La Palma crece

El terreno que se gane al mar será propiedad del Estado

Las nuevas formaciones geológicas deberán ser protegidas

Una columna de lava se desplaza por el barrio de Todoque en La Palma
Una columna de lava se desplaza por el barrio de Todoque en La PalmaRamón de la RochaEFE

El nuevo terreno que se genere sobre el mar tras la erupción del volcán de Cumbre Vieja en La Palma pasará a ser público. De acuerdo a la Ley de Costas, son de dominio público marítimo terrestre del Estado los terrenos o islas formadas o que se formen por causas naturales en el mar territorial o en las aguas interiores de los ríos. De esta manera, el suelo que se genere será inalienable, imprescriptible e inembargable.

De la misma manera, según la Ley de Patrimonio Natural y Biodiversidad de 2007, las nuevas formaciones geológicas serán parte del patrimonio, de modo que se establece la obligación de su protección. En concreto, esta norma reconoce el valor patrimonial de los elementos geológicos, como rocas, minerales, fósiles, suelos, formas de relieve, formaciones y unidades geológicas y paisajes que son producto de la evolución de la Tierra.

No obstante, las propiedades que sean sepultadas por la lava en tierra firme seguirán siendo privadas, según ha explicado el vulcanólogo del Ilustre Colegio de Geólogos, José Luis Barrera. «Solo será automáticamente del Estado el nuevo terreno que se genere si la lava llega al mar. Entonces ese terreno será de dominio público», precisa. En este sentido, el Instituto Geográfico Nacional descartó ayer que la colada de lava vaya a alcanzar el mar en los próximos dos días, ya que una de las lenguas se ha detenido y la otra avanza muy despacio, a unos 4 metros a la hora.

No se podrá volver a construir

Sin embargo, los dueños de las propiedades privadas sepultadas por la lava ya no podrán volver a construir sobre ellas, a no ser que se modifique lo que es patrimonio geológico o histórico, y «probablemente» estas hectáreas serán declaradas zona protegida.

El experto indica que las administraciones serán ahora quienes decidirán qué hacer con estas propiedades, si intercambian los terrenos a sus propietarios por otros nuevos o si construyen una nueva aldea o pueblo para reubicar a los afectados, lo que implica un proceso «complejo» por delante.

Según Barrera, lo más «barato» sería construir una pequeña aldea nueva, y que se otorguen metros cuadrados similares a los que tenían previamente los propietarios.

No obstante, el experto subraya que será muy importante determinar dónde se establece de nuevo a la población, porque «al lado del Cumbre Vieja saldrá otro volcán». «Esta no va a ser la última erupción, puede volver a producirse dentro de, por ejemplo, 20 años, porque el manto terrestre está muy cercano a la superficie, a unos 15 kilómetros de profundidad», insiste Barrera.

El vulcanólogo considera que se podría heber evitado la pérdida de casas, negocios y plantaciones, porque asegura que existen «documentos oficiales en el Cabildo» que señalaban que la ladera de Cumbre Vieja había riesgo evidente de erupción volcánica. «Las administraciones podrían haber evitado que muchas personas se quedaran sin sus viviendas, sobre todo las construidas de 50 años para acá, porque se sabía que iba a salir el volcán», denuncia.