Voluntariado
La alianza entre empresas y Tercer Sector, clave para afrontar la crisis del Covid
El voluntariado corporativo es más necesario que nunca. Junto a las entidades sociales, las compañías y sus trabajadores aportan soluciones a grandes problemas como la brecha digital o la pobreza energética
Si hay algo que ha enseñado este año 2020, marcado por una epidemia de coronavirus que ha trastocado por completo la vida tal y como la conocíamos, es que solo a través de la responsabilidad individual y la solidaridad compartida se puede evitar que los contagios sigan creciendo para que no se saturen los hospitales y evitar así más muertes. En estos tiempos de crisis socioeconómica, las personas necesitan más que nunca la ayuda de sus familiares, de sus vecinos o de las organizaciones del Tercer Sector. Y por qué no, también de las empresas.
En los últimos años han demostrado su compromiso con el desarrollo y el bienestar de su entorno a través de prácticas de responsabilidad social como el voluntariado corporativo. Precisamente para ponerlo en valor, LA RAZÓN organizó una mesa redonda en la que se valoró cómo impacta realmente en la sociedad y cómo ha tenido que reinventarse en tiempo de pandemia. Fue un encuentro virtual con motivo del Día Internacional de los Voluntarios, que contó con la participación de María Eugenia Coronado, directora general de la Fundación Naturgy; Amanda del Río, directora de la Fundación Global Nature; Amparo González, directora general de la Fundación Gil Gayarre; Esther Lillo, directora general de la consultora Catalys by Diagram; y Mercedes Guinda, directora de desarrollo corporativo de la Fundación Exit.
Desde la visión de la empresa, Coronado habló de los proyectos de voluntariado corporativo que actualmente tiene en marcha la Fundación Naturgy. Un capítulo destacado lo merece su Plan de Vulnerabilidad para contribuir a paliar la pobreza energética mediante la acción directa con voluntarios y la rehabilitación energética de viviendas y la formación a través de la Escuela de Energía, todo ello en colaboración con el Tercer Sector.
La directora general de la Fundación Naturgy, María Eugenia Coronado, apuntó que además de ser esencial ahora que estamos obligados a pasar tanto tiempo en los hogares, es un voluntariado exitoso, «no solo porque tiene una relación directa con la actividad de la empresa, sino porque la alta dirección está muy presente y los trabajadores se sienten motivados. Por eso siempre tenemos sobre demanda».
Hay que tener en cuenta que los trabajadores deben formarse antes de ejercer un voluntariado, «porque no solo hay que querer ayudar, sino que la ayuda ha de tener un impacto real». Insistió en que el «voluntariado corporativo es más necesario que nunca en esta situación, no solo para la sociedad, sino para el trabajador y para la empresa, como muestra de su interés por la sociedad».
Desde la parte receptora, se dio fe de que el voluntariado por parte de los trabajadores no se lleva a cabo por mero compromiso laboral. Al contrario, «pone en valor el talento de los empleados, les permite desarrollar sus competencias y aumenta su orgullo de pertenencia a la empresa». Así lo afirma la directora de desarrollo corporativo de la Fundación Exit, que trabaja con jóvenes en situación de vulnerabilidad social para reducir el abandono educativo temprano mediante proyectos formativos innovadores que promuevan la inserción laboral. Unos 4.500 voluntarios han mentorizado a los jóvenes de Exit «y están totalmente integrados en nuestra actividad», explica Guinda. España lidera la tasa de abandono temprano y desempleo juvenil de la Unión Europea y Guinda advierte de que «no valen soluciones individuales, hay que remar todos juntos. No solo se puede atajar desde los centros u ONG. Necesitamos a las empresas, porque son las que generan empleo y demandan trabajadores formados con competencias transversales.
Sus trabajadores ayudan a acercar ese mercado laboral a nuestros jóvenes». Naturgy es una de las compañías que colabora con Exit, una alianza puesta en valor por Guinda más si cabe ahora, porque «con la Covid hemos visto que muchos sectores de la economía han quedado muy afectados y otros, con mayor grado de especialización, van a liderar esa recuperación, como el de las energías renovables. Colaboramos con Naturgy para mostrar a los chicos las oportunidades que les ofrece este sector».
En el contexto actual, la labor de las empresas está cada vez más vinculada al cuidado del medio ambiente y la preservación de recursos. En este ámbito confluyen las sinergias de la Fundación Global Nature y Naturgy. La actividad de Global Nature se distribuye en tres grandes bloques: conservación de hábitats y especies, sostenibilidad del sector agroalimentario y sostenibilidad corporativa. Su directora, Amanda del Río, explicó que no solo hay que hacer un esfuerzo para «diseñar actividades divertidas, sino sobre todo para que éstas tengan un impacto real, que aporten metros cuadrados de naturaleza recuperada, kilos de basura retirados, etc».
Con la vista puesta en los Objetivos de Desarrollo Sostenible , «el espejo en el que nos debemos mirar», considera que el voluntariado corporativo es una herramienta para «crear alianzas y sinergias» y conseguir soluciones innovadores que ayuden a recuperar nuestro planeta.
Para la directora general de la fundación Gil Gayarre, el voluntariado corporativo «es una gran ayuda para cubrir necesidades que escapan a nuestro ámbito de actuación». Esta fundación se dedica a la atención y el apoyo de las personas con discapacidad y sus familias, y para aquellos problemas donde ellos no pueden llegar «como la brecha digital o la falta de eficiencia energética, recibimos el aporte de voluntarios de empresas como Naturgy». La directora general de Gil Gayarre, Amparo González, afirma que «lo vivimos con una enorme alegría, no solo porque aporta recursos económicos, sino apoyo profesional a nuestros usuarios, consultoría, asesoramiento». Además, a través de ellos «nos da la oportunidad de sensibilizar a la sociedad y de ir en paralelo con las empresas para contribuir a la transformación social».
Esther Lillo, como consultora, considera que un aspecto esencial del voluntariado es su impacto y que hay que hacer un esfuerzo por medir «qué pasa cuando los trabajadores canalizan su energía en una entidad social, qué cambia en la sociedad y también en el propio trabajador y en la empresa». En este punto, afirma, la clave del voluntariado corporativo está en el «engagement»: «Cuando la empresa le facilita una experiencia de voluntariado al trabajador que le llene y le motive, se siente mucho más vinculado a ella, y si además esa experiencia está ligada a los valores de la compañía, los expandes entre los propios empleados y consigues un mayor arraigo».
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