Sociedad
«Las visitas van con mascarilla, nosotros no»
Cada repatriado ha elegido qué dos personas quiere que le visiten. Tienen solo 20 minutos al día
Pese a que se despertó a eso de las 06:00 de la mañana, a Oliver Cuadrado, uno de los entrenadores españoles de fútbol repatriado de Wuhan, se le notaba mucho más descansado: «El día de ayer fue para vivirlo entre el viaje y el hospital. Hoy mejor». Es uno de los 21 ciudadanos que se encuentran en la planta 17 del Hospital Gómez Ulla (los 19 ciudadanos españoles y los cónyuges extranjeros de dos de ellos). Ayer fue el primer día de los 14 que dura la cuarentena. «Desayunamos sobre las 09:00 de la mañana, después nos tomaron la temperatura, que nos salió a todos estupenda, por cierto. Luego hablamos con los doctores, el personal sanitario nos explicó cómo iba el tema de las visitas, vimos el derbi, después nos tomaron una segunda vez la temperatura y ahora cenaremos y nos tomarán una tercera vez la temperatura», precisa Cuadrado. También les explicaron que pueden moverse por toda la planta con total libertad, pero que, por cuestión de privacidad, no pueden hacer fotos en las zonas comunes.
Ninguno de ellos lleva mascarilla. «Sí, tras más de 30 horas con ella ya no tenemos que usarla. Nos han explicado que somos personas sanas, que estamos en cuarentena porque venimos de donde hemos estado», afirmó Cuadrado.
De hecho, los que se ponen la mascarilla son los seres queridos que vienen a visitarlos. Ayer tuvieron lugar las primeras. «Algunos de nosotros hemos recibido visitas. Ellos entran con mascarilla, guantes y bata» por tema de seguridad. Duran solo «20 minutos», precisa el entrenador de fútbol. Es el tiempo que tendrán todas las visitas durante los 14 días que dura la cuarentena. Y pese a que en principio se dijo que tendrían derecho a recibir dos (mañana y tarde), no es del todo así: «Nos han dicho que elijamos qué dos personas queremos que nos puedan visitar todos estos días. No podemos cambiar y decir otros nombres. Pueden venir por la mañana o por la tarde, pero no podemos tener visitas por la mañana y por la tarde», aclara Oliver.
A él fue a verle su mujer. «Me trajo una foto de los tres (el matrimonio y el peque) que ya he puesto en la mesilla y unas zapatillas y camisetas para cambiarme que le había pedido porque hice la maleta pero un poco rápido», reconoce.
Otros compañeros de planta han preferido, en cambio, no recibir visitas por miedo a que puedan contagiarles algo. El tiempo dirá si cambian o no de opinión durante los 14 días. El primero lo cogieron con fuerza. «Me imagino que los dos o tres primeros días estar así nos permitirá descansar después de lo vivido, pero creo que en un futuro se hará pesado no poder salir de una planta de hospital», reconoce.
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