Conspiración

Los negacionistas vuelven a la carga: la nieve tampoco es real, es plástico

El vídeo de una mujer intentando quemar sin éxito una bola de nieve se ha vuelto viral, pero todo tiene una explicación

Las redes se han llenado de vídeos de gente intentando quemar bolas de nieve con sus mecheros
Las redes se han llenado de vídeos de gente intentando quemar bolas de nieve con sus mecherosLa RazónTwitter

Los negacionistas no se han recuperado del mazazo que ha supuesto para ellos la llegada de la vacuna contra el coronavirus, esa con la que Bill Gates nos quería inocular chips del 5G para controlar a toda la población, y ya han vuelto a la carga con otra teoría conspiratoria.

“Vais a comprobar que esta nieve no es nieve de verdad; es puro plástico”, explica una mujer poco antes de intentar quemar una bola de nieve con su mechero y ver que esta no solo no se derrite, sino que se queda negra y desprende un olor “a plástico quemado”. “Nos siguen engañando con todo. Comprobadlo vosotros mismos”, concluye la protagonista del vídeo que se ha vuelto viral durante estos días.

Y así es como comienza un bulo en internet. Por suerte, algunos expertos han dado una explicación de este fenómeno para evitar que se extienda otro de esos sucesos que “no quieren que sepas”.

El biólogo y divulgador Álvaro Bayón (@VaryIngweion en Twitter) explicó en la red social donde se difundió el vídeo qué es lo que ocurre para que la nieve no se derrita con el calor de un mechero. Las dos variables principales que provocan esta reacción es que se utiliza un mechero de butano o de gasolina y que la bola de nieve está “previamente apelmazada”.

La nieve se tiñe de color negro porque el combustible del mechero “contiene una interesante cantidad de impurezas que, al quemarse, forman hollín”, que se deposita sobre la superficie de la bola, explica el biólogo. Lo mismo ocurre del olor, que procede de esas impurezas que se están quemando.

Si el mechero emite calor, ¿por qué no se derrite la nieve? Lo que ocurre es que la nieve apelmazada, al pasar de una temperatura muy baja a una muy alta, se sublima, algo “bien conocido por cualquiera que haya estudiado física y química en la ESO”. Se trata de un proceso que consiste en el cambio de estado sólido a gaseoso sin pasar por el líquido. Es decir, “muy poco sólido pasa a mucho gas”, indica el biólogo, por lo que la bola de nieve parece que no cambia de tamaño.

“El agua (incluso congelada) tiene un alto calor específico. Si la bola de nieve está apelmazada (eliminas el aire que hay entre los copos de nieve), el hielo está en contacto con... bueno, con más hielo. La llama la estás aplicando sobre un punto localizado, y la mayor parte del calor que recibe va a disiparse por el resto de la masa de hielo, sin llegar a derretirse, a causa de ese alto calor específico”, explica Bayón.