Sucesos

El asesino de Álex: «Mira, ven, que te enseño un cachorrito»

Javier Almeida, depredador sexual de 56 años, mató al menor de 9 años tras llevárselo del parque engañado. Lo había intentado con varios niños los últimos días

Álex ni siquiera vivía en la urbanización de Villa Patro, en la localidad riojana de Lardero. Solo había ido a pasar la tarde invitado por unos amigos a un local donde habían organizado una fiesta de Halloween. Quizás por eso nunca había visto a aquel señor del sonotone, como otros niños del barrio, que no solo le conocían ya de vista sino que hasta le habían hecho fotos con el móvil porque siempre estaba merodeando por donde ellos andaban y todo el rato inventaba excusas para hablar. Aquella tarde, Álex había salido al parque frente al local con otra niña cuando se acerco este hombre. Se llama Francisco Javier Almeida, tiene 56 años y antecedentes por delitos sexuales y de sangre. Les dijo: «¿Queréis ver un cachorrito?». La niña dijo que no, pero Álex accedió y se fue a la casa de este individuo, situada a escasos metros del lugar. Comenzaron a buscarle muy pronto, en cuanto la niña alertó a los adultos de que Álex se había ido con un señor. Eran alrededor de las 20:30 horas de ayer y comenzó de inmediato el operativo de búsqueda.

Desaparición de alto riesgo

Se trataba sin duda de una desaparición de alto riesgo y el relato de la menor era inquietante. Para cuando le encontraron, ya cerca de la medianoche, la vida de Álex ya pendía de un hilo. Había sido asfixiado por este individuo en el garaje de su vivienda, en la calle Río Linares, 7, de la localidad. La patrulla de la Guardia Civil que le encontró, y que también engrilletó al presunto asesino, llamó a una ambulancia pero cuando los servicios médicos llegaron al lugar trataron sin éxito de mantenerle con vida. El cuerpo del pequeño fue trasladado al Instituto de Medicina Legal de Logroño para practicarle la autopsia, que determinará las circunstancias de la muerte del pequeño y si había sufrido otro tipo de agresiones previas.

“¡Lo sabíais y no hicisteis nada!”

Las inmediaciones de la vivienda del agresor se llenaron de una turba de vecinos con ganas de lincharle. También la emprendieron contra la Guardia Civil: «¡Lo sabíais y no habéis hecho nada!», gritaban contra los agentes que protegían la salida del coche policial con el detenido.

Se referían a que ya habían denunciado ante las autoridades sus comportamientos a lo largo de las últimas semanas. Su modus operandi era siempre el mismo: se acercaba a los niños con el pretexto de enseñarles animales para llevárselos a su casa. Hace solo unos días, una vecina del barrio denunció ante la Policía Local que a su hija había intentado llevársela diciéndole que si quería ver unos «pajaritos». Afortunadamente, dijo que no y la Policía Local recogió la descripción de la menor.

“¿Te vienes a jugar con mi hija?”

Lo mismo intentó con otra hace apenas tres días, también denunciado: «¿Te vienes a jugar con mi hija?», le dijo. También trató de convencer a un niño de 12 años quien, al ser más mayor, también contestó que no. Es evidente que Almeida llevaba días tratando de saciar sus impulsos y no dudaba en intentarlo una y otra vez hasta que finalmente lo logró la tarde de ayer con un niño que no era del barrio y no lo conocía. Porque para los niños de Villa Patro sí era conocido y comentaban a menudo lo «raro» que era.

El “raro” del sonotone

Con su sonotone, siempre sentado en un banco cerca de donde ellos jugaban o se quedaba mirando por la ventana. De hecho, los chavales sabían donde vivía y hasta le habían hecho alguna foto con los móviles. Pero la cosa no quedó solo entre ellos ya que los menores lo habían comentado a sus padres y varios de ellos, a su vez, a las autoridades. Pero nada de esto ha servido para evitar la muerte de Álex, de solo 9 años, para quien el sistema, nuevamente, ha fallado de forma ya irreversible.

La conmoción y el enfado de los padres del pueblo riojano era ayer mayúsculo ya que muchos no sabían que aquel señor tan peculiar se había instalado en la localidad en la primavera del año pasado, cuando salió de la cárcel. Los antecedentes de Javier Almeida son serios. Había sido condenado por una agresión sexual en 1993 y cinco años después, en agosto del 98, cometió el llamado «crimen de la inmobiliaria», por el que fue condenado a 30 años de prisión y salió en libertad condicional el año pasado.

A aquella mujer también la agredió sexualmente y el juez le impuso entonces las penas más altas por la «especial crueldad» de su actuación, según recogía la Prensa de la época.

Una cita concertada

Tal y como describe la sentencia del caso, Almeida había acudido a la sede de la inmobiliaria San Martín de Logroño, con el pretexto de visitar algún piso en venta. Allí conoció a la víctima y el 17 de agosto del 1998 concertó la visita de un piso. Ambos se encontraron a las 20:30 horas en el domicilio en cuestión y allí Almeida aprovechó para empujar a la víctima, que cayó en la cama. Entonces, le dio diversos pinchazos causándole un total de 17 heridas, todas superficiales a excepción de una de ellas que le seccionó las glándulas tiroideas y la tráquea. Después, dio la vuelta a la víctima, propinándole dos nuevos cortes. Lejos de quedar satisfecho, le clavó el arma blanca sobre el corazón, lo que le produjo la muerte inmediata.