, las Islas Marshall o incluso China denunciaron que el primer texto carecía de la ambición necesaria. Ese término que se ha venido repitiendo durante los 13 días que ya ha durado la cumbre no se había alcanzado. Al menos no al cierre de esta edición.
Las críticas se escucharon bien alto en el primer plenario. Lo resumió muy bien la representante de las Islas Marshall: «Con este texto podemos decir que en balance la cumbre de la ambición ha caminado en otra dirección». Noruega, por su parte, recordó que «el mundo nos está mirando» y parece que «no estamos escuchando a la ciencia». Tras lo cual precisó que no podían entender cómo en el borrador no se habían incluido referencias claras a los planes nacionales y a aumentar las contribuciones. Ese fue el sentir de muchos estados que insistieron en que el documento era inaceptable y que esperaban lograr un texto mejor. Ahora bien, mientras la mayoría de países remaban en la dirección de más acción y muchos pedían recoger el límite de 1,5ºC, países como EE UU seguían inamovibles en sus posturas. «El viernes había propuestas salvables a excepción del escollo del artículo 6 del Acuerdo de París. Y durante la noche han laminado el documento. País por país han manifestado que el texto no tiene la ambición necesaria a excepción de EE UU, que ha propuesto quitar aún más párrafos», precisó el científico Fernando Valladares.
Desconexión sin precedentes
A la espera de que las partes logren cerrar un documento, un grupo de expertos de diferentes ONG criticaron el texto provisional. «Es inaceptable», manifestó Alden Meyer, de Union of Concerned Scientifics, que añadió que «desde 1991 no había visto esta desconexión entre lo que la ciencia y los ciudadanos demandan y lo que hacen los países».
«Cualquier progreso que habíamos hecho ha sido bloqueado por EE UU, UE, Australia y Canadá. La UE ha bloqueado el texto de mejora de la financiación para ayudar a los países en desarrollo siguiendo la estela de EE UU», dijo Harjeet Singh, Global Lead on Climate Change. A posteriori, a preguntas de este periódico, aseguró que en el borrador «la acción real contra el cambio climático no existe. Es peor que el del día anterior». Sébastien Duyck, del Center for International Enviromental Law, puso el acento en que «en el texto no estaban recogidos los Derechos Humanos». El eslogan de la cumbre es «tiempo para la acción. Pues bien, las palabras vacías no sirven», añadió Meyer. Una acción que al cierre de esta edición seguía sin vislumbrarse.
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