Poca efectividad

Los vacunados con AstraZeneca podrían necesitar una tercera dosis

Si los casos de la variante de Sudáfrica aumentan, los expertos creen que haría falta con las dosis reformuladas

Personal del Servicio de Farmacia del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza reparte dosis de la vacuna de AstraZeneca
Personal del Servicio de Farmacia del Hospital Clínico Universitario de Zaragoza reparte dosis de la vacuna de AstraZenecaGuillermo MestreHeraldo Aragón / EFE

El estudio desarrollado por la Universidad de Oxford junto a la de la de Witwatersrand (Johannesburgo) ha empujado a tomar una difícil decisión al Gobierno de Sudáfrica. Finalmente suspenderá la vacunación con AstraZeneca, después de que los investigadores de ambas universidades concluyesen que a penas es eficaz para la variante conocida por los científicos como B.1.351, detectada por primera vez en esta país africano en diciembre y que ya se ha convertido en la cepa dominante.

Según el estudio, su eficacia apenas alcanza el 22% en los casos leves y moderados de la infección. En los casos más graves, se desconoce todavía si funciona para prevenir hospitalizaciones y muertes, ya que las personas participantes en el estudio pertenecían a grupos de bajo riesgo: 2.000 personas que eran en su mayoría adultos jóvenes y con buena salud.

La vacuna de AstraZeneca era la gran esperanza en Sudáfrica: no solo porque es la única que había llegado al país, sino porque es más barata y fácil de transportar y almacenar (puede ser conservada en refrigeradores convencionales a -2 y - 8 grados). Pero su falta de eficacia, al menos en los casos leves, obligará a replantear el calendario de vacunaciones, lo que alargará sobremanera poder alcanzar la inmunidad de rabaño. Ante este escenarios, desde AstraZeneca y Oxford afirman estar ya trabajando en una nueva vacuna centrada en combatir de manera más efectiva la cepa. Aunque no son los únicos desarrolladores que ya han anunciado estar trabajando en nuevas versiones para hacer frente a estas variantes del virus. Pfizer y BioNTech reconocieron que su vacuna podría modificarse a nuevas cepas en solo 6 semanas, mientras que Novavax y Moderna buscan crear una nueva vacuna de refuerzo para luchar contra la cepa sudafricana y evitar problemas de efectividad.

En Europa, el problema con AstraZeneca no es tanto su invalidez para esta cepa de Sudáfrica (ya que todavía no es dominante), si no las dudas de su efectividad en personas mayores. En la mayoría de los países europeos se ha decidido no administrarla a los mayores de 65 o 55 años. No porque sea peligrosa, si no porque no hay evidencia científica en la población mayor: en los ensayos, solo un 10% de los participantes tenía más de 55 años. No obstante, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) avaló su uso para cualquier individuo mayor de 18 años y, de hecho, Reino Unido la inyecta en cualquier tramo de edad.

No obstante, la cepa sudafricana podría convertirse pronto en otro escollo importante para alcanzar la ansiada inmnunidad de rebaño. En España ya se conocen al menos dos casos de esta variante, uno en Cataluña y otro en Vigo, aunque el profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, Joan Carles March Cerda, apunta a que podrían ser más ya que “cuando se detecta alguno quiere decir que su circulación está extendida”. A eso hay que añadir que en nuestro país todavía se secuencian pocas muestras, alrededor del 1%.

March opina que si bien esta variante todavía no representa un problema en España “habrá que estar pendiente de ella”. Y que si en los vacunados origina infecciones graves “habrá que plantearse poner una tercera dosis con las reformulaciones que hagan los laboratorios”. En ningun caso, este experto aconseja paralizar la vacunación como ya ha hecho Sudáfrica. “La clave es vacunar a cuantas más personas mejor porque se alcanza una protección global y eso va en contra de otras variantes. Luego, si hay que revacunar con otra tercera dosis se podría considerar, pero es no es un problema a corto plazo”, sostiene March.

Por su parte, el presidente de la Asociación Española de Vacunología, Amós García Rojas, considera que “si crece la cepa de Sudáfrica en España habría que replantearse la estrategia de vacunación”, pero recuerda que “en los casos graves parece que sí es eficaz y eso es importante”. En todo caso, recuerda que “aunque es cierto que hay algunas cepas con mayor capacidad de contagio que otras, no hay que olvidarse de lo fundamental: con las adecuadas medidas preventivas, sea cual sea la nacionalidad de la cepa, no nos contagiamos”.

¿A qué grupos se administrará AstraZeneca en España?

El Ministerio de Sanidad ya ha empezado a distribuir la primera remesa de AstraZeneca: 196.800 dosis que se irán incrementando hasta las 1,8 millones hasta final de mes. Como no se van a administrar a los mayores de 55 años, Sanidad todavía ultima a quién se inyectarán: de momento a los sanitarios que no son de primera línea y algunas comunidades, como Cataluña, plantea que los siguientes puedan ser policías y bomberos. Este asunto se debatirá en el Consejo Interterritorial de Salud, pero la Asociación Española de Medicina Preventiva advierte que antes deberían ser vacunados otros colectivos como las personas con obesidad, Sindrome de Down o EPOC. Algo en lo que está de acuerdo Joan Carles March. “Para mí hay dos grupos esenciales menores de 55 años a los que habría que priorizar: primero, pacientes con enfermedades crónicas como EPOC, diabetes o cáncer, pues son personas que, debido a la saturación de los hospitales y atención primaria, han perdido mucho contacto con el sistema sanitario y se sienten muy abandonados. Y segundo, colectivos profesionales que trabajan de cara al púbico, como policías, cajeras del supermercado, profesores, camareros, taxistas...” “Es verdad que AstraZeneca puede que no funcione para la cepa sudafricana, pero creo que en estos momentos no es tan importante en España”, recalca e incide en que lo importante es seguir vacunando.

Amós García Rojas, por su parte, apunta a que la vacuna de AstraZeneca habría que dirigirlas a los pacientes con comorbilidades graves y trabajadores con gran contacto con el público y dejar las de Moderna y Pfizer para los mayores. El problema es que con esta estrategia puede que no se cumpla el objetivo de llegar a final de marzo con el 80% de los mayores de 80 años inmunizados. “Ojalá se pudiera, pero hay variables que no controlamos, como la capacidad de producción de laboratorios, los retrasos en las llegadas y que son necesarias dos dosis. Todo eso ralentiza el proceso”. No obstante, aclara que “si se normaliza el ritmo de llegada, el sistema sanitario tiene el suficiente músculo como para vacunar a gran escala y cumplir los objetivos propuestos”.