Salud mental

Hospitales de día y “miniresidencias” como alternativas a los ingresos psiquiátricos

La nueva Estrategia de Salud Mental considera que las hospitalizaciones deben reducirse “a lo estrictamente necesario”

Salud mental
Gráfico que muestra el porcentaje de población española en riesgo de mala salud mental, por edades y géneroMiguel Roselló

El Plan de Acción de la Estrategia de Salud Mental del Sistema Nacional de Salud que el Ministerio de Sanidad presenta hoy en el pleno del Consejo Interterritorial (CI) muestra preferencia por medidas «intermedias», frente a la hospitalización estándar en plantas de Psiquiatría.

Hospitales de Dia y «miniresidencias» son los dispositivos de hospitalización parcial que se priorizan en la atención a personas con episodios agudos, además de la atención a domicilio y la atención en crisis. En concreto, el texto de la Estrategia –que fue aprobada el pasado 2 de diciembre en el CI con el voto favorable de todas las comunidades autónomas– argumenta así la necesidad de encontrar fórmulas intermedias para evitar el ingreso. «La hospitalización psiquiátrica debe ser considerada como un momento terapéutico más, no un fin en sí misma (…) Es importante reducir a lo estrictamente necesario el tiempo de hospitalización psiquiátrica para mantener al paciente en su contexto con los referentes del centro de salud mental comunitario, atención primaria y servicios sociales, contribuir a avanzar en hospitalización a domicilio, hospital de día, consultas telemáticas, educación para la salud de pacientes y familiares en el marco del ingreso, como fórmulas alternativas al modelo hospitalocentrista».

Evitar los ingresos involuntarios

Según determina el texto, lo que se persigue es disminuir el sufrimiento e incrementar la calidad de vida de los pacientes con problemas de salud mental graves e inestables. Por otro lado, se hace referencia a los ingresos involuntarios– aquellos que se hacen sin el consentimiento del paciente, cuando el equipo de salud determina que hay una situación de riesgo cierto y cercano para él o para terceros– que, conllevan, en ocasiones, sujeciones mecánicas, «un tema muy discutido desde la perspectiva ética y de respeto hacia el paciente», señala literalmente la Estrategia. «Estar ingresado no debe suponer estar desconectado o tener inactividad– prosigue–. Es importante realizar actividades que posibiliten la conexión con la persona ingresada. Las actividades grupales se pueden ir introduciendo poco a poco y las individualizadas son muy pertinentes. Las visitas de la familia y las posibles salidas se deben programar de forma progresiva».

El Hospital de Dia en salud mental es un recurso que está indicado especialmente para aquellos problemas psiquiátricos pertenecientes a los grupos que cursan con mayor inestabilidad, como los cuadros psicóticos (sobre todo en adolescentes y adultos jóvenes), trastornos del humor, trastornos de la personalidad, trastornos de la conducta alimentaria (TAC) y, en menor medida, algunos trastornos del comportamiento (excepto el trastorno disocial)

El otro dispositivo intermedio que cita la Estrategia son las denominadas «miniresidencias» que presenta, junto a los pisos supervisados y las comunidades terapéuticas, como «métodos de reinserción familiar dirigidas a los pacientes con dificultades de convivencia o sin familia que pueda hacerse cargo, que precisan supervisión de los y las profesionales de salud mental, que incorporan a la estancia la actividad laboral como forma de rehabilitación social y la hospitalización domiciliaria o las unidades de crisis»

Sin embargo, este tipo de soluciones excluyen a las personas con trastornos mentales orgánicos– aquellos que son secundarios a una enfermedad cerebral estructural demostrable, como tumores, traumatismos o degeneración– trastornos mentales y del comportamiento debidos a determinadas conductas adictivas y discapacidad mental de moderada a grave.

Pese a que la ministra de Sanidad, Carolina Darias, destacaba en el anuncio de su aprobación, el pasado diciembre, que se trataba de una «completa hoja de ruta» para cuya elaboración «se ha contado con un comité multidisciplinar que ha permitido incorporar las miradas desde la Psiquiatría, la Psicología Clínica, la Enfermería, el Trabajo Social, los pacientes y sus familias», diversas sociedades científicas de referencia, como la Sociedad Española de Psiquiatría y Salud Mental (Sepsm), consideran que se trata de una estrategia “menos concreta y ambiciosa de lo esperado”, aunque reconocen que «no contiene errores y globalmente compartimos su visión biopsicosocial».

Celso Arango, presidente de la Sociedad Española de Psiquiatría, declaraba también el pasado diciembre que el documento sigue «alejado de los estándares internacionales de lo que debe ser una estrategia basada en el conocimiento actual. Sigue plagada de eufemismos y de vaguedades y de muchos aspectos que son obviedades. Pero también es cierto que ha ido mejorando en las últimas versiones».

Reparto de fondos

Para el desarrollo del Plan de Acción de Salud Mental, el Gobierno destinará un presupuesto de 30 millones de euros durante este año –100 hasta 2026, tal y como prometió el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez–, 24 de los cuales (el 80%) serán gestionados por las comunidades autónomas. El Ministerio de Sanidad contará con 6 millones (20%).

El reparto de los fondos se llevará a cabo mayoritariamente en base a criterios de población. De esta forma, las comunidades que recibirán una mayor dotación serán Andalucía (4,41 millones), Cataluña (4,05), Comunidad de Madrid (3,53) y Comunidad Valenciana (2,66).