Relajación de restricciones

La fiesta post-covid

Varios experimentos científicos en todo el mundo empiezan a preparar el terreno para la vuelta a conciertos y discotecas

Algunos de los cerca de 3.000 participantes de una investigación realizada en un hangar con música en directo de Liverpool
Algunos de los cerca de 3.000 participantes de una investigación realizada en un hangar con música en directo de LiverpoolJASON CAIRNDUFFREUTERS

La idea de encerrarse en un local nocturno, ligero de ropa, junto a otros, unos cuentos cientos o quizás miles de congéneres, bailando, sudando, compartiendo aire y bebidas estaba considerado hace poco menos de dos meses algo parecido a un atentado contra la humanidad. Si hay algo que ha desaparecido del escenario radicalmente durante la pandemia es la fiesta colectiva en las noches de cualquier ciudad del mundo. Pero esa es exactamente la imagen que empieza a aflorar en algunos lugares como Liverpool, donde el levantamiento de las restricciones ha devuelto la esperanza a los locales de ocio nocturno o en Holanda y en España, donde se han llevado a cabo experimentos sobre el regreso a los conciertos y a las discotecas. La fiesta post-covid ha empezado, aunque la pandemia sigue presente en todo el mundo y nada permite indicar que hayamos acabado con ella.

Un hangar de Liverpool fue la semana pasada el escenario elegido para reunir a 3.000 personas sin mascarilla y sin distancia social, que bailaron durante horas al son marcado por la DJ Jadya G. Cada uno de los participantes tuvo que someterse a un test previo en uno de los cuatro centros de cribado oficiales de la ciudad. Solo se podía comprar una entrada para el evento presentado el resultado negativo.

A la llegada al hangar, un equipo médico cotejaba el resultado de la prueba. Ésa era la última acción que les recordaba que vivimos en pandemia. Una vez dentro del local todo sucedía como si el coronavirus no hubiera nunca existido: ni distancia, ni gel hidroalcohólico ni mascarillas.

El evento era un experimento más. Algunos expertos creen que un peligroso experimento: «El Gobierno está usando a seres humanos como cobayas para saber si la apertura de los locales nocturnos generará un aumento de las transmisiones», tuiteó la doctora Zubaida Haque, de la Trustee Howard League. El director del experimento, Ian Buchan, científico de la Universidad de Liverpool contestó al respecto que los datos de contagios en Reino Unido son ya tan bajos que este tipo de actos pueden empezar a celebrarse sin riesgo.

El ensayo pretendía conocer qué medidas de seguridad pueden empezar a obviarse y cómo se comportará el público en un futuro de normalidad post-pandémica. Se realizaron monitorizaciones del comportamiento social, así como estudios de las reacciones y análisis de los niveles de Co2 en el aire.

Pocos días después, el Gobierno británico dio permiso para realizar un mini-festival al aire libre en Sefton Park, también en Liverpool. A los participantes se les pidió un test de antígenos obligatorio y una PCR recomendada añadida. Los resultados de ambos experimentos, aún en proceso, servirán a las autoridades para decidir qué medidas sanitarias se levantan definitivamente con vistas a la temporada de verano.

Un tercer evento llevado a cabo en el paquete de ensayos británico ha consistido en un encuentro profesional en espacios cerrados: el Good Bussines Festival. Con la presencia del ministro de Turismo, los asistentes participaron en varias sesiones de networking y conferencias sin medidas de protección como ensayo general para la feria profesional real el próximo mes de julio.

En otro punto de Europa (en Amsterdam) 1.300 jóvenes saltaron recientemente a una pista de baile dentro del Ziggo Dome. La fiesta formaba parte de la serie de experimentos Fieldlab impulsada por el Gobierno y las organizaciones profesionales del ocio. La capacidad del Ziggo Dome es de 17.000 personas y más de 100.000 se habían apuntado a la fiesta, que solo permitía acceso para 1.300.

Los participantes fueron divididos en cinco grupos burbuja. Cada uno tenía una función diferente y todos iban equipados con sensores de movimiento. Algunos debían llevar mascarilla, otros guardar distancia de seguridad y otros simplemente disfrutar de la música sin restricciones de ningún tipo. Ante las críticas recibidas, el ministro de Sanidad holandés aseguró que «el experimento Fieldlab es una gran idea que nos permitirá volver a organizar pronto grandes eventos».

Hace dos semanas, los autores del estudio comunicaron sus primeros resultados, en los que aseguraban que «la asistencia a eventos en espacios cerrados con aforos limitados a menos de la mitad del total permitido, con buena ventilación y distancia de seguridad no supone un riesgo especialmente elevado». Los resultados definitivos se harán públicos próximamente, coincidiendo con la celebración del Festival de Eurovisión que tiene lugar en Holanda.

Este tipo de trabajos de campo siguen la estela de la investigación llevada a cabo en España por investigadores del Hospital German Trias i Pujol de Badalona. En este caso, se monitorizó la evolución de los 5.000 seguidores que acudieron a un concierto en el Palau Sant Jordi del grupo Love of Lesbian. Los asistentes acudieron con mascarilla, tras realizarse un test de antígenos, pero sin guardar distancia social durante el evento.

En los 14 días posteriores al concierto se detectaron seis casos positivos entre los 5.000 asistentes pero cuatro de ellos no se contagiaron durante el evento. Los promotores han destacado que fue una incidencia acumulada baja, de 131 por cada 100.000 habitantes en comparación con los 260 casos por 100.000 habitantes que registraba Barcelona durante la realización del concierto.

La prueba piloto, que fue considerada positiva por los líderes del proyecto, cosechó algunas críticas por algunos miembros de la comunidad científica. El presidente de la Sociedad Española de Salud Pública, Ildefonso Hernández, declaró que «la sensibilidad de los test de antígenos es de entre el 60 y el 80 por 100, lo que puede producir que se escape un mínimo de 2 de cada 10 positivos antes de entrar al concierto». La capacidad de detectar casos asintomáticos entre el público es muy reducida. Además, el trabajo de campo no contemplaba el seguimiento exhaustivo de todos los participantes después de celebrarse el evento, solo se monitorizaría a los que presentasen síntomas de la enfermedad.

Este dato, en opinión de algunos expertos, desvirtúa el valor real del experimento ya que no permite conocer realmente qué incidencia ha tenido el espectáculo en el posible aumento de casos asintomáticos contagiados durante el mismo.

En cualquier caso, numerosas organizaciones de la industria del espectáculo en todas partes del mundo están poniendo en marcha ensayos similares junto a universidades o centros de investigación. Con el desarrollo de la vacunación y el descenso de las incidencias de la enfermedad, los empresarios y clientes de ocio nocturno empiezan a situarse en la casilla de salida para un verano «casi» normal.