Cuestiones candentes

La Iglesia española propone abrir un diálogo sobre el celibato opcional, la ordenación de curas casados y mujeres

Asamblea final de la fase diocesana del Sínodo

El presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Juan José Omella, presenta este sábado en Madrid la síntesis de las propuestas recibidas en la fase diocesana del Sínodo en la que han participado 215.000 personas -laicos y religiosos- con aportaciones que plantean, entre otras medidas, abrir el debate sobre el celibato opcional o el sacerdocio femenino.
El presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Juan José Omella, presenta este sábado en Madrid la síntesis de las propuestas recibidas en la fase diocesana del Sínodo en la que han participado 215.000 personas -laicos y religiosos- con aportaciones que plantean, entre otras medidas, abrir el debate sobre el celibato opcional o el sacerdocio femenino.VICTOR LERENAAgencia EFE

La Conferencia Episcopal Española (CEE) ha presentado este sábado una síntesis de las propuestas de los católicos españoles para el futuro de la Iglesia, entre las que se contempla abrir un diálogo sobre el celibato opcional, la ordenación de curas casados y el sacerdocio femenino. “Aunque se trata de cuestiones suscitadas solo en algunas diócesis y, en ellas, por un número reducido de grupos o personas, vemos conveniente incorporar a esta síntesis, por su relevancia en el imprescindible diálogo eclesial y con nuestros conciudadanos, la petición que formulan acerca de la necesidad de discernir con mayor profundidad la cuestión relativa al celibato opcional en el caso de los presbíteros y a la ordenación de casados; en menor medida, ha surgido igualmente el tema de la ordenación de las mujeres”, se lee en el documento, consultado por Europa Press, y presentado este sábado en la Fundación Pablo VI, en Madrid, ante más de 600 representantes de la Iglesia.

La Conferencia Episcopal Española (CEE) detecta, en relación con estos temas, “una clara petición” de, como Iglesia, “dialogar sobre ellos con el fin de permitir conocer mejor el Magisterio respecto de los mismos y poder ofrecer una propuesta profética a la sociedad”.

Por otro lado, en el documento también se pone de manifiesto la necesidad de que la Iglesia ofrezca una “acogida más cuidada” a las personas del colectivo LGTBI y a las personas divorciadas y vueltas a casar. “Todas y cada una de ellas”, según precisa, “tienen un sitio en la Iglesia y es preciso ofrecerlo con claridad, sin exclusiones”.

“Se pone de manifiesto la necesidad de que la acogida esté más cuidada en el caso de las personas que necesitan de un mayor acompañamiento en sus circunstancias personales por razón de su situación familiar --se muestra con fuerza la preocupación por las personas divorciadas y vueltas a casar-- o de su orientación sexual. Sentimos que, como Iglesia, lejos de quedarnos en colectivos identitarios que difuminan los rostros, hemos de mirar, acoger y acompañar a cada persona en su situación concreta”, subraya la CEE.

Igualmente, los obispos concluyen que hace falta un mayor discernimiento sobre “los abusos sexuales, de poder y de conciencia en la Iglesia, evidenciando la necesidad de perdón, acompañamiento y reparación”.

Estas son algunas de las propuestas que la CEE ha recogido de las síntesis realizadas, a su vez, por las diócesis españolas, y ahora se enviará a la Secretaría General del Sínodo, de cara a la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, convocada por el Papa Francisco, que se celebrará en octubre de 2023 en el Vaticano.

Durante siete meses, 14.000 grupos sinodales que han implicado a más de 215.000 personas, en su mayor parte laicos, también consagrados, religiosos, sacerdotes y obispos han realizado sus propuestas y aportaciones.

Se han involucrado las 70 diócesis españolas, con 13.500 grupos parroquiales, congregaciones religiosas, 11 CONFER regionales, 215 monasterios de clausura, 20 Cáritas diocesanas, 37 movimientos y asociaciones laicales, y 21 institutos seculares. También se ha escuchado a personas ajenas a la Iglesia como miembros de partidos políticos y de iniciativas culturales y sociales.

Durante la Asamblea final de la fase diocesana del Sínodo, celebrada este sábado, el presidente de la CEE y cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, ha destacado que la sinodalidad forma parte del “ADN” de la Iglesia y ha comparado el proceso de discernimiento que han comenzado con un “navegador” GPS que “a veces dice recalculando, que te has equivocado”.

Otro tema que ha tenido “fuerte resonancia”, según se observa en el documento final, ha sido la referencia al papel de la mujer en la Iglesia “como inquietud, necesidad y oportunidad”. “Se aprecia su importancia en la construcción y mantenimiento de nuestras comunidades y se ve imprescindible su presencia en los órganos de responsabilidad y decisión de la Iglesia”, subraya la CEE.

También se hace “patente” la “preocupación por la escasa presencia y participación de los jóvenes” en la Iglesia; se propone la familia como “ámbito prioritario de evangelización”; se propone institucionalizar y potenciar los ministerios laicales, y reforzar el diálogo con el resto de confesiones.

Al mismo tiempo, se propone potenciar una presencia cualificada de la Iglesia en el mundo rural, fomentar la pastoral con los mayores, prestar atención a la religiosidad popular “como cauce de evangelización en un mundo secularizado”, e incrementar la atención a presos, enfermos o inmigrantes.

El documento también destaca la necesidad de una “conversión personal, comunitaria y pastoral” de la Iglesia; y de adoptar una actitud de “apertura y escucha”. La palabra escucha ha sido una de las más subrayadas por los grupos sinodales. “Los cristianos no podemos vivir como si fuéramos una realidad social ajena a este mundo”, ahondan.

Igualmente, se insiste en la formación, sobre la que reconocen “graves carencias”, particularmente en los fieles laicos, pero “también en los sacerdotes”. Por ello, de cara a la formación de los seminaristas, se pide profundizar en “la sinodalidad y en la corresponsabilidad” y “de la autoridad entendida no como poder, sino como servicio”.

“Nos duele particularmente la falta de entusiasmo de una parte muy relevante de los sacerdotes de las distintas comunidades locales y nuestra falta de eficacia como comunidad a la hora de acompañarlos en la vivencia de su vocación. Una concreción de ello es lo que podemos llamar clericalismo bilateral, es decir, un exceso de protagonismo de los sacerdotes y un defecto en la responsabilidad de los laicos”, subraya la CEE.

En este sentido, una de las principales críticas que aparece en las aportaciones de los grupos sinodales es el “autoritarismo” en la Iglesia, es decir, la autoridad entendida como poder y no como servicio, con sus consecuencias como el “clericalismo”.

Respecto a los laicos, consideran imprescindible potenciar sus funciones dentro de la Iglesia así como presencia en el entramado social: asociaciones de vecinos, sindicatos, partidos políticos, economía, ciencia, política, trabajo y medios de comunicación, entre otros.

Asimismo, la Iglesia española propone reflexionar sobre la “adaptación de los lenguajes, de los ornamentos y de parte de los ritos que están más alejados del momento presente” y “repensar el papel de la homilía”. En concreto, sugieren mejorar su “comprensión” y hacerla “más participativa y comunitaria”.

“La liturgia, a pesar de su importancia como instrumento privilegiado de santificación, de conversión y de evangelización, así como de edificación de la comunidad, se vive de una forma fría, pasiva, ritualista, monótona, distante. Ello es así en gran medida por las carencias formativas sobre sus contenidos”, reconoce la CEE en la síntesis.

El documento advierte también de “una clara fractura entre Iglesia y sociedad” porque reconocen que “es vista como una institución reaccionaria y poco propositiva, alejada del mundo de hoy”, algo que achacan en parte a que la propia Iglesia “no sabe comunicar bien” todo lo que es.

“Esta imagen de la Iglesia nos duele --porque la amamos-- y, en cierto sentido, la sensación de que no llegamos a la sociedad y de que los prejuicios contra la Iglesia son insalvables nos conduce a un profundo desánimo”, admiten.

Entre otras soluciones para “romper prejuicios y clichés” contra la Iglesia, la CEE plantea construir comunidades “acogedoras, cercanas e inclusivas” especialmente con las personas excluidas; y buscar una mayor presencia en los medios de comunicación generalistas y espacios virtuales.