Opinión
Políticamente correcto
El nuevo virus de esta sociedad encerrada por el covid durante tantos meses y torturada ahora por la guerra de Ucrania, es una nueva cepa de otro ya conocido: el de lo políticamente correcto. Un virus que ataca de un modo perverso, porque obliga a sus afectados a la autocensura permanente. Algunos dicen que emerge del «nuevo feminismo»; pero feminismo solo hay uno. Otra cosa es que lo quieran trocear para sacarle rédito político y lo confundan con algo distinto. El feminismo no es políticamente correcto. Es comprensivo y batallador. Tanto como para dar cabida a todas las mujeres con sus opiniones diversas, sin juzgarlas… Otros dicen que proviene de la progresía; pero los auténticos progres tienen una capacidad de empatizar con las nuevas corrientes y comprender la evolución de la cultura. Asunto distinto es que la progresía de manual, la que también se utiliza desde la política y se convierte en bandera de los defensores de cualquier gilipollez, sea digna de defensa o todo lo contrario. El virus de lo políticamente correcto nace de la doble moral, de la falta de criterio y de la pretensión de manipulación. Como el covid, no sabemos si este virus absurdo lo distribuyó un murciélago o un pangolín, pero sí que causa aún más miseria, ruina, enfermedad y muerte. Impide hablar con naturalidad de hombres, de mujeres, de animales, de la guerra, de la paz… Tampoco deja desarrollar argumentos, aunque sea con destreza y fundamento, bajo la amenaza de que el batallón de lo políticamente correcto, que pulula por las redes, dispare a quien sugiera algo distinto a lo «único aceptable». Decía Dostoyevski: «La tolerancia llegará a tal nivel, que las personas inteligentes tendrán prohibido pensar para no ofender a los imbéciles».
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