Medio ambiente

La producción de electricidad «verde» en Europa es insuficiente

El 49,7% considera que la situación actual es de emergencia climática por el peligro que supone

“Eco-coach”: los «personal trainers» para reducir tu huella de carbono
“Eco-coach”: los «personal trainers» para reducir tu huella de carbonoAntonio Cruz

Desde Austria, Suiza e incluso Alemania nos llegan noticias de preparativos para un apagón a gran escala, que no se pone en duda que acabará produciéndose, y se asegura que será en algún momento del próximo lustro.

Se trata de tres países adelantados al resto de Europa en ir sustituyendo energías tradicionales por otras alternativas, llamadas verdes, sostenibles o renovables.

Austria diseñó en los años setenta del pasado siglo un ambicioso plan de nuclearización para cubrir más de la mitad de sus necesidades de energía eléctrica, se proyectaron seis plantas atómicas, de las que finalmente solo se contribuyó una y no llegó a entrar en servicio por el referéndum de 1978 en el que se acordó prohibir la energía nuclear.

Por su parte, en Suiza sí se adoptó la energía nuclear con cuatro plantas, de la que una ya está desconectada de la red y quedan en funcionamiento otras tres que garantizan el suministro continuo y estable del 40% de la energía eléctrica demandada en el país helvético. El resto se complementa prácticamente con energía hidroeléctrica. Pero el referéndum de 2016 obliga a cerrar las tres centrales nucleares existentes en cinco años. Obviamente no hay tiempo suficiente para buscar energías renovables para sustituir al 40% de energía de origen nuclear. Por lo que ya podemos asegurar el apagón en el plazo de cinco años. Salvo que el Gobierno se replantee volver a la energía nuclear.

Hasta 2010 en Alemania la energía nuclear no se cuestionaba, el gobierno de coalición, acordó la prórroga de la vida de las 17 plantas nucleares alemanas, al mismo tiempo que reduciría el carbón y ampliaría el uso de energía procedente del viento y del Sol. Pero en 2011, con el incidente de Fukushima, hubo un giro y se acordó la desnuclearización. Los siguientes gobiernos alemanes siguieron con el cierre de centrales nucleares y reducción del carbón, hasta el punto que en 2020 solo quedaban 6 plantas atómicas en Alemania y por ley el próximo año 2022 deben cesar en la producción de energía. Alemania se impuso poco más de una década para la transición energética, y que no cumplirá. La capacidad de generación eléctrica eólica y solar no cubren el hueco que dejarán el próximo año las nucleares y el carbón. Por lo que Alemania se dirige a un apagón muy en breve, lo que adelantará el apagón en Austria y Suiza, que importan energía eléctrica alemana de origen nuclear.

La red eléctrica europea interconecta a prácticamente todo el continente, quedando fuera la península Ibérica que es prácticamente una isla, con la salvedad de la importación de un 10% de energía eléctrica francesa de origen nuclear. Un fallo en Alemania tendría un efecto dominó que afectaría a casi todos los países de Europa.

Políticos irresponsables han llevado a Europa a una situación de debilidad energética y al mismo tiempo han incrementado la dependencia del gas «natural» ruso y árabe. Mientras que el Gobierno Chino se ha permitido ausentarse de la Cumbre del Clima. Una transición energética tan acelerada y con el estigma ideológico a lo nuclear, hará que a Europa llegue el invierno energético con terribles consecuencias sociales, económicas y políticas. Europa regresa a la edad de piedra.

En España, el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), realizó un estudio sobre el cambio climático en enero de 2020, y se constató que el 65,6% de los españoles creía que se puede reducir el impacto del cambio climático.

Incluso un 49,7% de los encuenstados consideraba que la situación es de emergencia climática por el peligro que supone.

En aquel momento era reciente la celebración en Madrid de la 25 conferencia de la ONU sobre el cambio climático. Los medios más potentes, televisión y redes sociales se hicieron eco y amplificaron los mensajes de alarma climática. Hay que tener presente que el 84,5% se informó por la TV o por las redes sociales. Por lo que estos medios contribuyeron decisivamente a la formación de la opinión pública. Tan solo el 1,3% recurrió a otras fuentes de información no de masas, como informes o estudios científicos.

No obstante la influencia de los medios hace que el 82,7% de los ciudadanos considere que hay que renunciar a algo en el presente para vivir mejor en el futuro. Lo que significa que la opinión pública ya está preparada para asumir sacrificios para superar esta fase de crisis climática.