Opinión

¿Por qué nos “exigen” un consentimiento informado si elegimos la vacuna de AstraZeneca?

Un profesional sanitario extrae una dosis de un vial de AstraZeneca
Un profesional sanitario extrae una dosis de un vial de AstraZenecaDPA vía Europa PressDPA vía Europa Press

Después de más de un año de miedo, incertidumbre y confusiones, hoy no podemos seguir aceptando que desde los ámbitos de la política se trate de vender noticias a la sociedad general, como “basadas en la evidencia” cuando la realidad es muy diferente. “La vacuna de AstraZeneca es totalmente segura y eficaz”. Esta afirmación es incontestable porque viene avalada por la gran mayoría de especialistas en inmunología y vacunología, por las sociedades científicas, por la O.M.S. y por la propia Agencia Europea del Medicamento, que además de los informes de revisión que han publicado, lo manifiestan con claridad en su ficha técnica.

Otra cuestión muy diferente es que la Ministra de Sanidad y “su grupo de expertos” que seguimos sin conocer, tomara la decisión de poner en marcha en el Instituto de Salud Carlos III lo que han denominado como “ensayo clínico” con el nombre de “CombiVacs”, para saber si existía riesgo o no de mezclar la primera dosis de la vacuna de AstraZeneca con la segunda de Pfizer. Ahora, y en base a los controvertidos resultados del estudio, el Gobierno toma la decisión de cambiar la estrategia de vacunación y “ofrece” la posibilidad de elegir para la segunda dosis a los más de 2 millones de personas que siguen esperando, la vacuna de AstraZeneca, siempre que se nieguen expresamente a recibir la de Pfizer. ¿Cómo puede ser que la Ministra tome esta decisión cuando según estos resultados, no se ha encontrado “ningún argumento científico” para no utilizar la vacuna cuestionada como segunda dosis, además de que la Ponencia de Vacunas ya dijo en su momento que este ensayo clínico, era totalmente cuestionable desde el punto de vista ético?

Y para colmo, y para evitar cualquier responsabilidad política, se les ha ocurrido “exigirnos” firmar un consentimiento informado que cuenta con el aval del Comité de Bioética de España, que expresamente dice que “si usted rechaza la segunda dosis con la vacuna de Pfizer y para evitar los riesgos que para su salud y la de la colectividad tendría no completar las dos dosis, deberá expresar por escrito esta negativa, y en todo caso debe manifestar que es conocedor del riesgo de desarrollar un síndrome de trombosis con trombocitopenia”.

Dicho de otro modo, el Ministerio de Sanidad nos ofrece la posibilidad de “elegir” una u otra vacuna, pero bajo nuestra propia responsabilidad. ¿Cabe un dislate mayor? ¿Por qué no se exige este consentimiento informado para quienes reciban la primera dosis, o ante cualquier otra vacuna?

Si algo hemos aprendido durante todo este tiempo de miedo, inquietud, sufrimiento, inseguridad y desesperanza, es que las decisiones políticas, siempre y sin excepción, deberían estar basadas en los argumentos de la evidencia científica. ¿Hasta cuando tendremos que soportar decisiones políticas sin el más mínimo apoyo de la evidencia científica?

Jesús Sánchez Martos Catedrático de Educación para la Salud. Universidad Complutense de Madrid @jsanchezmartos