Entrevista

Ricardo Alonso, decano de la Facultad de Derecho de la UCM: «Castells es el ejemplo de intelectual pésimo gestor»

Afirma que los exámenes deben ser presenciales «para evitar dar una porquería de título»

Ricardo Alonso García, catedrático de Derecho Administrativo, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense
Ricardo Alonso García, catedrático de Derecho Administrativo, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad ComplutenseLuis DíazLa Razón

Es decano de una de las facultades de Derecho más grandes y prestigiosas de Europa. Con la pandemia se ha convertido en uno de los mayores defensores de la presencialidad en la enseñanza.

–¿Qué le parece el nuevo decreto de Castells que fulmina los grados de tres años?

–Es curioso. Al poco de entrar quería meternos a todos en enseñanza de tres años. Este ministro es un buen ejemplo de cómo un excelente intelectual puede significar un peor que pésimo gestor. Nos tiene tan acostumbrados a los vaivenes, que llega un momento que uno le da poco crédito. Dice que el año pasado no hubo problemas con los exámenes online... No, mire usted, el curso pasado se salvó como se pudo. Tuvimos hasta un 25% de más aprobados con los exámenes a distancia y, por primera vez en la historia de esta facultad, se subió la nota de corte al 8,3.

–Usted ha sido un firme defensor de los exámenes presenciales. ¿Cree que se ha acertado con la medida pese al rechazo de los estudiantes?

–Los exámenes se han celebrado sin incidencias y han sido un éxito. A mi facultad los estudiantes vienen no sólo a aprender un programa, sino también a formarse como personas. Para ello no hay mejor sitio que la universidad pública. Hay dos valores fundamentales: la libertad y la tolerancia y ésta se aprende. Esta facultad es un nido de tolerancia: miras el aparcamiento y ves coches de lujo de gente pudiente y a otros que vienen en metro con sólo lo puesto. Ideológicamente, hay desde simpatizantes de Vox hasta más extremistas que los de Podemos.

–¿Si no hay enseñanza presencial entonces no se aprende a ser tolerante?

–Evidentemente no, solo con la convivencia física. ¿Cómo se va a aprender la tolerancia online?

–¿Estaba garantizada la salud para hacer exámenes en plena tercera ola?

–La salud es lo primero. Preparamos los protocolos sanitarios y dividimos las aulas: donde antes había 80 alumnos, ahora hay 40. Hemos optado por un sistema bimodal. La mitad de la asignatura se da presencial y la otra se recupera con el campus virtual, mandando lecturas de sentencias, leyes, de artículos... Al menos así los alumnos conviven. Si hemos apostado por esta presencialidad es porque hemos asumido que somos capaces de mantenerla respetando los protocolos sanitarios. Hasta la UNED hace los exámenes presenciales. Por algo será.

–Las asociaciones de estudiantes lo que piensan es que los profesores no quieren cambiar el modo de hacer exámenes.

–Lo curioso es que muchas de las asociaciones estudiantiles que ahora han estado defendiendo a muerte los exámenes online porque peligraban sus vidas eran las mismas que hace ocho meses los defenestraban porque eran el ejemplo manifiesto del elitismo académico. Y con razón. Implican que, para que de verdad se hagan en serio, presupones que todos vivan en un chalé de la Moraleja de 500 metros cuadrados y cada estudiante tiene un espacio, un ordenador y wifi en toda la casa. El examen presencial es el que mejor respeta la capacidad del alumnado porque, en Derecho, los exámenes tipo test no encajan con la esencia de la preparación que damos. Exigen oratoria, escribir bien, argumentar... Eso hacerlo online es complicado porque cada aula tiene un promedio de 80 alumnos. Donde los estudiantes son iguales es examinándose todos de manera presencial.

–¿Teme que los que llaman «pandemials» tengan menos oportunidades en el futuro?

–Eso es lo que evitamos con la presencialidad, dar una porquería de título.

–¿Se ha sacado algo bueno de la pandemia?

–Que los universitarios han aprendido que esto de la universidad no es solo venir a tomar apuntes. En los postgrados ya no es clave la presencialidad porque los estudiantes ya no son colegiales. Hay todo un mundo por explotar y eso lo vemos en la Escuela de Práctica Jurídica, donde hemos invertido un montón en tecnología. Ahora muchos de nuestros estudiantes son de América Latina.