Preocupación en los Veintisiete

Máxima tensión en la UE por la lentitud en las vacunaciones

Los países europeos respaldan el mecanismo de control a las exportaciones

Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, lideró la reunión telemática de los Veintisiete
Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, lideró la reunión telemática de los VeintisieteYVES HERMAN / POOLEFE

Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete se reunieron ayer en un momento especialmente convulso en la campaña de vacunación europea, debido a la lentitud en el ritmo de inmunizaciones y después de una jornada de alto voltaje este pasado miércoles en las relaciones tanto con el laboratorio AstraZeneca como con Reino Unido. Los frentes no terminan aquí, ya que algunos países europeos, liderados por Austria, se quejan del mecanismo de reparto de dosis.

La Comisión acudió al encuentro de los líderes europeos con ánimo tranquilizador en un intento de insuflar ánimos, a pesar de la tormenta. Bruselas sigue confiando en que será posible alcanzar el objetivo de que el 70% de la población adulta europea esté vacunada a finales del verano, aunque esta cifra tan sólo llega al 4,1% actualmente y asciende al 11,3% si contabilizamos sólo la primera dosis.

A pesar de estos números poco alentadores, el Ejecutivo comunitario considera que la llegada de la primavera acelerará el ritmo de inyecciones gracias a las entregas de los antídotos desarrollados por Pfizer y Janssen – el único hasta la fecha que sólo requiere una dosis– y, según estos cálculos, el mes de abril supondrá el punto de inflexión para alcanzar la velocidad de crucero.

Además, el Ejecutivo comunitario aprovechó la reunión de ayer para presentar de primera mano una reforma del mecanismo de exportaciones de vacunas que permita bloquear cargamentos de dosis rumbo a países terceros, no sólo para preservar el cumplimiento de los contratos por parte de los laboratorios, sino también la reciprocidad y proporcionalidad en el suministro. Bruselas se queja amargamente de que Reino Unido no ha permitido la salida de ningún vial de vacunas –a pesar de que el contrato con AstraZeneca obliga a la compañía a poner a disposición de los Veintisiete la producción de sus dos plantas en el país– mientras que de manera contraria las exportaciones de las fábricas europeas a las islas superan los diez millones.

«Europa siempre será una ferviente defensora de la cooperación global. Invitamos a otros a unirse a nuestra apertura», aseguró ayer tras la cumbre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen. El Ejecutivo comunitario recordó ayer que la UE ha administrado 62 millones de dosis mientras que ha exportado 77 millones y que, por lo tanto, no admite lecciones en este terreno ni acusaciones de proteccionismo.

A pesar de que todos los países europeos comparten la preocupación por estos hechos, la iniciativa de la Comisión Europea suscitaba antes del encuentro de ayer dudas en un importante grupo de países, entre ellos España. Temían que esta amenaza de bloqueo, aunque debidamente justificada, pudiera acabar desatando una guerra sin cuartel que supusiera una disrupción del suministro en un momento especialmente delicado, ya que para fabricar vacunas se necesitan hasta 200 sustancias diferentes y no todas se encuentran en suelo europeo. A pesar de estas reticencias, los Veintisiete acabaron respaldando ayer esta iniciativa del Ejecutivo comunitario, aunque se espera que este mecanismo no tenga que ser utilizado y que su propia existencia sea un elemento lo suficientemente disuasivo.

La presentación por parte de la Comisión Europea de esta iniciativa este miércoles coincidió con el descubrimiento cerca de Roma de cargamento fantasma de 29 millones vacunas en una empresa subcontratada por AstraZeneca después de que las autoridades europeas dieran la voz de alerta. Bruselas sospecha que el laboratorio –que no había informado a la UE de estos lotes– pensaba enviar todas las dosis a Reino Unido, en vez de obedecer los contratos firmados con el club europeo. AstraZeneca niega estas acusaciones y asegura que 16 millones iban dirigidas a los Veintisiete y el resto a los países en vías de desarrollo. Antes de este incidente, Bruselas ya había iniciado los trámites para iniciar un proceso de arbitraje ante los incumplimientos reiterados durante estos meses.

A pesar de la guerra de versiones, La Comisión Europea consiguió el miércoles apuntarse un tanto. Tras la amenaza de bloqueo de exportaciones, Bruselas y Londres emitieron un comunicado conjunto en el que anuncian su voluntad de «cooperar», en lo que parece el comienzo de una tregua, no se sabe si duradera.

Nuevo reparto de dosis

Las trifulcas no sólo son externas sino también internas. Bruselas ideó un mecanismo de compra centralizada de antídotos en el que a cada país le corresponde un número de dosis según su porcentaje de población. A pesar de esto, cada Estado ha tenido la capacidad de decidir si se sumaba o no a todos los contratos según este principio. Países como Austria, la República Checa, Eslovenia, Bulgaria y Letonia prefirieron comprar muchas más dosis de AstraZeneca (más barata y fácil de conservar) que de otros laboratorios y estos lotes sobrantes se han repartido entre el resto de los países europeos. Después del fiasco de la compañía anglo-sueca y de los menores problemas con Pfizer y Moderna, este grupo de países quieren hacer modificaciones en el sistema actual como modo de compensación. Este debate centró gran parte de la sesión de ayer, pero los Veintisiete no llegaron ayer a ningún acuerdo. El posible reparto de los 10 millones de la vacuna de Pfizer seguirá siendo analizado por los embajadores europeos.