Amor
8 problemas de tener una relación a distancia
Aunque la distancia hace que las cosas más simples sean las más dulces, este tipo de relaciones son difíciles de manejar. Para conseguir una relación sana y duradera, debemos conocer cuáles son los obstáculos más comunes a los que nos enfrentaremos
Gracias a los avances tecnológicos a través de la mensajería instantánea y las videollamadas, parece que mantener una relación a distancia es más fácil que nunca. Las llamadas de larga distancia ya no son un lujo y los días en que necesitaban ser racionadas han quedado atrás. La mensajería instantánea nos mantiene conectados incluso cuando estamos de compras, trabajando, jugando o incluso viendo una serie o película. La tecnología, sin embargo, no puede compensar todo en una relación a distancia, como le dirá cualquier persona que tenga una. Muchas cosas no son posibles debido a la distancia adicional y nadie puede prometer que será fácil. Las cosas pueden complicarse y, en ocasiones, es posible que sintamos soledad y tristeza. No obstante, la distancia también hace que las cosas más simples sean las más dulces. Poder tomar la mano de la otra persona, comer juntos en la misma mesa, sentir el tacto de la otra persona, caminar juntos… estos pequeños detalles suelen significar mucho más en una relación a distancia. Sin embargo, seamos realistas, las relaciones a larga distancia son difíciles de manejar. Y hay algunos problemas particulares que no afectan a las relaciones que conviven en la misma ciudad. Para conseguir una relación sana y duradera, debemos conocer cuáles son los problemas más comunes en este tipo de relaciones, estos son algunos de ellos.
Sentir que no tienes nada de qué hablar
¿Alguna vez has tenido problemas para encontrar cosas de las que hablar con tu pareja o te has sentido angustiado por el anhelo de estar con tu pareja, pero también sientes que tienes las mismas viejas conversaciones una y otra vez cuando habláis por teléfono? Este es uno de los problemas más comunes en las relaciones a larga distancia. Este tipo de “períodos secos” son normales, pero eso no los hace menos deprimentes y frustrantes.
Hablar en exceso
En una nueva relación a larga distancia, pasar horas y horas todos los días al teléfono genera una intensidad que puede hacer que avance demasiado rápido, además de establecer patrones de comunicación intensos que pueden ser difíciles de cambiar más adelante. No deberíamos pasar mucho tiempo hablando, ya que podría resentir otras áreas importantes de nuestra vida y esa falta de equilibrio solo puede ocasionar daño a largo plazo.
Crecer por separado
Si su pareja se aleja y algunos aspectos de la relación se detienen o se ralentizan, el resto de la vida continúa. Uno no deja de aprender, crecer y cambiar solo porque la persona que ama no está ahí todos los días. Ambos estáis acumulando experiencias y muchas de ellas os cambiarán. El problema es que cuando nos encontramos en una relación a larga distancia puede ser más difícil identificar la forma en que su pareja está cambiando. No importa cuánto se amen, existe una posibilidad real de que estos cambios, durante su tiempo separados, hagan que se alejen el uno del otro.
Falta de intimidad
La falta de cercanía física que conlleva una relación a larga distancia afecta a las parejas más de lo que creen. La intimidad es una parte fundamental en una relación romántica. Las parejas entran en una relación para estar cerca de alguien, tener a alguien a quien abrazar, besar, tocar..., ya que una relación romántica sin intimidad física es una amistad.
Grandes diferencias horarias
Las diferencias de zona horaria dificultan aún más la conexión y la comunicación, siendo necesaria una dosis extra de empatía e imaginación para tener en cuenta que su pareja está experimentando una parte completamente diferente del día o de la noche. La paciencia es una virtud muy necesaria para calmar esas ganas de una larga charla romántica por la noche, mientras su pareja está ocupada desayunando y vistiéndose para ir al trabajo.
Inseguridad
Todos nos sentimos inseguros de nosotros mismos y de nuestras relaciones en algún momento. Es normal tener momentos en los que nos sentimos amenazados o en los que los miedos y las preocupaciones nos inundan, produciéndonos una gran ansiedad. Cuando tenemos días malos, buscamos a las personas que amamos para que nos animen y nos tranquilicen, es algo totalmente normal. Sin embargo, la inseguridad crónica es un problema mucho mayor que, con el tiempo, afectará a la relación. Sentirse crónicamente inseguro significa que no puede relajarse y relacionarse con su pareja de una manera íntima y auténtica. Y las acciones que a menudo surgen de la inseguridad (pedir constantemente consuelo, a menudo sentir celos, hacer acusaciones o demandas, controlar a las personas) erosionan la confianza.
Celos
Sentirse celoso de vez en cuando no es algo inusual en una relación, sobre todo cuando existe una gran distancia entre las dos personas. Incluso despertar una nueva atracción y un nuevo aprecio en su pareja. Sin embargo, mientras que una sola vela puede iluminar una habitación, un incendio puede reducirla a cenizas. Los celos descontrolados pueden conducir a una combinación destructiva de sospecha, posesividad, inseguridad, ira y vergüenza.
Planificación
La necesidad de tener que planear con mucha antelación los encuentros es una fuente de estrés. En muchos casos es una ligera molestia, aunque en ocasiones puede generar auténticas crisis de estrés compaginar los estudios y el trabajo con estas escapadas.
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