Sociedad

“Se ha hablado mucho de las residencias, pero apenas se las ha ayudado durante la pandemia”

Fachada de la Residencia Concesol
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Hablamos con Alicia Szurek, Directora de la Residencia Concesol.

¿Desde cuándo está al frente de Concesol?

En octubre de 2016 inauguramos la residencia, aunque no éramos debutantes en el sector. Llegamos a Concesol con más de 25 años de experiencia a nuestras espaldas, y con el 100% de los abuelillos que nos siguieron de la anterior Residencia.

¿Cuál es la estructura actual de la residencia?

Hoy en día disponemos de 59 plazas más una de enfermería. Para ello, contamos con más de una veintena de profesionales que se ocupan de velar para que todos los residentes que viven aquí estén atendidos como merecen. Los mayores que están en Concesol tienen médico las 24 horas del día, fisioterapia, terapia ocupacional, nutricionista (tenemos cocina propia) y servicios adicionales como peluquería, manicura y podólogo, además de gimnasia adaptada.

¿A qué perfil de residente se dirigen?

Tenemos perfiles muy variados, desde la persona autónoma hasta los que tienen un mayor grado de dependencia. En cualquier caso, todos ellos reciben cuidados de primera calidad porque nuestro trabajo aquí es vocacional. Todo nuestro equipo se esfuerza por hacer un poco más feliz la vida de los abuelos, estén en la condición que estén.

Alicia Szurek, Directora de la Residencia Concesol
Alicia Szurek, Directora de la Residencia ConcesolConcesolConcesol

¿Qué papel juega el hecho de ser una residencia de carácter familiar en esta forma de trabajar?

Creo que es muy importante y tiene mayor implicación. Somos una residencia privada de un tamaño lo suficientemente contenido para poder atender de un modo personalizado no solo a los residentes, sino también a sus familias. De hecho, son muchas las veces que tenemos que empatizar con las familias porque a nadie le resulta fácil ingresar a un familiar en una residencia. Algunos tienen ciertas ambivalencias e, incluso, cierta angustia que les procuramos ayudar a mitigar. Y no hay mejor modo de hacerlo que demostrando que sus familiares estarán perfectamente atendidos en Concesol. Y, francamente, creo que ese nivel de servicio no está al alcance de todos, por eso es bueno que sea una residencia familiar, ya que la involucración es distinta y muchísimo mejor. Yo también he sido hija.

Se ha dicho muchas veces que los ancianos son los pacientes con mayor riesgo de contagiarse con el Covid 19. ¿Cómo han afrontado toda esta alerta sanitaria?

Lo primero que me gustaría decir es que los residentes no son pacientes. Un paciente es una persona ingresada en un hospital por una enfermedad; una residencia no es más que la prolongación de la casa de un anciano que ya no puede vivir solo. Así que lo mejor que se puede hacer es no hablar de pacientes al referirnos a los ancianos que viven en residencias. Una vez aclarado esto, lo cierto es que de alguna manera nos anticipamos al estado de alarma.

¿En qué sentido?

La CAM empezó a mandarme protocolos muy serios y muy preocupantes de forma preventiva. Si a esto le añadimos las noticias que nos llegaban de Italia, decidimos ponernos en cuarentena 10 días antes de que el gobierno decretara el confinamiento. Personalmente fui a una gran superficie especializada, adquirí mascarillas, batas desechables, desinfectantes y equipos de protección para todo el personal y decidimos comenzar la cuarentena voluntariamente y con el apoyo de todas las familias y las máximas garantías. También compramos tablets para que los residentes pudieran hacer videollamadas con sus familias, compramos tests serológicos a Alemania (con un 98% de fiabilidad) y decidimos no usar las zonas comunes y atender a cada residente en su habitación.

¿Transcurrieron así los tres meses?

Pasaron 15 días hasta que alguien de la administración se puso en contacto con nosotros para preguntarnos cómo estábamos y si necesitábamos algo. Lo hacían todos los días, pero lo cierto es que solo preguntaban y no ponían recursos a lo que les pedíamos. Al cabo de casi un mes de confinamiento, comenzamos a recibir la ayuda de las ONGs, eso solo es una muestra de lo solidario que es este país cuando se lo propone.

Pero no es suficiente…

No. La verdad es que nos han dejado muy solos. De las residencias se ha exagerado mucho y nos han demonizado en las noticias, pero se nos ha ayudado muy poco. Todo lo hemos tenido que hacer nosotros solos. Yo misma me contagié, y tanto mi marido –que es el médico de la residencia– como mi hija (36 años) y mi hijo (23 años) y todo mi personal se han jugado la vida durante estas semanas para que los mayores de Concesol salieran adelante. En estos meses han fallecido tres residentes por el coronavirus, aunque la verdad es que, con una media de 90 años, es difícil saber o determinar si la causa fue el coronavirus o la avanzada edad, ya que todos tenían sus patologías previas.

¿Cómo han llevado los ancianos este proceso?

Mal. Si a las personas más jóvenes ya nos ha costado adaptarnos a esta situación, imagine a los mayores. En general ha habido un fuerte deterioro cognitivo, incluso en los que estaban sanos y fuertes. Tres meses sin poder pasear por el jardín, sin tener contacto con nadie más que con sus cuidadoras, sin poder ver y abrazar a sus familiares… Eso es mucho tiempo y hace mella en cualquiera, ya que muchos de ellos están muy desaferenciados.

Ahora que se ve la luz al final del túnel, ¿cómo afronta el futuro la residencia Concesol?

Se habla mucho de que puede haber un rebrote del virus en los próximos meses. Si eso ocurre, no nos cogerá desprevenidos. Ya nos estamos aprovisionando de todo el material de protección adecuado para poder hacer frente a esa situación en la residencia. Así que, en este sentido, estamos tranquilos y solo pedimos que no se nos vuelva a dejar tan solos. Ni a nosotros ni a los cientos de residencias como la nuestra que hay en España. Más allá de eso, la intención es seguir atendiéndoles y seguir luchando, para y por los ancianos que ya tenemos y para los que en el futuro ingresen en Concesol, para que tanto ellos como sus familias sepan que están en las mejores manos y, sobre todo, con nuestra calidad humana que es lo realmente nos define.