Sucesos
Así era la cabaña de los horrores de la “bestia de Kavos”
Era su centro de operaciones tras salir de la cárcel por violar a más de 100 mujeres
Dimitris Aspiotis es un peligroso delincuente sexual, de los que nunca se reinsertan porque no es posible, y que cada vez que tienen la oportunidad de volver a atacar a una víctima no desaprovechan la ocasión. Aspiotis, conocido como “la bestia de Kavos”, fue condenado en 2012 a 52 años de prisión por la violación de siete mujeres en la isla griega de Corfú, pero las autoridades creen que el número de víctimas es superior a las 100 porque sospechan que lleva actuando desde hace 18 años. De hecho, varias turistas británicas han denunciado que fueron violadas en los años 1997 y 2005.
A pesar de ser un delincuente peligroso, sólo cumplió nueve años de condena y desde el pasado mes de septiembre volvía a acechar a las mujeres en Corfú, algo que nadie en la isla comprendía. Cuando fue liberado, el diario “Sunday Express” publicó una entrevista con el depredador sexual, en la que trató de lavar su imagen y alejar sospechas. Explicaba que no reincidiría, ya que tenía novia y “solo pienso en ella”. Además, sacó su lado más cínico y trató de mostrar arrepentimiento: “Lo siento mucho. Haría cualquier cosa para que esto no volviera a suceder. Mi cerebro está despejado, ya no tomo drogas", reconoció.
Pero nada más lejos de la realidad. De hecho, lo tenía claro. Necesitaba un centro de operaciones para seguir atacando a las turistas. Así, buscó un lugar apartado en el bosque y construyó su guarida de los horrores, en la que guardaba un “kit de violación”.
Aspiotis, de 47 años, guardaba en la caseta cuatro cuchillos, una escopeta y munición, dos destornilladores, alicates, guantes de goma, teléfonos móviles, un panel solar para cargar un foco y una antorcha. Y el hallazgo no fue casual ni sencillo, tuvo que ser el propio Aspiotis el que confesara su existencia para que los agentes fuera en su busca y la encontraran.
Como era de esperar, volvió a actuar. En esta ocasión fue una mujer albanesa de 34 años. Nada más conocerse el caso, las autoridades emitieron una orden de busca y captura. Pero Aspiotis no se lo pondría fácil y gracias a sus conocimientos en técnicas de supervivencia logró mantenerse oculto durante dos semanas en el bosque. Hasta que cometió se vio acorralado y se lanzó por un acantilado para tratar de huir.
Como consecuencia de la caída se fracturó la pierna, la cadera, sufrió daños en la columna vertebral y problemas en un riñón. En la actualidad se encuentra ingresado en un hospital en estado grave y custodiado por los las autoridades.
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