Pandemia

Los diez retos a los que se enfrenta Sanidad tras la espantada de Illa

El ministro deja un legado envenenado, con todos los sanitarios en contra, un equipo en la picota y un sesgo ideológico que ha lastrado la gestión de la pandemia

La espantada de Salvador Illa del Ministerio de Sanidad rumbo a Cataluña para participar como cabeza de lista del PSC en las elecciones a la Generalitat va a suponer un quebradero de cabeza para su sucesora. El legado que deja el catalán es un regalo envenenado que requiere de un plan de choque urgente para detener la sangría de contagios y muertes que acumula España durante toda la pandemia y, particularmente, en esta tercera ola. Se trata de una situación epidemiológica con un alto coste de vidas que, además, golpea a la economía. Estas son las tareas más urgentes que el Ministerio de Sanidad debe acometer a partir de ahora:

Frenar la sangría de infecciones y muertes

España es, en estos momentos, el séptimo país del mundo con mayor número de contagios, con 2,6 millones. Sólo está por detrás de seis países mucho más poblados. La heredera de Illa debe oír a las comunidades y a los médicos y expertos, y recuperar la iniciativa, adoptando medidas duras y uniformes para todo el país. Nuestro país alcanza además una incidencia acumulada de 884 casos diagnosticados en los últimos 14 días por cada 100.000 habitantes, muy por encima de los 500 que marca la UE como umbral para recomendar los aislamientos de las zonas afectadas.

Reactivar la vacunación

España debe liderar en Europa una reacción para que la industria farmacéutica que produce las vacunas reactive la fabricación de sueros y su envío a los países. Illa deja el Ministerio en un momento en el que las autonomías apenas cuentan con dosis, después de que Pfizer anunciara que reduciría los envíos para realizar ajustes de fábrica con el fin de producir más en el futuro. El Ministerio debería mejorar su plan de vacunación para que los criterios sean comunes en el conjunto del país. En estos momentos hay 17 planes ante la inacción de Illa, Sanidad tendría que dotar al plan, además, de rango legal, porque el que ha elaborado carece de rango normativo y se ha convertido en papel mojado.

Relevar a Fernando Simón

El polémico director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias (CCAES) es objeto de todo tipo de críticas por sus erráticas previsiones. La gota que ha colmado el vaso se ha producido con la nueva cepa británica, a la que Simón consideraba “marginal” para decir después que sería mayoritaria en marzo. Dicha variante se encontró en aguas residuales de Granada el 17 de diciembre. Sin embargo, el Ministerio de Sanidad ha tardado más de un mes en activar la secuenciación genética de nuevas variantes del virus. La dimisión de Simón ha sido solicitada por médicos y enfermería.

Cambiar a todo el equipo de Illa

Tras ser troceado en enero de 2020 para dar cabida a Derechos Sociales y Consumo, el Ministerio de Sanidad se ha debilitado y ha perdido empleados públicos. Los altos cargos que deja Illa fueron heredados de María Luisa Carcedo, la ministra de Sanidad anterior al catalán salvo dos que fueron relevados: el número dos, Faustino Blanco, y el director general de Ordenación Profesional, Rodrigo Gutiérrez. Todo el sector sanitario coincide en que falla la Dirección General de Cartera Común, protagonista de la compra de test falsos que hubo que devolver durante la primera ola de la pandemia, y la Dirección General del Ingesa, protagonismo que ha protagonizado, junto con Cartera Común, gran parte de las compras de materiales y equipos de protección polémicas con sobreprecios o a proveedores desconocidos. También la Dirección General de Salud Pública, que tendría que haber sido protagonista. Su titular, Pilar Aparicio, ha estado desaparecida en toda la crisis. El único alto cargo que se salva de la quema es el ocupado por la directora general de la Agencia Española del Medicamento, ocupado por María Jesús Lamas, una técnico experta en medicamentos.

Reactivar la relación con los profesionales sanitarios

Uno de los grandes fallos de Illa ha sido la falta de interlocución con los profesionales sanitarios, que acumulan alrededor de 110.000 infecciones desde el estallido de la pandemia. La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), verdadera voz de los médicos contra la acción de Sanidad en esta pandemia, interpuso una querella contra el equipo ministerial ante el Supremo. El Consejo General de Enfermería también lo hizo y demandó dimisiones. Las sociedades científicas también han denunciado falta de interlocución por parte de Sanidad. La heredera de Illa debe recomponer estas relaciones con los verdaderos héroes de esta pandemia, muy críticos con el papel jugado por el Gobierno.

Expertos de verdad

Sanidad debe configurar un equipo de expertos reales, no de técnicos que se limiten a obedecer las órdenes de Fernando Simón o del puesto político del que dependan. Tienen que formar parte de este panel médicos de las principales especialidades afectadas por la Covid y enfermeras de reputado prestigio e independientes. En España hay expertos de altísimo nivel en todos los campos y en gestión sanitaria. En los once meses que han transcurrido de pandemia, no han sido llamados por Illa

Fin a la hostilidad con Madrid

Illa ha tenido un empeño en el tiempo que ha estado en el cargo: actuar con hostilidad hacia Madrid. El ministro negó el avance de fase a la comunidad durante la primera ola con una situación epidemiológica mucho mejor que la actual, esgrimiendo un informe firmado a posteriori de que se comunicara la decisión. Tampoco asistió a la inauguración del hospital de pandemias que puso en pie Isabel Díaz Ayuso, y aprobó un estado de alarma “ad hoc” para la comunidad cuando la incidencia de casos era muy inferior a la que registra ahora toda España. La heredera de Illa debe actuar con imparcialidad con respecto a todas las autonomías, con independencia de su color político.

Blindar los aeropuertos

Los aeropuertos han sido un coladero porque Sanidad ha actuado tarde durante toda la crisis. Las medidas requieren generalizar el uso de test de antígenos, la imposición de cuarentenas a los viajeros de algunos países e, incluso, el cierre del espacio aéreo en casos extremos.

Generalizar el uso de test de antígenos

El Ministerio ha sido tibio en este terreno, decantándose siempre por las PCR. Su utilización generalizada fue uno de los factores que permitieron a Madrid frenar los contagios durante la segunda ola de la Covid-19, una estrategia que empezó a ser copiada por todas las autonomías. Sanidad debe apoyarse en la amplia red con que cuentan las farmacias en toda España.

Utilizar todos los recursos

La sanidad privada, las mutuas de accidentes de trabajo, las farmacias... Han sido numerosos los agentes que se han ofrecido a colaborar con el Ministerio de Sanidad, con escaso éxito. España se encuentra en una situación crítica y necesita echar mano de todos los recursos posibles, sin sesgos ideológicos por parte del Ministerio de Sanidad. La privada puede contribuir a descargar la Sanidad pública de pacientes Covid. Las mutuas contribuir a la detección de infecciones desde el ámbito laboral y las farmacias a frenar los contagios mediante la detección precoz de los mismos mediante la aplicación de test diagnósticos.