Entrevista
Shirin Musa: “El verano es muy peligroso para los crímenes de honor y los matrimonios forzosos”
La activista asegura que nunca ha ocurrido nada tan terrible como el asesinato de las dos hermanas de Tarrassa: “Ha habido casos dramáticos, pero ninguno como este”
Cuando Shirin Musa nació en Quetta (Pakistán), su tío paterno lo celebró como una boda. Dio por hecho que se casaría con su primogénito, que por entonces tenía tres años. A los seis meses, la pequeña Shirin se trasladó con su madre a Países Bajos, pero en cada viaje a su país de origen la familia le recordaba el destino que le esperaba. Finalmente, se libró de aquel matrimonio gracias a una compensación económica, pero no olvida el miedo y la vergüenza que le hicieron sombra toda su infancia.
A los 24 años, conoció a un paquistaní en Holanda con el que se casaría en menos de un mes “por la enorme presión social y religiosa”. Aquello fue un desastre y cuando su marido la abandonó y ella se quiso divorciar, él se negó a firmar la separación religiosa. Eso significaba que Shirin siempre sería una mujer casada a ojos de la comunidad, lo que iba a impedir que rehiciera su vida.
Empezó una batalla legal para implicar al poder civil en la resolución de su unión islámica apelando a sus derechos fundamentales. Un precedente en la jurisprudencia holandesa con una mujer judía le abrió una puerta y un juez terminó aceptando el “cautiverio marital” como un acto ilícito. Multó al todavía marido con entre 150 y 10.000 euros por cada día que no accediera al divorcio religioso. Tardó un segundo en firmar los papeles.
Este fue el comienzo de “Femmes for Freedom”, la fundación de Shirin que lucha por alertar a los países europeos de lo que está ocurriendo, muchas veces dentro de sus fronteras. Durante la entrevista mantenida en Madrid, le pone tanta pasión a su denuncia que termina llorando: “No nos dejéis morir y sufrir, queremos tener una vida como la vuestra”.
-¿Qué pensó cuando escuchó la noticia de Terrassa?
-Es la primera vez que dos hermanas son obligadas a casarse a la vez y que son asesinadas también juntas. Ha habido casos dramáticos en Europa recogidos en los medios de comunicación, pero nada parecido. Querían divorciarse y lo pagaron con su vida.
Ahora hay un documental sobre Banaz Mahmod, una joven de origen kurdo-iraquí y nacionalidad británica. La mató su propia familia en Reino Unido después de que dejara a su marido, con el que había sido forzada a contraer matrimonio. Los que la mataron volvieron a Irak y, finalmente, fueron extraditados y juzgados en suelo británico. Fue a la Policía muchas veces y no le hicieron caso.
Asimismo, recuerdo el caso de otra mujer asesinada en Pakistán. Se divorció de su marido de manera legal porque tenía reconocido ese derecho en el contrato nupcial. Dio igual. Cuando se casó con el hombre al que amaba, su madre le pidió que fuera a verla a Pakistán porque se estaba muriendo. Al llegar, su padre avisó al ex marido para que fuera y la violara antes de matarla. Y también era ciudadana británica. Hay muchos casos de este tipo. A veces las encierran en la casa. Todo son feminicidios para evitar que las mujeres puedan vivir la vida que elijan.
-¿Cuáles son las cifras?
-No existen. Está registrado el número de mujeres que llaman para pedir ayuda, que son las menos. Hay que tener muy en cuenta que se trata de crímenes cometidos por sus seres queridos, los que más las quieren y que creen que están haciendo lo mejor para el bien de sus hijas. Seguramente no saben hacerlo de otra forma. Además, siempre hay un factor económico. Los matrimonios forzados en el extranjero implican que la familia política acabará viviendo en Europa con el matrimonio en busca de una vida mejor.
-Y si hay divorcio, se acabó el sueño europeo.
-Exacto. Es lo que ocurrió con las chicas de Tarrassa, Uruj y Anisa Abbas, que no querían seguir casadas con sus primos ni traérselos a Barcelona. Esta es la dinámica. Desgraciadamente, pasa mucho. En Reino Unido, Países Bajos y Noruega cuentan con planes de acción para combatir esta lacra. En el primer país incluso hay unidades específicas contra los matrimonios forzosos.
-¿Por qué considera el verano una época peligrosa para las niñas?
-Es el momento en el que viajan a los países de origen para pasar las vacaciones. Muchas son obligadas a casarse en el periodo estival o son abandonadas allí sin documentación para que no puedan volver. O las encierran. Ocurre también a los niños, la familia cree que están demasiado “occidentalizados”, que se están alejando de la tradición y deben salvarlos. También es el momento de la mutilación genital o los crímenes llamado “de honor”. Definitivamente, es una estación violenta. Hay campañas específicas en países europeos para que las niñas sepan lo que tienen que hacer y a quién contactar si se ven en esa situación.
-¿Esto ocurre sobre todo en Pakistán?
-Podemos decir que hay un “top five” de países entre los que están Pakistán, Afganistán, Marruecos, Irak y Somalia.
-¿No lo considera un asunto eminentemente islámico?
-Claro que el “cautiverio marital” lo relaciono directamente con la comunidad musulmana, pero los matrimonios forzosos se dan también entre los coptos, eritreos (que son cristianos y musulmanes), sudaneses... La tutela masculina es, asimismo, un asunto crucial y se da en muchos países musulmanes. Los padres y los maridos son los que deciden. Las consecuencias para las mujeres son mucho peores en la cultura islámica que en la judía o la hindú, que también sufren esta lacra.
-El caso es que siempre pierden las mismas.
-Correcto. Es violencia contra las mujeres, discriminación de género. La peor parte se la llevan las mujeres olvidadas de Europa. Son refugiadas y migrantes, pero también son europeas. Y en la mayoría de países comunitarios no hay nada pensado para ayudarlas. Es muy fuerte que mujeres como yo en Países Bajos tengamos una esperanza cinco años menor que el resto de nativas. Hay que informar a los padres de que si hacen algo a sus hijas habrá consecuencias graves, que aquí tenemos estas reglas y tienen que cumplirlas o van a la cárcel. Es alucinante que las autoridades europeas sigan hablando con los líderes patriarcales de estas comunidades, mulás, sheikhs... No hay ninguna mujer sentada en la mesa.
-Creo que en España, por ejemplo, se extrema el celo para no ofender a nadie. Es un error garrafal.
-El precio que pagan las mujeres por esta “cultura woke” es enorme. Esto es un tema de vida o muerte, no pueden mirar para otro lado porque tengan miedo de ser tachados de racistas. Lo inclusivo es cuidar de estas mujeres olvidadas. ¿Islamofobia? ¿Qué islamofobia? Europa es el mayor continente islámico del planeta, por favor. Aquí se pueden abrir mezquitas, tiendas halal, ¡hasta canales de televisión subvencionados! En Holanda podemos llevar velo, no burqa, claro, pero es que también está prohibido en muchos países musulmanes.
-¿Cree que se pueden evitar dramas como el de Terrassa?
-Es fácil decirlo, pero si tu madre te llama para decirte que está enferma y que vayas a verla, pues vas. Quizá si hubieran sabido cómo pedir ayuda...
-¿Siente que las feministas europeas las han olvidado?
-Creo que están más ocupadas en romper el techo de cristal, lograr el mismo salario, alcanzar puestos de dirección... Esto me parece bien, pero espero que estas mujeres del establishment se acuerden de las que tienen otro estatus.
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